UNA PARTE DE LOS
HABITANTES DE ESTA ZONA DE NAPO VIVE DEL TURISMO Y OTROS DE LA AGRICULTURA
“Somos Quijos, pero hablamos kichwa, y andamos en busca de
nuestra identidad”
La comunidad Ruku Jumandy Kawsay es la celadora de la
segunda cueva más grande del país, luego de los Tayos. La parroquia Cotundo
alberga el legado del cacique que luchó en la época colonial. En la entrada a
las cavernas de Jumandy, ubicadas hasta 50 metros debajo del nivel del mar, la
comunidad ha construido pequeños senderos ecológicos. Fotos: Alejandro
Belolio/El Telégrafo
Alejandro Bellolio Desde Jumandy-Napo.-
Tras una hora de recorrido en la oscuridad, con agua y
esquivando formaciones minerales (estalactitas y estalagmitas) aparece la luz
del día y la flora ecuatoriana. El calor que atraviesa la ropa y la humedad son
una constante en las cavernas de Jumandy, cuyos dueños son la comunidad Ruku
Jumandy Kawsay. Este nombre significa Vida ancestral de Jumandy y como tal
recorrer el lugar es similar a reencontrarse con las raíces propias de los
ecuatorianos. En lo profundo de Napo, este sitio ubicado en la parroquia
Cotundo ( a 5 kilómetros de Archidona) trae a la memoria de los visitantes la
historia del cacique de la tribu de los Quijos. Cuenta la leyenda que Jumandi
era alto, fornido y gobernó los Quijos de Napo en 1578. Ahora, este sitio que
representó la resistencia de un pueblo, es a la vez el sustento para los
descendientes del gran guerrero. La comunidad Ruku Jumandy Kawsay es la
encargada de seleccionar a los guías que llevan a los visitantes a las entrañas
de la Tierra. Estas cuevas son formaciones naturales que no tienen fecha exacta
de creación, pero que fueron descubiertas en 1561 por el misionero Pedro Porras. Él las bautizó como las
cavernas de Jumandy, en honor al gran guerrero que resistió la invasión
española. “Cuando el padre Porras
encontró este lugar, estaba lleno de hachas e instrumentos de guerra”, dice
Fabián Grefa mientras guía el recorrido por el interior de las cavernas. Todo
el ambiente en Jumandy tiene un aroma a historia y ha sido creado sobre la
herencia en valores que dejó el antiguo cacique. Jumandy significa ‘hombre
sabio’ y -según aclaró el joven- el nombre original es Humandy, pero fue
cambiado con el tiempo. El cacique Jumandy, que fue nombrado héroe nacional en
2011, es conocido por su resistencia al gobierno español de la Real Audiencia
de Quito. El 29 de noviembre de 1578 quemó las ciudades de Ávila y Archidona,
pero luego fue capturado y asesinado por los españoles.
Sus descendientes, reconocidos como pertenecientes a la
comunidad Kichwa, cuidan ahora de las
De
fuerte a lugar turístico El terreno en las cavernas está lleno de hoyos,
desniveles y dificultades para trasladarse. Un símil a la historia de este
pueblo que ha tenido en este lugar su sustento económico desde hace 30 años.
cavernas. “Luego de matar a Jumandy, los españoles persiguieron a los quijos y
algunos kichwas se mezclaron con ellos, por lo que ahora no hay mucha certeza”,
reseña Grefa. Esto es corroborado por la presidenta de la comunidad (que no
excede de las 50 personas), Martha Grefa: “Nosotros somos quijos, pero hablamos
como kichwas, es por eso que andamos en busca de nuestra identidad”. En la
indagación sobre su árbol genealógico los ayuda Pablo Alvarado, del Ministerio
de Patrimonio y Cultura. Actualmente él realiza un estudio sobre el pueblo
kichwa y sobre las comunidades que habitaban en el alto y bajo Napo. “Eso nos
ayudará a confirmar nuestra identidad”, repite Grefa, quien asegura que no
cambiarán sus costumbres kichwas, pero sí se presentarán oficialmente como
descendientes del gran Jumandy.
Hace 5 años, el mismo tiempo que tiene la comunidad Ruku
Jumandy Kawsay, las cavernas pasaron a ser ‘propiedad’ de ellos. El recorrido
cuesta $ 10, que son divididos en $ 5 para la comunidad y $ 5 para el guía que
lidera la expedición. “Esta es la manera de autosustentarnos”, indica Martha
Grefa. “Nosotros vivimos del turismo”. Elegir esta forma de subsistencia hizo
que los miembros de la comunidad Ruku Jumandy Kawsay tomaran caminos
diferentes. “Nos llamábamos cavernas Jumandy, pero por distintos tipos de
ideologías decidimos separarnos. Nosotros escogimos el turismo, mientras que
otra parte de la población quiso seguir con la agricultura”, explica Grefa, quien
aclara que la comunidad era aún más grande, pero con el paso de los años se
fueron separando por búsquedas de tierras.
Es que la problemática se da en días como este (5 de febrero),
cuando no hay visitantes porque es época baja y no hay ingresos. Martha expone la solución que hallaron ante
la falta de liquidez en este negocio. “Cuando es época de ‘vacas gordas’
(feriados en general, en enero, marzo y diciembre) no nos gastamos todo sino
que guardamos para este tiempo en el que no hay gente”, dice la presidenta del
pueblo. Todo el dinero que ingresa se reparte en la comunidad, que al momento
tiene a 2 de sus integrantes estudiando en la universidad. Uno mediante una
beca del Gobierno y otro por autogestión. Para ellos, las cavernas son más que
un sitio turístico, es su lugar de meditación y de conexión con la naturaleza,
como lo hacían los chamanes en el pasado. “En este lugar debemos hacer
silencio, apague la linterna y medite”, solicita Fabián al ingresar en lo
profundo de la cueva. Los chamanes aplicaban esta técnica y después de horas de
meditación podían salir de la cueva sin necesidad de utilizar la luz de
linternas. El guía atribuye eso a que la naturaleza y el hombre se hacen uno en
ese momento. Hoy la comunidad vive a 500 metros de las cavernas, en un
terreno que les fue donado. “Nosotros no pagamos arriendo, solo luz”, expresa
Martha, sobre su situación dentro del complejo que es administrado por el
Consejo Provincial de Napo, al que acusan de no ayudar lo suficiente. Más allá
de las quejas, la comunidad Ruku Jumandy Kawsay sabe que estas cuevas son su
hogar, al cual están dispuestos a proteger, como lo hizo su legendario líder
guerrero. DATOS La entrada al complejo cuesta $ 2. Ese valor es destinado al
Consejo Provincial de Napo. El horario
es de 08:00 a 17:00, los 7 días de cada semana. En el lugar trabajan 3
recaudadores, los que cobran en ventanilla, y 5 de planta, quienes son los
encargados de dar el mantenimiento, incluido el administrador, Luis Chacha. Según
los miembros de la comunidad, el Consejo Provincial planea remodelar el
complejo mediante un macroproyecto. La visita a las cavernas incluye el guía,
la ropa adecuada y linternas. Tomado de el telégrafo de ecuador
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