“Los mercados de carbono no son una solución al cambio
climático” Orlan Cazorla y Miriam Gartor
Rebelión Continuando con la cobertura especial sobre cambio
climático de cara a la próxima celebración tanto de la COP20 como de la Cumbre
de los Pueblos, entrevistamos a Ivonne Ramos, integrante de la organización
ecologista ecuatoriana Acción Ecológica. Desde un posicionamiento crítico sobre
los impactos de los mercados de carbono, Ivonne nos explica las consecuencias
socioambientales de algunos proyectos implementados en el Ecuador, así como las
posibles soluciones para enfrentar el cambio climático.
¿Cuál es el contexto global en el que se sitúan los
mecanismos relacionados con los mercados de carbono?
En la actualidad hay una gran disputa a nivel global en el
control, manejo y uso de los territorios y de los patrimonios que estos tienen.
Estas disputas suelen ocurrir entre los grandes actores que concentran el poder
económico y las comunidades locales que viven dentro de esos territorios, que
pueden ser indígenas, campesinas o poblaciones urbanas. Las comunidades locales
son quienes de alguna manera pueden estar ejerciendo muchas veces el cuidado o
el uso de esos espacios con finalidades de satisfacción de sus necesidades de
vida, mientras que los primeros están en esos espacios con un propósito muy
claro hacia la acumulación.
Haciendo esta lectura podemos observar que en el momento
actual se están encontrando nuevos mecanismos por los que todos esos bienes
patrimoniales adquieren una nueva dimensión. Los recursos que antes existían ya
no son los únicos que el sistema necesita, sino que se amplía la frontera en la
que los patrimonios de los pueblos se convierten en mercancía. Aparte de los
tradicionales recursos como los minerales o los agrícolas, se abre un nuevo
horizonte a nivel global que es la posibilidad de mercantilizar nuevos recursos
adicionales como el agua o la novedosa mercancía del carbono.
¿Y qué implicaciones tienen?
Estos mecanismos son una nueva forma de colonialismo que
incorporan una nueva mercancía al sistema global que es el carbono, o la
posibilidad de tener un sumidero en donde tú haces una ocupación territorial en
otros espacios del planeta. Las empresas logran transcender sus propias
fronteras y pasan a ocupar otros espacios territoriales, no comprando la
tierra, no alquilándola, sino diciendo que van a comprar el carbono que está en
esos árboles. Esto es un nuevo proceso de despojo y de desplazamiento. Es
despojo porque han logrado quitarle finalmente esas tierras a las comunidades,
y desplazan o destruyen un ecosistema natural con todas las implicaciones que
eso supone, u ocupan espacios de supervivencia y de formas de economía.
Además, a las comunidades las convierten en empleadas medio
esclavas del mantenimiento de esa plantación a través de la firma de un
contrato. En este la comunidad se compromete al mantenimiento y la conservación
de esa plantación por el transcurso de 20 años o más, y a garantizar que se
conserve en buen estado durante ese plazo de tiempo. En caso contrario tendrán
penalidades.
En cuanto a la pérdida o destrucción de los ecosistemas naturales
es bastante grave, porque donde hay plantaciones forestales, sobre todo de
pinos, se destruyen las fuentes de agua y se secan las vertientes. Además, al
poner la plantación, desaparece toda la biodiversidad y se produce en algunos
casos la erosión de los suelos.
Y en este juego de actores que tienen unos intereses muy
concretos, ¿cuál es el rol de las ONG ambientalistas? ¿Por qué hay tantas que
están trabajando en proyectos relacionados con los mercados de carbono?
Creo que es importante hacer una diferenciación en el tema
de las ONG y entender que existe un abanico de 180 grados. Desde los
ecologistas populares, hasta los ambientalistas conservacionistas de mercado.
En este mapa de actores tenemos a las empresas y a los
capitales, y al servicio de ellos hay toda una estructura de Estado. Además, en
el escenario internacional existe toda una estructura de agencias de
cooperación que hacen la función de favorecer este espacio de control. Por
ejemplo, dentro de la cooperación internacional, creo que la GTZ, la USAID, así
como cada una de las agencias de cooperación, tienen un rol importante en la
satisfacción de los requerimientos del capital de sus respectivos países. Y de
hecho la tendencia de la cooperación internacional de los últimos 10 años, ha sido
pasar a ser funcional de lo que llaman las alianzas público-privadas. El dinero
de la cooperación ahora se dirige hacia la satisfacción de las necesidades de
las empresas. Y la tendencia cada vez ha ido más en ese sentido.
