Salvar alimentos:
consejos para no desperdiciar un bien cada vez más escaso
El 40% de la comida que se produce en el mundo se tira o se
pierde; organizaciones como los bancos de comestibles, que trabajan para
evitarlo, rescataron el año pasado 8000 toneladas en la Argentina, equivalente
a un camión por día
Por Fernando Massa |Un grupo del Banco de Alimentos clasifica y entrega
alimentos. Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk
Son miles de toneladas las que todos los días terminan en la
basura. O la comida se pierde durante la cadena de producción, o en el
almacenaje, o directamente los consumidores la echan al tacho. El problema del
desperdicio, en un mundo que padece hambre y desnutrición, es tan considerable
como la cifra que anunció la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y Agricultura (FAO) durante la última conferencia regional: el 40%
de la comida que se produce en el mundo se tira o se pierde de distintas
maneras. "Los datos de la FAO son verdaderamente certeros,
injustos y terribles -dice Eduardo Andreu, presidente de la Red Argentina de
Bancos de Alimentos-. Hablar de más de un tercio del alimento que se tira
cuando 870 millones de personas en el mundo padecen hambre todos los días
muestra que hay mucho que no está bien." En ese sentido, los 17 bancos de
alimentos presentes en doce provincias argentinas son un foco de esperanza para
reducir esta problemática a nivel local: sólo el año pasado rescataron más 8
millones de kilos de comida (un camión de 30 toneladas por cada día hábil), que
luego fueron distribuidos a más de 1600 organizaciones, llegando así a más de
245.000 personas. Pero, más allá del trabajo que realizan los bancos de
alimentos, hay que tener en cuenta que todos somos parte de la cadena
alimentaria y que cada uno puede sumar su aporte: los voluntarios, las
empresas, los organizadores de eventos y hasta los consumidores cada vez que
hacen las compras, las almacenan o cocinan. Para Edgardo Ridner, ex presidente
de la Sociedad Argentina de Nutrición, hay que convencerse de que "cuidar
los alimentos no es una señal de pobreza, sino una valiente actitud de solidaridad". Agrega Ridner: "La cultura del cuidado ha ido cediendo
a la cultura del consumo. Esto se nota en la falta de planificación de las
compras, la tendencia a acumular y a preparar y servir porciones
innecesariamente grandes".
BANCOS DE ALIMENTOS: ¿CÓMO FUNCIONAN? Hay mucha mercadería
que por la proximidad de la fecha de vencimiento se saca de las góndolas. Lo
mismo sucede con aquellas que tienen problemas de envoltorio o incluso con
productos estacionales, como el pan dulce o los huevos de Pascua que quedan sin
venderse, pero que, dentro de su fecha de caducidad y con sus valores
nutritivos intactos, se retiran de las góndolas y... se tiran. El rango de
acción de los bancos de alimentos alcanza todos estos casos, según cuenta
Eduardo Andreu, presidente de la Red Argentina de Bancos de Alimentos.
"Como tenemos aceitados los sistemas, si el producto está a una semana de
la fecha de vencimiento es muy probable que se pueda ubicar de forma correcta.
A veces incluso a tres días del vencimiento también llegamos a distribuirlos,
pero mientras antes sepamos de la donación, mejor", dijo. ¿Cómo funcionan?
Luego de que el donante hace su parte, el banco se encarga de seleccionar los
alimentos, los clasifica, controla y distribuye a beneficiarios a través de las
organizaciones adheridas. Como éstos tienen un registro de todas las personas a
las que se atiende, se sabe qué mercadería es la que más está necesitando cada
beneficiario.
