martes, 20 de septiembre de 2011

TRABAJADORES TEMPORALES sufren en todos lados

MÉXICO, D.F.— El reclutador que fue a Fresnillo, Zacatecas, le ofreció a Leonardo Cortéz 8.50 dólares el pago por hora de trabajo temporal en las ferias de Estados Unidos como ensamblador y desmontador de juegos mecánicos, pero al llegar a Virginia, sólo le dieron 240 dólares por semana en la empresa J&J Amusements.
Fue la gota que derramó el vaso porque Cortéz, de 46 años y padre de cuatro hijos, arrastraba ya una serie de agresiones laborales durante 17 días que "aguantó" antes de volver a México.
El patrón le retuvo el pasaporte y él no podía ni siquiera salir a comprar agua por temor a ser deportado; tampoco fue capacitado para manipular mortales fierros sobre su cabeza sin casco o sus pies sin botas (trabajaban incluso en sandalias) y en los dormitorios desfallecía de calor sin aire acondicionado.
Algunos fines de semana trabajábamos desde las 4:00 de la tarde hasta las 2:00 de la mañana y nunca nos pagaron horas extra".
Regresó más pobre, endeudado y engañado: el lado oscuro de las visas temporales, un programa federal que permite a trabajadores extranjeros no inmigrantes laborar provisionalmente en empleos de baja calificación en Estados Unidos.
Cortéz ahora es parte de un grupo de trabajadores temporales migrantes mexicanos abusados por empresas norteamericanas y 15 de las organizaciones binacionales en defensa de los derechos laborales que anunciaron ayer una queja administrativa contra el gobierno de Estados Unidos.
La queja, que busca generar presión a nivel diplomático, se suma a por lo menos 10 demandas judiciales colectivas contra compañías de ese país en diversas cortes de la Unión Americana por la violación "sistemática" de los derechos de trabajadores de oficios que ingresaron a la Unión Americana con visas temporales H2B no agrícolas.
En 2010, EEUU autorizó y emitió 47,403 visas H2B, de las cuales, 70% fueron cubiertas por mexicanos.
"El gobierno de EEUU no está cumpliendo con su trabajo, su responsabilidad de corregir las violaciones contra estos trabajadores", dijo Sislas Shawver, abogado del Centro de los Derechos Migrante, uno de los grupos asesores que presentaron la queja ante la Oficina Administrativa Nacional de México.
Entre las organizaciones que avalan la queja sustentada bajo el Acuerdo de Cooperación Laboral de América del Norte del Tratado de Libre Comercio (ACLAN) se encuentran también Interfaith Worker Justice, North Carolina Justice Center, Sothern Poverty Law Center, Sin Fronteras, La Federación Americana de Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFLCIO) y el Worker Center of Central New York.
Sus peticiones se centran en "presionar" al Departamento del Trabajo estadounidense para que capacitar a inspectores que vigilen a las empresas a cumplir la ley, monitorear los lugares de empleo, implementar medidas para enfrentar violaciones en los trabajos y capacitar a los patrones para evitar los abusos.
"Nosotros hemos reportado el problema y no ha sido atendido", detalló Shawver.
Las organizaciones elaboraron una lista de las "violaciones sistemáticas" al ACLAN por parte de los empleadores contra temporales mexicanos.
Las más comunes son el incumplimiento de pago de sueldo mínimo; la falta de reembolso de gastos tales como transportación, pago a reclutadores, visas, comida y hospedaje que realiza el trabajador para llegar hasta el lugar del empleo; la retención de parte del sueldo y venta de uniformes y herramienta para el trabajo.
Incluso absurdos como las medidas impuestas a empleados de las ferias a quienes los patrones les cobran multas por uso del baño durante horas fuera de descanso autorizado o por quejarse.
"EEUU ha fallado, y continúa fallando, en hacer cumplir eficazmente sus leyes de sueldo mínimo para trabajadores H2B, permitiendo que compañías regularmente paguen menos y nieguen a sus empleados los reembolsos que por ley les corresponden", señala la queja.
Con todo, los trabajadores muchas veces no pueden defenderse con recursos administrativos y judiciales porque si son despedidos el tipo de visa los obliga a volver a sus países de origen. "Muchos abogados no los quieren defender porque ya no están en EEUU".
En otros casos, los trabajadores tienen miedo de venganza o represalias si se quejan de las condiciones de su empleo con las autoridades:
José Luis Miranda, oriundo de Naucalpan, Estado de México, pidió prestado alrededor de 1,200 dólares para solventar los gastos para llegar a trabajar a Detroit como jardinero de la empresa Breick Man.
"Nunca me reembolsaron el dinero y me hacían pagar por todo: 50 dólares semanales por transportación, 200 por semana por un departamento, al final era muy poco lo que ganaba: sólo cubrí la deuda y otros gastos y me regresé", dijo.
"El problema es que la necesidad es dolorosa y con todos los abusos uno puede volver a caer en lo mismo".
Tomado de La Opinión de California
Nota: en Argentina también pasa con los trabajadores recolectores de fruto y otros oficios temporales

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