lunes, 15 de septiembre de 2014

ESCLAVITUD MODERNA


La esclavitud contemporánea Autor: Claudia Fonseca Sosa | Cuando la mayoría de nosotros pensamos en
el concepto de esclavitud, nos remitimos a la práctica comercial abolida en el siglo XIX mediante la cual millones de personas fueron transportadas desde un continente hacia otro, tras ser vendidas como productos en un mercado. Pero contrario a lo que algunos creen, la esclavitud no constituye un fenómeno del pasado. En pleno siglo XXI, entre 20 y 30 millones de personas se ven sometidas a condiciones similares a aquellos esclavos. A muchas se les vende como a objetos, se les somete a castigos físicos o psicológicos, se les obliga a trabajar y viven a merced de sus “empleadores”. De acuerdo con la ONU, se trata de formas modernas de esclavitud que afectan a personas de todas las edades, géneros y razas, en todas las latitudes. Las prácticas más comunes se relacionan con la trata, la prostitución, la venta de menores y de órganos humanos, la servidumbre por deudas y la utilización de niños en los conflictos armados, entre otras. En la mayoría de los casos estas prácticas son clandestinas y eso hace que sea difícil tener una idea clara de su escala a nivel internacional, sancionarlas o suprimirlas. Además, según la ONU, el problema se complica debido a que las víctimas de esos abusos suelen pertenecer a los grupos sociales más pobres y vulnerables. Y muchas veces el temor y la necesidad de sobrevivir les impiden denunciar su situación. Ese no fue el caso de Luisa, una joven de origen africano que fue trasladada a la fuerza hacia Alemania y obligada a ejercer la prostitución. Con solo 14 años de edad fue violada y golpeada por un proxeneta, quien le dijo además que había ordenado matar a su familia. “En un ritual de vudú tuve que jurar que no informaría a la policía”, contó la joven a la radio alemana Deutschlandfunk. Pero Luisa se llenó de valor y habló con las autoridades, que desde ese día la mantienen bajo su custodia. LA TRATA, NEGOCIO LUCRATIVO El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) define como trata la utilización, en beneficio propio y de modo abusivo, de las cualidades de una persona, en contra de su voluntad. Se estima que existen 2,5 millones de víctimas de la trata al año en el mundo y que por cada caso conocido existen 20 sin identificar. El 48 % se destinan a la explotación sexual y el 36 % son objeto de trata con fines de trabajo forzoso. La mayoría son mujeres y niños. Este tipo de crimen se sitúa como el tercer negocio más lucrativo, tras el narcotráfico y la venta de armas. Refiere el Alto Comisionado que las ganancias ilícitas del trabajo forzoso a causa de la trata se calculan en 32 mil millones de dólares anuales, de los cuales el 76 % proviene de la explotación sexual. Esta cifra equivale al Producto Interno Bruto de algunos países latinoamericanos. Pero los procesos judiciales y las condenas en este ámbito representan números insignificantes. LA RUTA DEL ESCLAVO  Esta semana, la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Irina Bokova, llamó a tomar conciencia del grave problema que constituye la esclavitud moderna y sus prácticas análogas, que violan los derechos humanos. La funcionaria refirió la frase del escritor francés Víctor Hugo, quien afirmó que “un solo esclavo sobre la tierra es suficiente para deshonrar la libertad de toda la humanidad”. Bokova hizo estas declaraciones durante la ceremonia realizada en Francia con motivo del aniversario 20 del programa “Por la Ruta del Esclavo”, una iniciativa de la Unesco que promueve el acercamiento entre los pueblos a través del legado de la tragedia que significó la esclavitud colonial. El Programa ha servido como un instrumento para comprender por qué millones de hombres y mujeres fueron convertidos en mercancías por sus semejantes, y cómo fue posible construir toda una sociedad con un sistema económico y legislativo, edificados a partir de semejante injusticia, dijo. Además de contribuir al reconocimiento de la esclavitud como crimen contra la humanidad, hemos creado Comités Nacionales de La Ruta del Esclavo en varios países —entre ellos Cuba— y vínculos entre instituciones científicas de todo el mundo para ayudar a prevenir este fenómeno, comentó por su parte Ali Moussa Iye, jefe del proyecto. A través de una amplia gama de programas culturales y educativos, el Proyecto ha tratado de concienciar sobre la esclavitud y sus consecuencias y ha mostrado la contribución de los esclavos en la lucha por el reconocimiento de los derechos humanos universales. Sin embargo, reconoce Bokova, todavía queda mucho por hacer. Tomado de la Granma de Cuba

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