Hay también grandes ONG de conservación, conocidas como las
BINGOs, que están claramente intencionadas a estos fines: a la satisfacción de
este espacio de grandes capitales. Por ejemplo, la WWF, TNC y un montón de
organizaciones que incluso se han convertido en terratenientes de espacios de
gran biodiversidad planetaria para cumplir esas finalidades.
Entonces en el escenario de estos 180 grados tienes estos
actores. Pero por otra parte existen otros que pueden ser ONG como Acción
Ecológica o la sociedad civil, que son críticas a cualquier forma y a cualquier
manifestación de este capitalismo verde.
Desde el año 2008 el Ministerio del Ambiente del Ecuador
(MAE) está desarrollando el programa Socio Bosque, que se puede inscribir en la
lógica de los mecanismos REDD+ [1]. De esta forma, se estaría buscando
posicionar al país como proveedor de servicios ambientales en el mercado
internacional. ¿Qué valoración hace del mismo?
Lo que nosotros hemos visto es que en varios espacios donde
se ha firmado el Socio Bosque se han implementado proyectos para la exploración
o la explotación tanto de minería como de petróleo. Por ejemplo, en la zona del
territorio Zápara, en la zona de Curaray o en la zona del Napo, se están
ampliando las fronteras para hacer exploración petrolera. Por lo tanto, la
aplicación de los proyectos Socio Bosque en la región amazónica milagrosamente
coincide con las zonas donde existen reservas minerales o petroleras.
Por otro lado, en cuanto a la organización social, lo que ha
ocurrido es que al aplicarse el proyecto Socio Bosque se le da un recurso
económico a la comunidad. Pero es un recurso que va generando un proceso de
dependencia, que después no vas a querer perder y que te va a condicionar.
Además, hemos visto que muchas veces ocurre que el dinero se gasta de una
manera distinta de como estaba previsto. El problema es que existe una cláusula
en el contrato por la cual si no se cumple con el plan, puedes llegar a tener
sanciones civiles, administrativas y penales. Y si no se tiene las condiciones
para responder, viene el Estado y dice “quiero entrar a hacer operaciones
petroleras en la zona y te voy a resolver el problema de plata que tienes”.
Entonces, en lo que se ha convertido este recurso económico
es en crear una nueva cadena de corrupción. Y claro, ha facilitado mucho la introducción
de proyectos extractivistas en territorios donde antes no hubieran tenido
posibilidades de ingresar. Por lo tanto, cuando ves un proyecto de esta
naturaleza te das cuenta de que en última instancia el propósito no es la
conservación, sino el control.
Sin embargo, desde las instituciones globales se plantea que
los mercados de carbono son una solución al cambio climático, ¿cuál es su
opinión?
Creo que no lo son, porque estas soluciones para absorber
carbono no son reales, son más bien de alto riesgo. Si hacemos un análisis
global en lo que tiene que ver con la solución al cambio climático, es una
falacia porque se convierte en un pretexto por el cual quienes hacen emisiones
de carbono encuentran la forma de limpiar su imagen. Además, todos los gases
que se emiten no pueden ser revertidos ni retomados por esos espacios
naturales, ni tampoco por plantaciones forestales.
Todo esto tiene muchas patas cojas. Por una parte, es el
pretexto para continuar contaminando, y por otra parte no soluciona el problema
climático sino que lo puede estar incluso agravando, al destruir ecosistemas
naturales y transformarlos en plantaciones de monocultivos. Y lo que me parece
terrible, es que se trata de un mecanismo que genera una nueva expansión de
ocupación territorial de los grandes centros de concentración de poder y de
capital.
Teniendo en cuenta estas falsas soluciones, ¿cuáles serían
las medidas para enfrentar el cambio climático?
Para mí es una gran satisfacción poder decir que en este
país se ha logrado durante casi 40 años frenar la ampliación de la frontera
extractivista de muchos grandes proyectos. La minería a gran escala, por
ejemplo, se ha logrado frenar en varias zonas del país: en Intag, en la zona
sur en territorio Shuar o en la zona del Azuay. Alrededor de 20 proyectos de
prospección, de investigación, fueron frenados con la resistencia de las
comunidades. Creo que estas experiencias de lograr conservar la naturaleza en
su estado natural versus la explotación intensiva de recursos es una forma.
