Fundamentos para su conservación
Los pastos marinos brindan numerosos beneficios al ser humano
y a la propia naturaleza, ya que sirven de hábitat principal para muchas
especies de valor económico y ecológico Autor: Orfilio Peláez |
Los pastos marinos ocupan alrededor del 50 % de los fondos
de la plataforma insular cubana y sirven de hábitat fundamental de muchas
especies. Foto: cortesía de los entrevistados Compuestos básicamente por
plantas con hojas, flores y raíces ancladas (angiospermas), que están adaptadas
a vivir de forma permanente sumergidas en agua salada, los pastos marinos
tienen vital importancia para el equilibrio ecológico y el bienestar del
hombre. Suelen crecer en fondos blandos, fangosos y arenosos, y de forma
general están muy extendidos en las zonas costeras de casi todo el orbe. Por
desconocimiento, en no pocos lugares han quedado fuera de los programas de
conservación al ser vistos como unas “molestas hierbas” que entorpecen el buceo
de las personas y demás actividades náuticas en playas y otros destinos
turísticos. A nivel mundial registran hoy un marcado declive y son considerados
entre los ecosistemas más vulnerables del planeta. Datos de instituciones
vinculadas al estudio de los pastos estiman en alrededor del 1 al 2 % anual las
pérdidas de sus áreas a nivel internacional, tendencia que parece acelerarse en
los últimos tiempos debido a diversas causas de origen natural y antrópico. Dentro
del primer grupo aparecen las vinculadas a sismos, erupciones volcánicas,
movimientos de la corteza terrestre y huracanes, mientras con respecto a la
segunda relación figuran la sedimentación provocada por el aumento de los
asentamientos humanos cercanos a la costa, la contaminación con metales
pesados, hidrocarburos y otros residuales industriales, el uso de artes de
pesca dañinos, en particular los chinchorros de arrastre, las turbulencias
generadas por el tránsito de embarcaciones ,y la ejecución de viaductos,
dragados y diques en la zona costera. Cada vez existen mayores evidencias del
potencial daño que provocan en ellos el aumento de la temperatura superficial
del mar y otros procesos asociados al cambio climático de la Tierra. BAJO
PESQUISA Según manifestó a Granma la doctora en Ciencias Biológicas Beatriz
Rosa Martínez Daranas, del Grupo de Ecología Marina, del Centro de
Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana, los pastos marinos
brindan numerosos beneficios al ser humano y a la propia naturaleza. “En primer
orden sirven de hábitat principal, zona de refugio y alimentación para muchas
especies de valor económico y ecológico, entre ellas la langosta, el camarón,
el cobo, diferentes tipos de moluscos, así como de otras amenazadas,
principalmente el manatí y determinados quelonios”. Asimismo, subrayó,
amortiguan el impacto del oleaje sobre la línea costera, protegiéndola de la
erosión, y a los arrecifes coralinos de la sedimentación excesiva, además de
mejorar la calidad del entorno marino al retener las partículas suspendidas
en el agua. Constituyen también potenciales productores de sustancias
bioactivas con aplicación en la búsqueda de nuevos productos destinados a la
industria médico farmacéutica y cosmetológica. Investigaciones recientes
plantean que por su capacidad para retener el dióxido de carbono en los
sedimentos y producir oxígeno, pueden contribuir a atenuar el calentamiento
global, e incluso, algunas sugieren que serían capaces de atrapar mayor
cantidad de CO2 que los propios bosques no perturbados de la Amazonia. La
doctora Beatriz Martínez indicó que en el caso específico de Cuba, los pastos
marinos ocupan alrededor del 50 % de los fondos de nuestra plataforma insular,
y las áreas más extensas ocupadas por ellos se localizan en el norte de Pinar
del Río, el Golfo de Batabanó, el archipiélago Sabana-Camagüey, y casi toda la
costa baja que bordea a los cayos y bahías. Vale mencionar que en el IV Informe
Nacional al Convenio sobre la Diversidad Biológica de la República de Cuba,
editado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, se reconoce
a los pastos dentro de la relación de los ecosistemas marinos más importantes
del país. Ello fundamenta que durante las últimas dos décadas fueran ejecutados
varios proyectos de investigación, encaminados a estudiar las características
de los pastos marinos cubanos, la biodiversidad que atesoran y los problemas
ambientales que los perjudican, a fin de diseñar e implementar acciones para
protegerlos. Como señala la especialista, las mayores afectaciones detectadas
en el país se vinculan básicamente al arribo de contaminantes orgánicos a la
zona costera y ribera de los ríos, la pesca con chinchorros de arrastre (nociva
práctica afortunadamente ya eliminada en casi su totalidad), el uso de anclas,
y la construcción de obras ingenieras. Al respecto es oportuno hacer referencia
al Proyecto Sabana-Camagüey, que con el apoyo financiero del Fondo para el
Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés) e implementado por el
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUD), ha sido ejecutado
por el gobierno cubano y propició la adopción de medidas que permitieron
recuperar o mitigar el daño sufrido a la salud del ecosistema, entre ellas la
inclusión de puentes o pasos de agua por debajo del trazado de pedraplenes a
determinada distancia, que favorecen el intercambio con el océano e impiden el
exceso de salinización. También fue incrementada la superficie de pastos
marinos incluidos dentro del sistema nacional de áreas protegidas, además de
establecerse el monitoreo regular de estos. Algunos intentos por eliminarlos
de las áreas de baño de algunas playas, finalmente no procedieron. Más allá de
los pasos emprendidos es clave promover programas de educación ambiental para
dar a conocer a los tomadores de decisiones y a la población en general el
valor de tan importante ecosistema y las vías que garanticen su mejor
conservación. Tomadod e la Granma de cuba
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