lunes, 15 de septiembre de 2014

ENERGÍA EN PERÚ un problema a resolver


Cerrar la brecha energética  El Perú es un país en proceso de expansión económica y las actividades productivas requieren necesariamente de fuentes de energía. Y en comparación con otras naciones de la región, no enfrentamos lo que los expertos llaman “un estrés energético”, lo que obliga a adoptar medidas preventivas para hacer frente a una eventual escasez de ese abastecimiento vital que impulse nuestro desarrollo. Para ello, la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (Proinversión) ya tiene una cartera de proyectos de energía eléctrica que requerirán, en conjunto, 3,247 millones de dólares.
De lo que se trata es de disminuir la brecha energética que el Perú ha sufrido durante décadas, debido a que en el pasado no se priorizó la construcción, por ejemplo, de nuevas centrales hidroeléctricas que aseguren la cobertura de la demanda de energía de un país en vías de crecimiento y que para los próximos ocho años requerirá entre un 30% y 40% más energía de la que se genera hoy. Un estudio de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas puntualiza que tener apenas un 7% de reservas energéticas totales puede resultar perjudicial para un país que crece en el orden del 5% o al 6% anual, y con una actividad industrial en franco ascenso que demandará de energía para subsistir, se requiere de esas centrales de energía. Para enfrentar esa situación, la cartera de Proinversión luce atractiva gracias a las condiciones favorables que existen para las inversiones en el sector infraestructura y, particularmente, en energía. El conjunto de proyectos incluye el suministro generado por nuevas centrales hidroeléctricas (de 1,200 Mw), que requiere de una inversión aproximada de 2,700 millones de dólares. También tenemos proyectos concretos, como la línea de transmisión de 220 kV Azángaro-Juliaca-Puno, por 69 millones de dólares; la nueva subestación 220 kV Córpac con la línea de transmisión 220 kV Industriales-Córpac, por 148 millones de dólares; y la central térmica de Quillabamba, por 200 millones de dólares. Todo ello es posible porque el Perú ofrece indicadores macroeconómicos favorables a la expansión de la infraestructura, además del marco legal favorable para la inversión extranjera, basado en el principio de libre circulación de capitales, libre competencia, garantía a la propiedad privada, entre otros aspectos. A ello se agrega el conjunto de proyectos de asociaciones público-privadas que está en el ámbito de Proinversión y las iniciativas privadas, tanto en el área de energía como en transporte, telecomunicaciones, saneamiento y salud, que se espera adjudicar el próximo año. De esa manera, el Gobierno toma las previsiones que nos permitirán continuar por la senda del crecimiento al recoger las recomendaciones y lecciones aprendidas con el fin de mejorar los contratos de los proyectos adjudicados por la institución encargada de promover las inversiones en el país. TOMADO DE EL PERUANO 

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