Pero ahora todo eso está en peligro…
Claro, siempre ha estado. Desde que descubrieron que
existían los recursos naturales, gobierno tras gobierno, se ha logrado frenar.
Ahora este gobierno es mucho más inteligente, es mucho más hábil, tiene unas
estrategias distintas, ha logrado quebrantar el tejido social, las comunidades,
se ha logrado introducir en las familias…
¿Y volviendo a las posibles soluciones?
Creo que una de las cosas básicas y fundamentales es
mantener el petróleo bajo el subsuelo. Son iniciativas que vienen desde las
comunidades indígenas y que han logrado sostener en el tiempo y en el espacio.
Y si miráramos y recapituláramos todas las historias de cada país en donde esas
luchas han logrado sostener el petróleo bajo el subsuelo, realmente tendríamos una
contabilidad bien amplia. Por eso a mí me parece que esto es una cosa básica,
fundamental.
Otra solución real es reconocer que hay economías no
visibilizadas. Las economías invisibles que son las economías reales que
mantienen la supervivencia de los pueblos de una manera ecológicamente más
saludable, y que sostienen una lógica de relación de independencia entre las
personas y las sociedades. Entonces, creo que es preciso mirar de manera
distinta a estas economías, que son de pequeña escala, que son para el
autoconsumo o para el consumo local y que no son petróleo-dependientes. Por lo
tanto como Estado, habría que empezar a replantearse que todas las propuestas
de políticas de subsidios o de incentivos deberían privilegiar esta forma y no
la que implementa el monocultivo o la producción a gran escala, que a su vez es
petróleo-dependiente.
Por eso yo veo que las soluciones reales para los problemas
climáticos globales, más bien vienen de las comunidades locales que están
luchando contra viento y marea por la conservación de sus territorios.
En diciembre tendrá lugar la COP20 en Lima, ¿en qué
discusiones debería centrarse la cumbre climática?
Creo que los mecanismos de subsidios para poder sostener la
producción de carbono no son convenientes. Se debería terminar con la propuesta
de hacer plantaciones forestales como sumideros de carbono. No son soluciones y
ocultan el verdadero problema. El tema de REDD+, que también creo que va a
tener mucho impulso y mucha discusión, es un tema que se tiene que debatir con
mucha más profundidad y empezar a mirar experiencias en donde existen
afectaciones a las comunidades locales.
El problema esencial son las emisiones de carbono. Entonces,
lo que se tiene que ir a discutir es la reducción real de las emisiones. Y para
poder resolver este problema también hay que entrar a analizar el modelo
productivo y el modelo civilizatorio. Ahí es donde se tiene que refocalizar la
discusión. Eso es lo esencial. Y entonces ahí vamos viendo niveles de
responsabilidad y niveles de compromiso sobre ese tema.
Todo lo demás, MDL [2], REDD+, compensaciones climáticas,…
ocultan la discusión esencial. Pero más aún, se trata de mecanismos en donde
los que causan el daño tienen la posibilidad de acceder a nuevos espacios
territoriales para ejercer control y para expandir una forma de colonialismo
que va a usar a las personas que viven en esos territorios como mano de obra
barata.
Creo que no debemos caer en esa trampa, en ese juego. Ahora,
claro, todo el mundo cae porque es muy atractivo y conveniente, y ahí estamos
hablando de plata de por medio, de recursos económicos posibles, de acceder a
ciertos privilegios en ese espacio de discusión y en ese espacio de
participación.
Notas:
[1] REDD+: Reducción de Emisiones por Deforestación y
Degradación de bosques
[2] MDL: Mecanismos de Desarrollo Limpio
Orlan Cazorla (@orlancazorla) es periodista freelance en
América Latina. Autor de www.orlancazorla.net
Miriam Gartor (@mirgartor) es educadora popular, ecologista
y feminista. Consultora e investigadora independiente. Autora de
www.miriamgartor.com
Fuente:
http://orlancazorla.wordpress.com/2014/10/04/ivonne-ramos-los-mercados-de-carbono-no-son-una-solucion-al-cambio-climatico/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los
autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
publicarlo en otras fuentes. TOMADO DE ENVIO EN RED FOROBA
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