ANTE LA INUNDACIÓN Recomendaciones
de EEA INTA Rafaela
Hay algo por hacer en la coyuntura inmediata: juntarse con
otros productores, solidarizarse entre vecinos y recurrir a las instituciones
cercanas para reorganizarse en los campos y los pueblos recuperando las
experiencias de otras veces. Luego, apenas las condiciones lo vayan
permitiendo, una serie de sugerencias técnicas de manejo pueden ayudarlo a
paliar los efectos de la inundación.
A) Manejo de suelos
Los ascensos del nivel de la napa pueden generar efectos
negativos porque limitan la infiltración del agua de lluvia. Además, favorecen
los anegamientos totales o parciales de los lotes, impactando en la
productividad de los cultivos y las propiedades físico-químicas de los suelos.
Escenarios posibles
después del anegamiento en suelos agrícolas del centro de Santa Fe:
- Ambientes anegables con riesgo de falta de piso: cuando la
napa está por encima de 40 cm de profundidad los suelos pierden su capacidad de
soporte y los vehículos se entierran, produciéndose el atascamiento o
“fuellado” de los campos cuando son transitados, en especial con maquinaria
pesada como carros, cosechadoras y/o sembradoras.
- Ambientes con moderado riesgo de salinización y
anegamiento: cuando la napa se encuentra entre 100 y 150 cm el riesgo de
salinización es bajo pero aún persiste el riesgo de que un año húmedo pueda
anegar el suelo. Son ambientes en donde puede ocurrir pérdida de piso en alguno
de los períodos críticos del cultivo como la siembra o la cosecha, tanto de
fina como de gruesa.
- Ambientes con profundidad ideal de napa: cuando la profundidad
oscila entre 150 y 250 cm hay mayor posibilidad de aporte hídrico de la napa al
cultivo y el riesgo de anegamiento es bajo.
- Ambientes independientes de la napa: cuando la napa está
por debajo de los 250 cm no constituye un aporte hídrico importante. El riesgo
de salinización y anegamiento es casi nulo. El aporte hídrico al cultivo
depende exclusivamente de las precipitaciones y el agua acumulada en el perfil.
¿Qué hacemos?
Conocer la altura de la napa en nuestros lotes.
Identificar las áreas problemáticas dentro del lote para
evitarlas de ser necesario.
Si tenemos que cosechar con los suelos saturados de agua
utilizar maquinaria adaptada, hacer un tránsito controlado de la misma y
planificar labranzas de descompactación.
¿Cómo?
Utilizando maquinarias adaptadas (neumáticos y
configuración): el objetivo es el aumento de la flotabilidad y transitabilidad
de las cosechadora reduciendo su peso (cosechadoras livianas sin superar el 50%
de llenado de la tolva durante la cosecha), y aumentar el ancho y largo de
pisada del tren delantero y trasero de las cosechadoras de tracción simple. El
equipamiento de doble tracción hidrostática o mecánica resulta fundamental para
aumentar la transitabilidad de las cosechadoras.
Controlando el tránsito de maquinarias: la cosecha con
equipos muy pesados y en condiciones de excesiva humedad del suelo causa un
cambio considerable en la estructura de la capa superficial y sub-superficial,
incrementando la compactación. Sin embargo, si la descarga a la tolva se hace
únicamente en la cabecera o lugares menos comprometidos, evitando el tránsito
de los tractores y acoplados tolvas autodescargables, los niveles de
compactación generados son menores.
Haciendo laboreos de emergencia para remover costras
(planchado): la remoción puede realizarse con operaciones de labranza
secundaria y de pos-emergencia dependiendo del momento en que se produzca el
sellado superficial en relación a la implantación del cultivo.
Las labores con rastras doble acción, de dientes, rotativas,
puerco espín, tienen el objetivo de romper las costras y generar rugosidad
superficial, llevando el suelo húmedo a la superficie favoreciendo el secado
del mismo y mejorando la infiltración del agua en el caso de registrarse nuevas
lluvias.
Con laboreos de descompactación superficial y
sub-superficial: para fragmentar las capas compactadas, mejorar la exploración
radicular y el ingreso y movimiento de agua dentro del suelo. Se recomienda
realizar labores de descompactación, previo diagnóstico del mismo.
Las herramientas que más se utilizan para esta tarea son los
escarificadores o cinceles cuando el problema es superficial, y subsoladores
cuando es sub-superficial. Tienen bajo impacto sobre la cobertura superficial.
Para estas labores hay que esperar que el suelo tenga la humedad adecuada.
B) Manejo de animales
¿Qué hacemos?
Contar con un potrero “extra”, si no cuenta con ninguno,
utilice o sacrifique aquel cuya alfalfa sea más vieja (2-3 años), y que se
encuentre en algún sector de los más elevado del campo.
