miércoles, 2 de abril de 2014

EL CLIMA QUE VIENE - 2014


EL CLIMA QUE VIENE Tras un ciclo neutro, las condiciones del Océano Pacífico hacen prever un Niño   “Hay grandes probabilidades de que tengamos un Niño. Pero todavía no se conoce su intensidad, eso se resolverá recién a fines de junio”, dijo a Valor Carne Stella Carballo, investigadora del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar.
débil a moderado que favorecerá con lluvias a la mayor parte de las zonas ganaderas argentinas. Qué se espera para los otros países productores de carne de la región y del mundo, según la especialista Stella Carballo.
 Los ciclos húmedos, secos o neutros que ocurren en el Sudeste Sudamericano se definen por los fenómenos que se desarrollan en el Océano Pacífico a partir de mediados de un año y persisten hasta la mitad del siguiente. En particular, el Niño se produce por temperaturas superiores a lo normal en las aguas de la zona central ecuatoriana de ese océano. Como consecuencia, hay amplias regiones agropecuarias del continente favorecidas con una mayor frecuencia de precipitaciones que derivan en registros por encima del promedio histórico.
 “Hoy estamos transitando una fase neutra, eso significa que en los últimos meses la temperatura del océano ha oscilado en valores muy próximos a lo normal, pero no llegó a elevarse en uno o dos grados, como ocurre cuando se instala el Niño. De cualquier modo, los lapsos en que el océano presentó valores ligeramente positivos favorecieron el ingreso de frentes a nuestro territorio, con lo que aumentó la probabilidad de lluvias. De hecho, octubre, noviembre y febrero últimos fueron muy llovedores”, explicó Carballo.  Otra característica de los ciclos neutros es que hay períodos en que no se registran precipitaciones. “Enero, por ejemplo, fue muy seco, porque hay meses en que el océano se enfría. En cambio, durante un Niño, las temperaturas se mantienen en forma sostenida por encima de lo normal, por lo que hay más seguridad de que llueva, sobre todo en el verano, con los beneficios que esto significa”, agregó.
 Los modelos climáticos internacionales, que permiten predecir lo que va a ocurrir en los meses venideros, son dinámicos, ya que se basan en el cambiante comportamiento del océano y la atmósfera. “Para los próximos meses, de acuerdo a lo que se ve en este momento, se prevé un otoño llovedor. Luego, según la evolución esperada de las temperaturas del Pacífico, están dadas las condiciones para que se produzca un Niño”, aseguró la investigadora.
 Un capítulo aparte merece la posibilidad de inundaciones, ya que la mayoría de los años en que éstas se registran coinciden con el proceso Niño. “Si el otoño resultara muy llovedor y el suelo y subsuelo quedaran muy cargados de humedad, se podrían dar fenómenos de ese tipo durante la próxima campaña. Habrá que seguir en qué situación terminamos este ciclo neutro, ya que en muchos lugares, tras las lluvias de febrero, los perfiles están saturados, se ven encharcamientos, napas cercanas y falta de piso, y el margen para seguir acumulando humedad es reducido”, advirtió Carballo. Y detalló que “esto se ve en el Sur y Centro de Santa Fe y Sur de Córdoba, y en todas las zonas con relieves más bajos donde ya hubo dificultades para mover el ganado y cortes de rutas, entre otros problemas”.
 En ese sentido, la experta subrayó que “es muy importante confeccionar reservas con los pastos que disponemos hoy porque no sabemos el alcance que tendrán las lluvias durante los próximos meses”.
 En la región y el mundo
 Para Carballo, la probabilidad de tener un Niño es algo que habrá que considerar a la hora de estimar la evolución de la producción en los principales países ganaderos.
 De instalarse, el Sudeste Sudamericano y la mitad Sur de los Estados Unidos -excluyendo la zona núcleo maicera- serán favorecidos por las precipitaciones. La contraparte se verá en Oceanía y el Sudeste Asiático, donde el fenómeno se correlaciona con lluvias menores a lo normal.
“En términos generales, el Sudeste y Sur de Brasil, Este de Paraguay, Uruguay y la mitad Este de la Argentina, se verán beneficiados. En tanto, la otra mitad de nuestro territorio, no muestra señal Niño”, precisó. Si bien existe el riesgo de pasarse de lluvias, todos los años en que la Argentina tuvo cosechas récord coincidieron con procesos Niño. “A pesar de que hay áreas donde no se puede sembrar, los rindes en los ambientes más altos fueron muy buenos y compensaron las pérdidas”, contó Carballo.
El último Niño muy fuerte fue el del 1997/98, cuando el calentamiento del Pacífico superó los tres grados por encima de lo normal. “Si en junio se definiera un Niño, por ahora, se prevé un fenómeno débil a moderado, como el de 2009/10, que ocurrió tras una sequía espectacular. Entonces, todo lo que llovió de más sirvió para recuperar los perfiles. Por eso, uno tiene que ver sobre qué fase se monta un proceso nuevo para hacer previsiones productivas”, concluyó. Fuente: Valor Carne – tomado de envío de pregón agropecuario de ar 

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