sábado, 12 de julio de 2014

REFUGIADOS INUNDADOS EN PARAGUAY EN MALAS CONDICIONES


 Damnificados aislados y rodeados por cadáveres de animales Hace un mes, un grupo de 11 familias del
barrio San Cayetano de Asunción reside en el colegio Virgen de Luján. Un total de 11 familias viven en el colegio Virgen de Luján, que actualmente está aislado. / Aislados, sobreviven como pueden en medio de varias necesidades e inundados por el olor de cadáveres de animales que flotan alrededor. El barrio San Cayetano es una de las zonas ribereñas más afectadas por la crecida del río Paraguay en la capital. En un recorrido en bote pudimos observar la penosa situación en la que se encuentra esta zona, donde residen personas que en su mayoría se dedican a la selección de desechos reusables.
En medio del recorrido y sorteando cuerpos de animales muertos flotando, divisamos el colegio Virgen de Luján, donde residen 41 personas. Lucía Ruiz Díaz, una de las mujeres que habita provisoriamente en el colegio, expresó que sobreviven gracias a que la directora de la institución, Liz Mabel Riveros, les permitió vivir en la sede educativa.
Las aulas, en las que aún se pueden observar materiales de aprendizaje, se convirtieron en habitaciones; los arcos de la cancha son tendederos; y los baños son ahora corrales donde se crían aves.
Si bien reciben semanalmente un kit de víveres consistente en harina, arroz, fideo, aceite, leche, poroto, entre otros comestibles, dijo que la cantidad es insuficiente para alimentar a las 41 personas, de las cuales 14 son niños en edad escolar.
Ruiz Díaz, con lágrimas en los ojos, expresó que el momento que atraviesan es muy difícil. Para llevar a sus hijos a la escuela, indicó que debe contratar los servicios de un canoero que cobra G. 5.000 por viaje. Los chicos entran a las 11:00 en el Colegio Delfín Chamorro y salen a las 16:00. Por las calles del barrio, que se convirtieron en cauces hídricos, es común cruzarse con niños con uniformes de la institución educativa, tripulando botes cargados de estudiantes.
Durante nuestra charla, se podía percibir que el viento esparcía el nauseabundo olor a animales en descomposición. Cadáveres de cerdos, vacas, gallinas, perros y gatos yacen en el agua apilados contra los cercos de alambre que dividen las viviendas del barrio.
Cientos de familias optaron por no abandonar sus lugares de origen luego de las crecidas. La necesidad crece, al mismo ritmo que la ausencia del Estado. TOMADO D E ABC COLOR DE PARAGUAY 

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