sábado, 28 de abril de 2012

- DE DONDE VIENEN LOS TRONCOS ? de lugares prohibidos


MARAVILLOSOS VARILLALES***

*Escribe: José Álvarez Alonso (*)*
*En estos días en que todo el mundo habla de caibros, vigas y horcones,
con tanto puente y tabladillo para enfrentar las inundaciones, quizás pocos
saben de dónde vienen y cómo son extraídos estos rectilíneos palos. La
mayoría vienen del Nanay, donde la explotación de madera “redonda” (a
diferencia de la madera de árboles maduros, o madera de “aserrío”) es una
actividad tradicional y representa un importante rubro de ingresos para la
población.****
Los palos redondos son de varias calidades. Los mejores son extraídos de
los famosos “varillales” o bosques sobre arena blanca, que aunque raros en
la Amazonía peruana, ocupan una extensión respetable en la cuenca del Nanay
(concretamente la margen derecha de la cuenca baja, en la R. N.
Allpahuayo-Mishana, y en algunas zonas de la cuenca alta, especialmente en
el Pintuyacu y en el alto Nanay).****
Por razones geológicas las arenas blancas donde crecen los varillales
aparecen como parches discontinuos: en realidad son playas ‘fósiles’
depositadas hace millones de años por un antiguo río. Son llamados
‘varillales’ precisamente porque suelen estar dominados por árboles
juveniles, que tienen apariencia de “varillas”. El récord mundial de tallos
arbóreos por hectárea se encuentra precisamente en un varillal de la
Reserva Nacional Allpahuayo-Mishana (más de 8,000 tallos/ha, si mal no
recuerdo). Esta característica es la que favorece la explotación comercial
para materiales de construcción, algo que no ocurre en otras regiones
amazónicas.****

En estos varillales abunda el famoso “aceite caspi” (blanco y negro), una
de las mejores maderas redondas para armazón de techos rústicos: mientras
se mantenga protegido del agua aguanta décadas sin pudrirse ni ser atacado
por la polilla ni el comején. Otras maderas de “primera” que abundan en
varillales (aunque algunas también crecen en otros suelos pobres) son boa
caspi, balata, lagarto caspi, remocaspi, tortuga caspi y quinilla. Debido a
la creciente demanda, en los mercados de Iquitos cada vez hay menos aceite
caspi y cada vez más “cualquier caspi”, palos de segunda y tercera calidad,
incluyendo palos de purma como yanavara o huamansamana, o de tahuampa, que
no tienen ni la dureza ni mucho menos la resistencia al ataque de los
insectos del aceite caspi.****

Según han demostrado los recientes estudios del Dr. P. Fine las plantas
que viven en los varillales del Nanay, y especialmente el aceite caspi, han
desarrollado un extraordinario mecanismo para defenderse del ataque de los
insectos herbívoros: producen substancias tóxicas como alcaloides, terpenos
y taninos. Estos últimos son los que dan el color oscuro al agua del Nanay,
al ser lavados por las lluvias de las hojas secas y palos podridos. Huelga
decir que en estos ecosistemas hay montón de especies únicas de plantas y
animales, que sólo viven ahí, y entre ellas algunas especies nuevas para la
ciencia, incluyendo la famosa Perlita de Iquitos (*Polioptila clementsi*) y
otras más.****

Me acabo de reencontrar en la comunidad de Diamante Azul, en el alto
Nanay, con un antiguo amigo, don Francisco Guevara. En el 2003 tuve la
oportunidad de observar cómo aprovechaba los palos redondos de un varillal
en la quebrada Paujil, cerca de la comunidad de Alvarenga, la última del
Nanay. Luego de cortarlos los pelaba en el lugar con el machete, y los
dejaba apoyados en otros palos, para que escurriese la savia y se secasen
algo. Pasados unos días comenzaba el transporte hasta el campamento a
través de estrechas trochas practicadas en el varillal.****

En el puerto al borde de la quebrada aprovechaba un despejo para
solearlos, para que boyasen mejor, y de ahí los llevaba en bote al borde
del río, donde armaría la balsa con la que habría de bajarlos hasta
Iquitos. Ver armar una balsa de madera redonda es un espectáculo: primero
construyen, con vigas y soleras sujetas con sogas del monte, un armazón
flotante en cuadrilátero con refuerzos en cruz, para darle firmeza, y luego
comienzan a colocar debajo los caibros, que son amarrados en haces de 20 o
30; algunas balsas llegan a transportar hasta 2 y 3,000 palos. Bajar estas
balsas al garete también es un arte, por más que el cauce del Nanay sea
bastante manso: deben vigilar constantemente y remar con esos enormes remos
amarrados a largos palos para que la corriente no arroje la balsa contra
una palizada, donde podría quedar atajada, y tendrían que desarmarla y
volverla a armar de nuevo.****

En esta visita, uno de los visitantes le preguntó a don Francisco si
hacían reforestación para que no se acabasen los palos en los varillales.
“¿Reforestar? No, las madres semilleras del varillal son las que
reforestan, botan su semilla, y vaya usted a ver sus plantoncitos como
crecen, parece sembrado. Nosotros respetamos los árboles semilleros (las
madres), respetamos a sus hijos pequeños (los plantones) y dejamos
descansar el varillal luego de aprovechar la madera. Sólo sacamos los
árboles bien rectos, los que tienen alguna torcedura o se abren los dejamos
crecer para que den semilla. Vuelves luego de 3 o 4 años y ves de nuevo el
varillal lleno de maderas.”****

Confirmo a los visitantes que el manejo tradicional de los varillales ha
demostrado ser bastante sostenible: muchos de estos bosques han sido
explotados intensamente desde hace más de 50 o 60 años, y siguen
produciendo buena cantidad de madera. La clave está en el respeto a los
árboles semilleros, el respeto a la regeneración natural, y la tala de bajo
impacto.****

Tanto es así que el INRENA hace años aprobó el aprovechamiento comercial
de madera redonda en algunos varillales dentro de la Reserva Nacional
Allpahuayo – Mishana, único caso en el Perú (ya que la Ley de Áreas
Naturales Protegidas prohíbe expresamente el aprovechamiento comercial de
madera). El argumento fue el estado saludable de estos bosques luego de
décadas de manejo intensivo. Sin embargo, la industria forestal de Loreto,
con todos sus asesores y planes de manejo, ha extirpado las poblaciones
comerciales de las especies más valiosas, especialmente cedro y caoba.
Deberían aprender de las comunidades a manejar el bosque.****

*(*) Biólogo, investigador del IIAP*

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