La carne de manatí se vende en carnicería como de res, pollo
o cerdo. FOTO COLPRENSA
Educación es una estrategia para proteger fauna en extinción
En el país se comercializa carne de manatí, tortuga, armadillo y otros de
manera ilegal.
COLPRENSA | Mientras los manatíes, armadillos, tortugas y
tiburones son cazados en Colombia con fines comerciales, especies como el
delfín rosado se usan como sebo para la pesca del pez mota, un animal con alto
contenido de mercurio que es vendido en supermercados bajo el seudónimo de pez
capaz, una especie apta para el consumo humano originaria del río Magdalena. El
primer paso para erradicar el consumo y la comercialización de animales en vía
de extinción es la educación, por lo que es bueno saber de qué animal es la
carne que usted consume, o qué daño le causó al ecosistema. Según Fernando
Trujillo, director científico de la Fundación Omacha, cada año son asesinados
2.000 delfines rosados en Brasil. Para evitar esto se han emprendido campañas a
nivel mundial. "La campaña para detener la matanza de delfines comenzó en
Brasil donde los asesinan para usarlos como carnada para la captura del pez
"mota", el cual se vende en los supermercados de Bogotá, Medellín,
Cali, la Costa Atlántica y el resto del país como si fuera
"capaz"". Y a este problema se suma otras consecuencias:
"Hemos hecho un estudio con acompañamiento del Invima y en el cual se
señala que de 190 muestras tomadas al pez mota, el 54 por ciento presentan
niveles de mercurio por encima de lo establecido por la normativa y la
Organización Mundial de la Salud". Por otro lado está el manatí, animal al
que se le conoce como de las 7 carnes porque la irrigación de sus músculos
tiene varios tonos en el cuerpo, "por lo que en la cola el aspecto se
asimila al lomo de res, en las paletas al pollo o al cerdo", señala Dalila
Caicedo, bióloga marina. Razones por las que los manatíes son cazados y
comercializados para el consumo, pues pueden estar entre los 500 y 630 kilos de
carne pulpa, que, según expertos, es consumible en el 100%. La especie está
catalogada como en vía de extinción en Colombia, donde habitan especialmente la
cuenca del río Sinú, el Magdalena y el Atrato. El Ministerio de Ambiente, la
fundación Omacha y otras organizaciones trabajan en un proyecto que busca
educar a las poblaciones de esas regiones para que dejen de cazar estos
animales. "El proyecto ha sido exitoso en un 90% en la cuenca del Sinú,
donde antes mataban 20 animales al año; en promedio, y ahora, según una
estadística de hace tres meses, en los últimos 2 años solo han asesinado uno.
Este fenómeno favorable no se ha replicado ni en el Magdalena, ni en el Atrato,
donde manatí que caiga en una red, lo cazan y se lo comen o
comercializan", dice Caicedo. Pero
también se comercializa la carne de tortuga, que puede costar en lugares
fronterizos hasta 120.000 pesos, y que se puede consumir en esta crudo.
"Las tortugas son apetecidas por ser frescas y ricas, así lo definen las
comunidades, ya que tiene un sabor similar al pollo o al pescado, además de ser
una carne blanca, lo que aumenta su consumo en época de Semana Santa o verano",
dice Cindy Martínez, investigadora de especies en vía de extinción. Por esto
desde hace año y medio organizaciones como Corpoorinoquia y Corpomacarena
lideran un proyecto para conservación de tortugas a lo largo del río Meta,
donde se han salvado y liberado 12.788 tortuguillas. Pero la labor no termina y
cada vez se hace más necesaria. ¿QUÉ SIGUE?
OTRAS ESPECIES AMENAZADAS
Otro animal en riesgo e el armadillo, amenazado por el
consumo de su carne en especial Puerto Gaitán (Meta) o en Monterrey (Casanare)
donde se paga hasta 35.000 pesos pro uno en un restaurante, por esto ha crecido
la venta de esta carne en los dos departamento". Tomado d e el colombiano
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