jueves, 12 de febrero de 2015

SE MUERE EL MAR


 Extrañas enfermedades que devastan animales
El virus que ataca las estrellas de mar las va consumiendo, secando, hasta que mueren. Sus apéndices se van partiendo. Esta es una estrella sana. FOTO CORTESÍA K. LAFFERTY/US GEOLOGICAL SURVEY Algo sucede en el ambiente. Decenas de miles de animales mueren. Enfermedades que los atacan con facilidad. Abejas, murciélagos, ranas, estrellas de mar... Aire, mar y tierra. Desde hace años las ranas en casi todo el mundo se enfrentan a una hecatombe. Algunos consideran que han desaparecido cerca de 200 especies. A las abejas no les va mejor en Norteamérica y otros países del norte.
La última en caer en la lista ha sido la estrella de mar, atacada por una enfermedad que las seca.
No son casos aislados, como se excusarían las autoridades si se tratase de personas. Hay más de fondo.
“Parece que muchas especies están bajo una gran cantidad de estrés”, explicó en su momento Rob Mies a National Geographic. Él es director de la Organización para la Conservación de los Murciélagos.
“La vida es mucho más compleja, por lo que una sola causa no es probablemente la única explicación” de lo que sucede.
En algunos casos se ha encontrado al responsable de los problemas, un virus o un hongo, pero ¿por qué solo ahora los atacan?
La transformación del hábitat, el cambio climático y el uso de pesticidas estarían detrás. Todas alentadas por los humanos.
La última de las víctimas fueron las estrellas de mar. Millones han muerto a lo largo de la costa de Norteamérica. Tantas que a uno de los fotógrafos que le pidieron imágenes de estrellas informó que no encontró ninguna.
La enfermedad es posiblemente causada por un densovirus, el primero que se diagnostica en ellas, según Ian Hewson, autor del artículo aparecido en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Y en una gota de agua marina puede haber 10 millones de virus. ¿Por qué este?
O el virus sufrió modificaciones genéticas que lo hicieron más virulento o el medio ambiente ha hecho más susceptibles las estrellas.
Esa relación con el cambio climático parece firme en el caso de las ranas: un hongo letal, chytriodiomycosis es más activo con el tiempo caliente y es el responsable de la pérdida de cerca del 30% de los anfibios del planeta.
Hay unas 1.000 especies del hongo, alguno de los cuales puede infectar una de las 6.000 especies de anfibios. El hongo engrosa la piel, lo que les dificulta absorber agua y las sales que requieren.
En 2006 los apicultores estadounidenses comenzaron a reportar la pérdida de 30 al 90% de las colonias. Por eso se denominó Trastorno del Colapso de las Colonias y las causas aún se discuten: alimentación y pesticidas parecen vinculados. Por ello el problema no se ha controlado y según un artículo aparecido este año en el Journal of Applied Ecology podría pasar a las especies silvestres.
El problema no está solucionado, como no lo está para los murciélagos hibernadores en Norteamérica, donde la peste de la nariz blanca del hongo Pseudogymnoascus destructans ha matado, según reporte de enero en Global Ecology and Biogeography, más de 5 millones de individuos.
Algo pasa y no se ha podido controlar. ¿Qué sigue?.
ANTECEDENTES EL DESEQUILIBRIO DEL ENTORNO
Lo que les acontece a murciélagos, anfibios y abejas tiene un denominador común: la intervención humana, de un modo u otro. Llevando el virus de un lado a otro, desequilibrando el entorno con el uso de químicos y destruyendo diversos hábitats.
La primera crisis en surgir fue la de las abejas, luego se han sucedido las otras en cuestión de dos o tres años.
En el caso de abejas y murciélagos aparte de la pérdida de especies se afecta la polinización de múltiples plantas de interés económico y nutricional.
La incidencia real está para ser estudiada.
 RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ Los temas de la ciencia, la astronomía y el medio ambiente con énfasis en cambio climático son mis campos de acción periodística. Con vocación por el mundo de los pequeños felinos y la defensa animal. Tomado de el colombiano 

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