lunes, 2 de febrero de 2015

ALCANTARILLADO DE COCHABAMBA habrá que mejorar


 Nuestra pésima red de alcantarillado
Los trabajadores están tan conscientes como los empresarios de que toda erogación extraordinaria trae como efecto indeseable pero inevitable la adopción de otras medidas
El colapso, el pasado sábado, del sistema de alcantarillado de las zonas centro y sur de la ciudad ha vuelto a recordarnos a los cochabambinos que estamos dejando pasar los años sin afrontar uno de los problemas más importantes de nuestra ciudad.
Nos referimos a la falta de correspondencia entre el vertiginoso ritmo al que crece nuestra urbe y la inexistencia de una red de agua potable y alcantarillado proporcional a los crecientes requerimientos.
En efecto, la frecuencia con que revientan las tuberías de alcantarillado en diferentes puntos de la ciudad, gran parte de ellas con más de 50 años de antigüedad es prueba más que suficiente para que de una buena vez la necesidad de hacer algo al respecto pase a ocupar un lugar prioritario en la lista de tareas pendientes.
Lamentablemente, por lo visto hasta ahora, de nada sirve que a diario se conozcan los efectos negativos de vivir en una urbe que carece de algo tan elemental como una red de alcantarillado a medida de sus requerimientos, ni conmueve ya saber que, como consecuencia de lo anterior, gran parte del saldo que deja la satisfacción de las necesidades de la gente retorna al organismo de sus habitantes a través del aire, el agua y los alimentos abonados con las materias orgánicas provenientes de la micción y defecación de cientos de miles de personas. Desgraciadamente, tarda mucho el proceso que va de las advertencias sobre los peligros de esta situación, a las acciones que vayan más allá de las inspecciones, estudios y declaraciones de buenas intenciones. Tomado de los tiempos de bolivia 

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