¿En qué país una lata de Coca Cola equivale a 247 litros de gasolina?
¿En qué país del mundo una lata de Coca Cola cuesta el
equivalente de 247 litros de gasolina y un kilo de
arroz, 98 litros? La única
respuesta es Venezuela, donde el precio de los combustibles no se ajusta desde
1996 cuando era presidente el democristiano Rafael Caldera.
“Llene el tanque
hasta el tope por favor?”
El precio congelado desde 1996 va camino a fundir la
petrolera PDVSA
Rafael Ramírez es por lo visto el hombre que hace campaña
para el gran aumento
La congelación en una
economía con hiperinflación da lugar a una distorsión casi ridícula del precio
de uno de los bienes más valorados de la civilización actual. El tanque
promedio de un vehículo sedán, 40 litros de alto octanaje, se llena con poco
más de tres bolívares o unos ocho centavos de dólar, al cambio Sicad II, uno de
las tasas oficiales para la compra de divisas en Venezuela.
Con lo que vale una lata de Coca-Cola en un supermercado se
pueden comprar 250 litros de gasolina. Por lo que cuesta un litro de gasolina
en Uruguay se pueden cargar unos 1.000 en Venezuela.
El precio de la gasolina es uno de los nudos gordianos que
ahogan a la economía venezolana. Pdvsa, la empresa petrolera del estado parece
encaminada al prodigio de llevar a la quiebra a una industria petrolera. Su
deuda total supera los 45.000 millones de dólares. Es el mayor contribuyente al
fisco y financia los programas sociales que tantos réditos electorales han
reportado al chavismo.
Pdvsa en la práctica paga “para que en Venezuela se pueda
echar gasolina”, una imagen contundente a la que el ministro de Petróleo y
Energía y vicepresidente del Área Económica Rafael Ramírez viene apelando desde
diciembre pasado para convocar a “un debate nacional” sobre el precio de los
combustibles.
En sus cuentas anuales, Pdvsa admite que los precios
regulados a los que vende los combustibles en Venezuela son “significativamente
menores a los costos de producción y venta” y cifra las pérdidas por ello en
14.958 millones de dólares en 2013, más de la décima parte de sus ingresos
globales. En tres años, ha perdido 40.000 millones de dólares en vender
combustible por debajo de coste.
Por convicción ideológica y vocación clientelista, el
populismo autoritario de Hugo Chávez prolongó la congelación del precio de la
gasolina, que traspasa en Venezuela el marco de la política partidista: es un
tabú cultural. Los venezolanos de a pie consideran la gasolina barata como un
derecho adquirido. Todavía hoy se achaca el estallido social de febrero de
1989, el denominado Caracazo, al anuncio de aumento de sus precios por parte
del presidente de entonces, el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez.
Pero cuando las cuentas públicas ya no dan para más, Ramírez
ha echado mano a una estrategia muy parecida a la que usó el presidente Caldera
para ir alistando el terreno, en 1996, al aumento -entonces, del 300%-: ha
estado dando a conocer datos que intentan provocar a la opinión pública a que
prácticamente ruegue por el ajuste, que se anticipa doloroso.
“El precio actual estimula el contrabando, que nos cuesta
100.000 barriles diarios”, cuantificó en un reciente programa televisado con el
ex vicepresidente y eminencia gris del chavismo, José Vicente Rangel. Sin
embargo, se negó a fechar el aumento: “Todavía está en discusión”.
En los corrillos del chavismo se sabe de las resistencias
que sectores oficialistas ofrecen a una medida que se les parece demasiado a
las denostadas recetas de los organismos multilaterales. Aún así, Ramírez
insiste: “Ni siquiera Arabia Saudí con un nivel de ingresos tan alto, goza de
un precio de gasolina como el nuestro. Eso no tiene sentido”.
La ejecución de la campaña es significativa del momento que
Ramírez forma parte de la troika que, en la práctica, gobierna a Venezuela,
junto al presidente, Nicolás Maduro, y al número dos del chavismo y presidente
de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. El poder del vicepresidente-ministro
se afianzó hace un mes con la salida del gabinete de Jorge Giordani, un
dogmático de izquierdas que fue mentor intelectual del comandante y que como
ministro de Planificación le hacía sombra a Ramírez en el control de la
economía.
Con todo el poder amasado, ahora el ingeniero mecánico de 50
años de edad, primo segundo de Ilich Ramírez El Chacal -el terrorista
internacional de los años 70 que cumple cadena perpetua en Francia-, se prepara
para tratar de reanimar a la agonizante economía venezolana con algunas medidas
ortodoxas de ajuste: concertación de precios con el empresariado, unificación
cambiaria y, sí, actualización de los precios de la gasolina.
Algunas equivalencias respecto a artículos de gran consumo
según los precios dictados por la Superintendencia de Precios Justos y tomando
como referencia el precio de la gasolina, a 0.097 Bolívares.
Lata de Coca Cola: 247 litros de gasolina
Pan Bimbo 600 gramos: 619 litros de gasolina
Tubo de pasta de dientes Colgate 125: 191 litros de gasolina
Agua mineral, 1 litro: 130 litros de gasolina
Un kilo de arroz: 98 litros de gasolina
TOMADO D E ENVÍO DE MERCOPRESS
TOMADO D E ENVÍO DE MERCOPRESS
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