Si creó palomas no
debió crear gavilanes
Por: Doraldina Zeledón Úbeda Ciertamente la caza deportiva
es una actividad legal en diferentes países. Inclusive hay universidades que
ofrecen cursos para dar respuesta a las “necesidades” del turismo cinegético. Y
a través del tiempo, se les ha aconsejado esta práctica a los príncipes y
reyes, para aguzar la vista y el oído, prepararse para la guerra, tener buena
salud, etc. También los escritores le han dedicado su pluma: historias,
técnicas, reglas; todo sobre perros y armas para la actividad. Precisamente la
palabra “cinegética” en su origen tiene que ver con la caza y con el cuidado de
los perros. La pintura y el dibujo también dan razón de ella. Pero encontramos,
además, literatura que nos puede sensibilizar. Si los cazadores leyeran
“Estival”, posiblemente no practicarían la actividad. Es un bello poema sobre
dos tigres enamorados y un “atrevido príncipe” cazador, que dispara y mata a la
hembra. Dice Darío: “¡Oh, va a morir! … Poco antes, débil, / yerta, chorreando
sangre por la herida abierta, / con ojo dolorido, / miró a aquel cazador; lanzó
un gemido/ como un ¡ay! de mujer… y cayó muerta”. También el final es muy
fuerte. El tigre enamorado que salió huyendo, soñó que “enterraba las garras y
los dientes/ en vientres sonrosados/ y pechos de mujer; y que engullía/ por
postres delicados/ de comidas y cenas, / —como tigre goloso entre golosos—/
unas cuantas docenas/ de niños tiernos, rubios y sabrosos”. Sería una buena
lectura para los promotores y aficionados a la caza deportiva, que en Nicaragua
también es permitida y normada, según resolución del Ministerio del Ambiente y
los Recursos Naturales (Marena) (No. 011-2006, del 13 de marzo del 2006).
Muchas prácticas pueden ser legales, pero injustas. El aumento del turismo
podría intensificar esta actividad y otras depredadoras, en busca de dólares.
Para satisfacer las demandas o las ofertas, habría que ver también si es
humanitario, si es justo, si no roza con las leyes sociales y de protección a
la Naturaleza. La conciencia ambiental ha aumentado, y las normativas deberían
ir a tono, por eso hay países que están ajustando su ordenamiento jurídico a
los nuevos tiempos, como ya lo hizo Costa Rica, que prohíbe la caza desde el
2012. Solamente se permite por causa de inminente peligro a la integridad de
las personas, para fines científicos, por sobrevivencia, o por control de
sobrepoblaciones; por lo que también crea el Registro Nacional de Vida
Silvestre. Además, prohíbe la exhibición de animales en circos. ¿Podremos
hacerlo aquí? Si cuando el Marena aprobó el decreto “se estimó necesario y
urgente, la necesidad de regular la actividad de caza deportiva”, también ahora
es necesario y urgente. Si se crean leyes de protección animal, no se debería
aprobar el turismo cinegético. Si se pena el biocidio (todo acto que implique,
sin necesidad, la muerte del animal) ¿Cómo puede permitirse la caza? El poeta
de piedras preciosas, palacios y princesas, oro y perlas; es también de los
animales y la Naturaleza. En el poema “Anagkh”, nos habla de una agradecida
paloma que cuando sus alegrías cuenta, un gavilán se la come. Y de cómo Dios,
mientras Satán aplaude al ave rapiña, él revisa sus planes de creación: “Arrugó
el ceño, / y pensó al contemplar sus vastos planes/ y al recorrer sus puntos y
sus comas, /que cuando creó palomas/ no debía haber creado gavilanes”. La
autora es abogada y comunicadora ambientalista. TOMADODE LA PRENSA DE NICARAGUA
POR SUGERENCIA EN ENVIO DE doraldinazu@gmail.com
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