Nuestras responsabilidades ante la COP 20 de cambio
climático por Luis Alberto Gallegos, editorial Boletín GAL.- Desde la
perspectiva de las municipalidades, consideramos que el rol y las responsabilidades
de los gobiernos locales frente a la Cumbre COP 20 pudieran desglosarse en tres
dimensiones: la del nivel local, la nacional y la global. Lo local: la adaptación, mitigación y generación de capacidades Las
municipalidades de Chile han desplegado importantes iniciativas respecto al
cambio climático que debieran mostrarse en la Cumbre COP 20.
En materia de adaptación al cambio climático, los municipios
han sido sensibles a los impactos del calentamiento global que sobre todo
afecta a los sectores más vulnerables de la población. Y ello significa
principalmente, enfrentar la sequía que ya afecta a más de cien comunas del
país. Con o sin recursos, los municipios han tratado de paliar esta crisis
mediante la asistencia con camiones aljibe, con programas hídricos innovadores
y, sobre todo, con la incorporación de nuevas tecnologías para el uso del agua
como la ósmosis inversa. Hay experiencias y buenas prácticas que debieran
mostrarse en eventos mundiales como la COP 20, que pudieran replicarse a otras
latitudes. En cuanto a la mitigación de gases de efecto invernadero, GEI, los
municipios han incursionado en la extensión de las áreas verdes que constituyen
un factor de sumidero de dióxido de carbono, CO₂, y su conversión en oxígeno. Del
mismo modo, los municipios han desplegado campañas y actividades respecto a la
eficiencia energética y la reducción de la huella de carbono, como una manera
de reducir emisiones. Pero también han generado experiencias y tecnologías en
la valorización y metanización de los residuos sólidos, mediante la creación de
proyectos innovadores de plantas de biogás.
Asimismo, los municipios –en particular los incluidos en el
Sistema de Certificación Ambiental Municipal, SCAM-, han generado habilidades y
capacidades en materia de información y conocimiento sobre el medio ambiente y
el cambio climático, mediante talleres y cursos ambientales, como el Programa
de Educación Ambiental Municipal y Ciudadano, PEAM. Del mismo modo, en este
rubro, algunos municipios se han asociado en redes ante el cambio climático que
les posibilita un accionar más efectivo y de mayor impacto.
Es decir, los municipios en Chile tienen sensibilidad ante
el cambio climático, tienen buenas prácticas, tienen ambiciones de generar
políticas públicas locales en materia ambiental y climática. Nuestros desafíos
en esta dimensión local es mostrar y visibilizar nuestras experiencias a fin de
replicarlas, generar asociatividades territoriales y temáticas y, en
particular, fortalecer la Comisión de Medio Ambiente de la ACHM, que se
constituye en un instrumento organizativo y operativo fundamental como orgánica
municipal ambiental y climática en Chile. Un componente fundamental en este
nivel local es el desafío municipal a fortalecer la participación ciudadana y
reforzar la asociatividad municipio-sociedad civil en las comunas. Los
gobiernos locales no son nada sin su aliado natural, la ciudadanía; y ello
significa, en este caso, incentivar la cooperación y la acción comunal
colaborativa en todos los aspectos: adaptación, mitigación y generación de
capacidades, ante el cambio climático.
Lo nacional:
fortalecer el PANCC
En la dimensión nacional, las municipalidades, y en
particular la delegación que asistirá a la COP 20, tiene el desafío de
fortalecer la convergencia de planteamientos y propuestas en torno al cambio
climático. Ello significa poder asumir el Plan de Acción Nacional de Cambio
Climático, PANCC, que busca “propender hacia una economía más baja en carbono,
que contribuya al desarrollo sustentable de nuestro país y a los esfuerzos
mundiales de reducción de emisiones”.
También comprometerse con lo que la presidenta Michelle
Bachelet, señaló: “quisiera reafirmar el compromiso voluntario de Chile de
reducir en un 20% sus emisiones proyectadas al 2020, sujeto a apoyo
internacional y que el 45% de la capacidad eléctrica instalada de aquí al 2025,
provendrá de fuentes energéticas renovables no convencionales”.
En materia de adaptación, significa apoyar el que Chile ya
cuenta con el Plan de Adaptación al Cambio Climático del Sector
Silvoagropecuario (2013), el Plan de Adaptación al Cambio Climático en
Biodiversidad (2014) y el propósito de reforma del Código de Agua y la
Protección de Glaciares.
Lo Global: Incidir en
las decisiones Planetarias sobre Cambio Climático En el escenario global,
el panorama es más complicado. Las municipalidades no tienen opción de voto,
pero sí de diálogo e incidencia.
¿Cuál es la
correlación de fuerzas globales en esta COP 20? En primer lugar, la única
forma en que los municipios del Planeta pueden incidir en las decisiones que
adopte la COP 20 y la COP 21 y eventos siguientes, es asociándose con los
gobiernos de países vulnerables como los insulares y los que cumplen con las 9
vulnerabilidades que indica la ONU; con las organizaciones ciudadanas y socio
ambientales de los continentes; con los pueblos indígenas de la diversidad
planetaria; con las entidades de género; con la academia, expertos y ONGs; y
medios de comunicación democráticos.
En segundo lugar, los
gobiernos, dependiendo de si son integrantes del bloque de los desarrollados
(anexo 1) o los en desarrollo (no anexo 1), tienen distinto peso en las
decisiones. Las grandes potencias (anexo 1) son, finalmente, las que adquieren
mayor relevancia a la hora de los “consensos” y aprobación de resoluciones.
