Extrañas enfermedades
que devastan animales
El virus que ataca las estrellas de mar las va consumiendo,
secando, hasta que mueren. Sus apéndices se van partiendo. Esta es una estrella
sana. FOTO CORTESÍA K. LAFFERTY/US GEOLOGICAL SURVEY Algo sucede en el
ambiente. Decenas de miles de animales mueren. Enfermedades que los atacan con
facilidad. Abejas, murciélagos, ranas, estrellas de mar... Aire, mar y tierra. Desde
hace años las ranas en casi todo el mundo se enfrentan a una hecatombe. Algunos
consideran que han desaparecido cerca de 200 especies. A las abejas no les va
mejor en Norteamérica y otros países del norte.
La última en caer en la lista ha sido la estrella de mar,
atacada por una enfermedad que las seca.
No son casos aislados, como se excusarían las autoridades si
se tratase de personas. Hay más de fondo.
“Parece que muchas especies están bajo una gran cantidad de
estrés”, explicó en su momento Rob Mies a National Geographic. Él es director
de la Organización para la Conservación de los Murciélagos.
“La vida es mucho más compleja, por lo que una sola causa no
es probablemente la única explicación” de lo que sucede.
En algunos casos se ha encontrado al responsable de los
problemas, un virus o un hongo, pero ¿por qué solo ahora los atacan?
La transformación del hábitat, el cambio climático y el uso
de pesticidas estarían detrás. Todas alentadas por los humanos.
La última de las víctimas fueron las estrellas de mar.
Millones han muerto a lo largo de la costa de Norteamérica. Tantas que a uno de
los fotógrafos que le pidieron imágenes de estrellas informó que no encontró
ninguna.
La enfermedad es posiblemente causada por un densovirus, el
primero que se diagnostica en ellas, según Ian Hewson, autor del artículo
aparecido en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Y en una gota de agua marina puede haber 10 millones de
virus. ¿Por qué este?
O el virus sufrió modificaciones genéticas que lo hicieron
más virulento o el medio ambiente ha hecho más susceptibles las estrellas.
Esa relación con el cambio climático parece firme en el caso
de las ranas: un hongo letal, chytriodiomycosis es más activo con el tiempo
caliente y es el responsable de la pérdida de cerca del 30% de los anfibios del
planeta.
Hay unas 1.000 especies del hongo, alguno de los cuales
puede infectar una de las 6.000 especies de anfibios. El hongo engrosa la piel,
lo que les dificulta absorber agua y las sales que requieren.
En 2006 los apicultores estadounidenses comenzaron a
reportar la pérdida de 30 al 90% de las colonias. Por eso se denominó Trastorno
del Colapso de las Colonias y las causas aún se discuten: alimentación y
pesticidas parecen vinculados. Por ello el problema no se ha controlado y según
un artículo aparecido este año en el Journal of Applied Ecology podría pasar a
las especies silvestres.
El problema no está solucionado, como no lo está para los
murciélagos hibernadores en Norteamérica, donde la peste de la nariz blanca del
hongo Pseudogymnoascus destructans ha matado, según reporte de enero en Global
Ecology and Biogeography, más de 5 millones de individuos.
Algo pasa y no se ha podido controlar. ¿Qué sigue?.
ANTECEDENTES EL DESEQUILIBRIO DEL ENTORNO
Lo que les acontece a murciélagos, anfibios y abejas tiene
un denominador común: la intervención humana, de un modo u otro. Llevando el
virus de un lado a otro, desequilibrando el entorno con el uso de químicos y
destruyendo diversos hábitats.
La primera crisis en surgir fue la de las abejas, luego se
han sucedido las otras en cuestión de dos o tres años.
En el caso de abejas y murciélagos aparte de la pérdida de
especies se afecta la polinización de múltiples plantas de interés económico y
nutricional.
La incidencia real está para ser estudiada.
RAMIRO VELÁSQUEZ
GÓMEZ Los temas de la ciencia, la astronomía y el medio ambiente con énfasis en
cambio climático son mis campos de acción periodística. Con vocación por el
mundo de los pequeños felinos y la defensa animal. Tomado de el colombiano
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