Malvinas: Una extraordinaria riqueza marina
Por Benjamín Fernandez Bogado - A 17 kilómetros al sur del
lado este de las islas MALVINAS y a unos
40 minutos de avión desde Puerto Argentino se encuentra uno de los santuarios más
ecológicos más importantes a nivel mundial: la isla de los leones marinos (Sea
Lion Island). Aquí es posible observar variedad y cantidad. Más de 250 mil
pingüinos de tres especies diferentes viven en sus playas y acantilados y miles
de leones y elefantes marinos pueblan sus riberas durante 5 meses para luego
lanzarse al mar por otros 7. Todo en una isla de un kilómetro y medio de ancho
por unos 12 de largo. Foto Las grandes estrellas son los elefantes marinos, de
más de 4 me¬tros y más de 5 toneladas de peso, en 1.000 o más llegan a la isla
en octubre para reproducirse
Foto La orcas patrullan a la espera que los pingüinos y los
leones marinos se hagan al agua para alimentarse Más de 250 mil pingüinos de
tres especies diferentes viven en sus playas y acantilados y miles de leones y
elefantes marinos pueblan sus riberas durante 5 meses para luego lanzarse al
mar por otros 7. Todo en una isla de un kilómetro y medio de ancho por unos 12
de largo.
Aquí tienen el hotel británico ubicado más al sur de todos
conocido y es admi¬nistrado por una sociedad filantrópica al servicio del
arrendatario del terreno donde un acogedor hotel recibe a visitantes
intere¬sados en conocer en este verano singular especies a las que es posible
acercarse y convivir de manera tan cercana que resulta por lo menos
sorprendente. Una pareja de chilenos se encarga del día a día del Lodge, donde
visitantes de todas partes del mundo están dispuestos a caminar y fotografiar
pingüinos de varias especies que anidan en un ambiente tan tranquilo que solo
es posible observar 3 vehículos, una huerta y un cementerio que aloja a una
norteamericana enamorada del lugar cuyos descendientes pagan un monto para
mantener el sitio en buenas condiciones.
Valor económico
La labor de preservación del ambiente natural es muy
importante para los administradores de la isla, que reciben a miles de
vi¬sitantes en condición de turistas para dedicarse a observar especies
natura¬les en un ambiente absolutamente inusual. Rafael es un chileno de
Quillota, quien junto con su esposa Paola son los encargados del acogedor
hotelito y funge de guía para noso¬tros. No ha visto nunca a paraguayos por
estas tierras y nos advierte del frío. Vive y trabaja 7 meses en esta isla para
luego retor¬nar a su país por unos 5. Las actividades turísticas comienzan en
setiembre y acaban a finales de abril. Nos da detalles del com¬portamiento de
los pin¬güinos, cuya fidelidad es notable, apunta con cierta picardía.
‘‘Viven 20 años y una vez que eligen para su pareja es para
toda la vida. Son capaces de nadar unos 200 kilómetros y traer la comi¬da para
sus crías que nacen en este sitio en un pro¬medio que supera los 500 mil’’, nos
comenta sobre la vida de esta ave que es posible localizarlo a lo lar¬go de
toda la isla. Los hay de las especies conocidas como Rey, el Magallanes o el
Rockhopper, que anidan diferentes sitios de esta pequeña isla.
Pero las grandes estrellas son los elefantes marinos.
Bestias colosales de 4 me¬tros de altura y más de 5 toneladas de peso, que un
número de más de 1.000 llegan a la isla en octubre para reproducirse. Unos 500
nacen en este sitio anualmente. Luego vuel¬ven a emigrar, pueden ser
encontrados incluso en las costas del Brasil. Los singulares tussac, unas
plantas que alcanzan un metro y medio, constitu¬yen un lugar de refugio de las
cuevas donde anidan los pingüinos y son los que resguardan a los elefantes
marinos. Hay un grupo de investigación liderado por un científico italiano y un
par de alumnos que reali¬zan tareas de seguimiento de estos gigantes animales
capaces de desplazarse de manera notablemente ágil en el mar.
Los leones marinos en cuyo nombre se ha deno¬minado la isla,
ya casi no quedan por estos meses de febrero. Los machos retozan en sus playas
no consumiendo nada y ali-mentándose de lo que han acumulado en mar en los
siete meses que realizan esa labor. Las hembras han partido al igual que sus
jó¬venes crías. El gran temor para ellos es que aparezca la Orca asesina que
suele resultar una atracción tu¬rística en estas costas por¬que es posible
observar su desplazamiento y su ritual de caza donde operan de manera asociada
para ata¬car con ferocidad notable a los leones y a otras presas de similar
volumen.
Tranquilidad
El avión del Gobierno hace un viaje por día a los visitantes
que vienen de diferentes lugares. En el momento de esta visita compartimos con
nor¬teamericanos, japoneses, ingleses y un brasileño de nombre Julio, quien
había sido alto directivo de va¬rias empresas de alimentos en su país y que
ahora ju¬bilado se dedica a retratar animales en estado salva¬je. Nos muestra
sus últimas fotografías de Alaska y de Sea Lion Island con sumo placer. ‘‘He
trabajado toda mi vida en corporaciones y ahora disfruto del placer de retratar
especies como las que se encuentra en la isla’’, comenta con singular ánimo.
Hay cosas notables tam¬bién en esta pequeña isla aparte de
lo descripto más arriba. Tienen una huerta orgánica la que puede ser la más
austral de todas las conocidas. Aquí la adminis¬tradora del hotel cultiva en el
verano especies como ra¬banito, lechuga, zanahoria, zucchini y papas que luego
hacen parte del menú de los visitantes. Y observamos una cruz que rinde
homena¬je a los 20 marinos muertos en el ataque misilero argen¬tino contra el
navío inglés Sheffield que se hundió en estas aguas del Atlántico Sur el 4 de
mayo de 1982.
La tranquilidad de esta isla aturde al visitante acos¬tumbrado
a los ruidos de la vida cotidiana. Aquí la tran¬quilidad permite al visitante
observar especies incluidas, el caracará nuestro, que aquí lo llaman sin el
acento final y que realiza similares tareas que las que hace en nuestro país.
Millones de pingüinos, 70% de los albatros negros a nivel
mundial y el 20% de los pingüinos rockhoppers son sólo algunos de los da¬tos de
este lugar donde la naturaleza despliega sin temores las muestras de su riqueza
a unos cuantos privilegiados que hemos tenido la ocasión de disfrutarlas.
TOMADO DE ENVIO DE MERCOPRESS
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