No obstante, en esta coyuntura política hay condiciones
favorables en los países decidores. Por un lado EEUU y China acaban de
suscribir un acuerdo progresista. EEUU, debido a que a Obama –luego de la
derrota parlamentaria que sufrió en las recientes elecciones parlamentarias,
ante el partido Republicano-, le interesa proseguir con su programa ante el
cambio climático, comprometió a su país y a su congreso a una reducción entre
un 26 y 28% de emisiones de GEI antes del 2025, en relación con los valores de
2005; en tanto que China, se compromete a tener su nivel máximo de emisiones al
año 2030 y aumentar en un 20% las ERNC hasta el 2030; además, ambos países se
comprometen a impulsar conjuntamente negociaciones con miras a la COP 21.
Este escenario, ante estas potencias que aportan casi el 45%
de emisiones globales de GEI, es muy importante y corresponde a los gobiernos
de la Unión Europea y de los demás continentes, exigir que se mantenga y no se
distorsione o altere durante la COP 20. De parte de China, si Xi Jinping
sostiene lo que dijo, es porque el PC chino lo respalda. En cambio, si Obama se
doblega ante la ofensiva de los republicanos en esta decisión, estaremos en
problemas.
En tercer lugar, un peso importante en las negociaciones la
tendrá la Unión Europea, UE. Hasta el momento, la UE ha tenido un liderazgo
importante, particularmente con Alemania a la cabeza. Sin embargo, teniendo a
Alemania y a los países nórdicos como los ejes clave, debemos considerar que
probablemente a la hora de las votaciones no todos los miembros integrantes de
de esta comunidad lo hagan del mismo modo. Esperemos que sus componentes
políticos puedan ser ordenados en una sola estrategia.
En cuarto lugar, tenemos a los países en desarrollo. Aquí la
cosa es más compleja. África, no solo es el continente más vulnerable al cambio
climático, sino también el que menos representación gubernamental tendrá en la
COP 20. Ello, debido sencillamente a platas. Asia, es uno de los continentes
igualmente altamente vulnerable y sin muchas opciones de mitigación, adaptación
al cambio climático y recursos financieros. En cambio, América Latina es un
factor distinto y complejo. Tenemos en la región, países que, siendo
vulnerables a los impactos del calentamiento global, no necesariamente se
sienten comprometidos a generar políticas públicas internas que permitan
mitigar y adaptarse al cambio climático. Venezuela (dependiente de combustibles
fósiles); Brasil (nuevo productor de shale gas); Argentina (con gigantescas
reservas de shale gas); Perú con reservas propias de gas; y Bolivia (igualmente
con propios recursos gasíferos), instalan un escenario en donde cada país tiene
efectivamente sus intereses propios y diferenciados respecto a acuerdos sobre
cambio climático. Quizá Perú, por ser el anfitrión de la COP 20, se le imponga
un deber moral de pelear por acuerdos ambiciosos en materia de reducciones de
GEI, pero no necesariamente esperemos que en 2015 mantenga la firmeza y
compromiso adquiridos este diciembre. Ojalá nos equivoquemos.
En resumen Nuestra
política municipal en la COP 20 es compleja aunque entretenida. A nuestra
consideración, debemos ser muy observadores, cautos e inteligentes en nuestra
participación. Tenemos, como país, una serie de aportes, ideas, experiencias y
propuestas que plantear, pero también tenemos mucho que aprender en este tema de los gobiernos y pueblos que nos acompañarán
desde el 2 al 12 de diciembre próximo en Lima.
Parte del programa de la delegación municipal podría ser
solidarizarse y participar en las actividades de la Cumbre de los Pueblos
frente al Cambio Climático que se realizará desde el lunes 8 al jueves 11 de
diciembre en Lima. Asimismo, sería muy importante que esta delegación acompañe
a la ciudadanía global climática en la Marcha Mundial contra el cambio
climático que se realizará el miércoles 10 de diciembre, en el marco del Día
Internacional de los Derechos Humanos.
A nuestro juicio, la delegación chilena es una sola:
representantes de gobierno, ministerios, municipios, organizaciones sociales, ONGs
y académicos. Es muy importante tener en nuestras presentaciones una sola voz
unívoca respecto al tema climático para Chile, aunque podamos tener propuestas
diferenciadas.
Los puntos en común que, a nuestro criterio, debemos
sostener como delegación nacional, son:
Chile mantiene el compromiso de reducir en un 20% sus
emisiones proyectadas al 2020, y el 45% de la capacidad eléctrica instalada de
aquí al 2025, provendrá de fuentes energéticas renovables no convencionales. Chile
sostiene su planteamiento de que en este compromiso, las municipalidades, la
ciudadanía y los actores económicos coinciden en aportar cada uno desde sus
propias opciones, en desarrollar una estrategia climática acorde a los
requerimientos indicados por el IPCC y la ONU.
Los municipios de Chile se comprometen a generar políticas
públicas locales concordantes con las recomendaciones del IPCC y la COP 20, de
modo colaborativo y diferenciado.
Los municipios de Chile asumen de manera firme y consciente
su responsabilidad en la generación de formas de mitigación, adaptación y
creación de capacidades en sus respectivos territorios y poblaciones, en el
marco de lo acordado en esta COP 20.
Finalmente, invocamos a los países desarrollados a
posibilitar acuerdos y avances en la generación de un acuerdo climático global
que reemplace al Protocolo de Kioto o mejor dicho, el Protocolo de París, de
modo profundo, democrático, ambicioso y vinculante. (FIN) TOMADO DE LUIS
ALBERTO GALLEGOS , SUGERID EN BOLETIN GAL DE CHILE
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