EMPRESAS: DONAR, PERO TAMBIÉN INVOLUCRARSE Que esa
mercadería pueda llegar a alimentar a las personas. Ese es el fin último. Por
eso, no necesariamente la empresa que colabore con los bancos tiene que ser
alimenticia. Así lo manifiesta Facundo Etchebehere, director de Asuntos
Corporativos de Danone Argentina, empresa que el año pasado aportó un millón de
kilos a la red de bancos de alimentos. "Es importante que la empresa salga
de ese rol de donante, que se involucre y entienda dónde están las
oportunidades para aportar ese valor social -dice Etchebehere-. Además de la
donación misma, puede ser voluntariado, cadena de frío, cuestiones de
logística, transporte, infraestructura como un galpón para el almacenaje,
difusión de campañas o sistemas para manejar inventarios. Ningún esfuerzo es
poco." Otro punto importante que aporta Eduardo Andreu, presidente de la
Red, es que al no existir una ley que ampare al donante, por todo alimento que
se done, el banco de alimentos entrega por escrito el compromiso que ese
producto se va a consumir dentro de la fecha de vencimiento y que se va a
conservar con las medidas de higiene necesarias. AYUDA EXPERTA: PLANIFICAR LA
NUTRICIÓNA todos les puede sobrar comida. Pero para aprovecharla, Edgardo
Ridner, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición, dice que además de
las recetas como los salpicones y las albóndigas, se pueden tener en cuenta dos
cuestiones: en primer lugar, si no se puede congelar, usarlo en la comida
siguiente; en segundo, si se puede congelar, hacerlo en un recipiente que sirva
para cocinarlo directamente, ya sea en un horno común o en el microondas. Es
decir, facilitar el proceso. "Y una sugerencia que no falla es usarlo como
«tapeo», parte de un surtido tanto caliente como frío: a veces dos restos de
comidas diferentes se juntan con algún pequeño agregado y forman una comida
completa", dice.
Otro punto importante es el referido a la fecha de
vencimiento. "Si bien es solamente indicativa, conviene respetarla. Lo más
probable es que el alimento todavía esté en buen estado, pero eso nunca lo
sabremos hasta que pase algo. En programas de asistencia a cargo de personal
entrenado se suelen aprovechar los alimentos envasados con fechas de validez
vencidas, pero no sería conveniente que todo el mundo estuviera rescatando
alimentos sin el conocimiento adecuado", afirmó. EN EL HOGAR: PENSAR LA
COMPRA FAMILIAR Como voluntaria del Banco de Alimentos de Buenos Aires, Dolores
Ayerza, madre de tres hijas, aprendió ciertas cuestiones que hacen a la
conservación de los alimentos que luego aplicó en su propia casa. Un plan que
arranca en el supermercado y termina a la hora de cocinar cada comida. El
primer hábito que implementó en casa, algo que incorporó con la clasificación
de alimentos en el banco, es la de ordenar las compras del supermercado apenas
llega y por fecha de vencimiento. "Es lo primero que aprendí en el banco.
No es una idea brillante: simplemente poner atrás lo nuevo y adelante lo
'viejo' -dice-. Pero la verdad es que te salva de que no se te venzan."
Después, es dedicar un rato de la tarde del domingo a
organizar las comidas de la semana, con platos tentativos para cada día: ver qué
tiene comprado que no haya usado y meter en alguna parte del menú lo que venza
antes. Y sí, todos en la familia lo saben: los domingos a la noche se liquidan
las sobras."Igual tampoco sobra tanto ya. Trato de hacer las porciones
justas, y no generar sobras que sepa que no voy a usar. Por ejemplo, los
fideos, que es raro que se vuelvan a comer al día siguiente", dice. Y lo
último: no almacenar, comprar sólo lo que necesita e ir al mercado y la
verdulería más seguido. EN EVENTOS: SALIR AL RESCATE DEL CATERING Alexis Vidal
observaba que en los eventos siempre se tiraba mucha comida elaborada. El tema
le quedó picando en la cabeza y decidió charlarlo con dos colegas, Sabrina y
Paula, que con Getting Green se dedican a la sustentabilidad en eventos. De ese
ida y vuelta surgió Plato Lleno, una vía para que ese excedente de comida que
sobra en los eventos -carnes y verduras, tortas y tartas, panes, facturas o
masitas- pueda ser rescatado y aprovechado en un comedor.
Ellos hicieron el cálculo: en un evento tradicional se
produce un kilo de comida por persona entre la recepción, el plato principal,
el postre y la mesa dulce, y aproximadamente el 5% de esa comida puede ser
donada por ser excedente. Un evento de 500 personas deja entonces 25 kilos de
comidas que pueden ser donadas. ¿Qué eventos? Cualquier tipo: corporativos,
foros, congresos, desfiles, inauguraciones, etcétera. ¿El paso a paso? Se avisa
a Plato Lleno del evento por mail (proyectoplatolleno@gmail.com), Twitter
(@PlatoLleno) o Facebook (
ProyectoPlatoLleno), un auto particular, una empresa de
logística o un flete pasa a buscar el sobrante, y se llevan a un hogar de
niños, ancianos o adultos para servirlos como almuerzo, cena, merienda o
desayuno tomado de nación de ar
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