Realizar franjas de pastoreo amplias para no deteriorar el
potrero rápidamente con el pisoteo animal, ubicar rollos y arroje silaje de
maíz y o sorgo en el suelo debajo de los boyeros laterales de la franja. Esto
debe realizarse en un espacio amplio para que no se produzca concentración de
animales. Cuando se deteriore el sector, cambiar a una nueva franja
rápidamente. Es importante mantener este manejo hasta que mejoren las
condiciones, para disminuir al máximo los perjuicios del animal (baja en la
producción, pérdidas de condición corporal, problemas de patas y ubre)
CIRCULACIÓN
Limpiar y en caso de ser necesario hacer más profundas las
cunetas, para permitir el escurrimiento del agua y evacuar rápidamente hacia
las pendientes naturales del campo.
Tratar de que los animales permanezcan la mayor cantidad
del tiempo en las parcelas de pastoreo para disminuir la concentración de bosta
en los corrales y callejones.
Hacer un levante abovedado debajo de las medias sombras
para evitar que se genere acumulación de agua, orina y materia fecal en lugares
donde las vacas se van a echar.
EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE, REALIZAR EL INGRESO DEL TRACTOR
CON MIXER O CARROS POR UN LUGAR DISTINTO DEL DE CIRCULACIÓN DE LAS VACAS.
Callejones:
Realizar un abovedado de los callejones existentes con una
pendiente lateral o una doble pendiente de 5-8% (10-12 cm de diferencia de
nivel) hacia una cuneta o hacia cada cuneta lateral.
Usar rabasto cada vez que las condiciones climáticas lo
permitan, después de cada lluvia.
Si el callejón tiene de 8 a 10 m de ancho, dividirlo por
la mitad con un boyero y hacer pendientes desde el centro hacia las cunetas
laterales.
No hacer rellenos con elementos abrasivos o que lastimen
las pezuñas (escombros, ripio, etc.) ya que si bien es un paliativo en la
coyuntura, son perjudiciales a lo largo del tiempo. Utilizar tierra colorada
seca o mezclada con cal. No usar tierra negra ni con restos de materia orgánica
(bosta, paja, etc.).
En el caso de disponer de callejones en muy mal estado y
angostos, hacer un callejón alternativo de cada lado, utilizando parte de los
potreros laterales. Con un ancho de 4-5 m es suficiente si no se apura el arreo
de los animales.
Evitar la acumulación de agua en un sector y disponer de 2
o 3 alternativas de circulación. Ni bien se observe que una se rompe (las vacas
tienen dificultad y entierran sus patas), utilizar otra, realizar su
mantenimiento y así sucesivamente, aún a costa de tener que abrir alambrados
fijos o cortar caños porque posibilitarán recuperar el sector de ingreso y
salida. Clausurar con boyero el ingreso y salida existente y guiar el ingreso
de las vacas hacia el nuevo ingreso y salida. Realizar el mantenimiento de lo
deteriorado. No existiendo acumulación de agua y haciendo un correcto
mantenimiento, los callejones se recuperan rápidamente.
ALIMENTACION
Privilegiar el uso y racionar el pasto para el lote de
vacas de punta. Medir bien la pastura que se dará diariamente.
Pesar, controlar, calcular permanentemente cuánto consumen
las vacas, para que los resultados sean los esperados. Ajustar las cantidades.
En lo posible, moler los rollos (tamaño grande) o
desmenuzarlos, para minimizar los desperdicios.
Suministrar el grano de maíz o sorgo bien molido, por
mitades en cada turno de ordeño.
Suministrar vitaminas y minerales que contengan calcio,
fósforo, magnesio y las vitaminas A,D,E y K. Esta suplementación es esencial
ante ausencia o limitaciones de pasto fresco de buena calidad, sobre todo para
las vacas de punta.
LA CANTIDAD DE SILAJE OFRECIDA DIARIAMENTE DEBE ESTAR MUY
BIEN AJUSTADA. CONTROLAR LA OFERTA GARANTIZA PROLONGAR SU UTILIZACIÓN Y PERMITE
BALANCEAR LAS DIETAS.
Corrales:
Rotar los corrales de alimentación existentes. Anexar 3 a
4 has de potreros duros como alternativa para paliar la situación particular y
temporal. Es preferible restar esta superficie de reservas que no disponer de
lugar para distribuirla adecuadamente.
Mover los comederos dentro de cada corral y entre corrales
en la medida que se evidencie deterioro.
Pasar el rabasto día por medio o cuando las condiciones
climáticas lo permitan.
Mantener cunetas y desagües para que permitan un rápido
escurrimiento de los excesos pluviales
División de lotes:
Realizar un balance de los alimentos disponibles (rollo,
silaje, concentrados) y calcular cuánto tiempo pueden durar de acuerdo al
actual nivel de consumo. Si la cantidad disponible está muy comprometida:
Analizar y definir qué vacas quedarán en el rodeo,
privilegiando las recién paridas y de lactancia intermedia, seleccionando las
de mejor capacidad productiva y sanitaria.
Definir qué hacer con el resto de los animales y
considerar enviar a venta o pastaje los animales que sea necesario.
División de rodeos:
Secar las vacas preñadas de lactancia avanzada que produzcan
menos y armar dos lotes:
Lote de punta: armar un lote especial con las vacas de mayor
producción (principalmente las de lactancia temprana y vacías), que son las que
habrá que preñar y las que mejor defenderán el nivel productivo del tambo, más
todas las vaquillonas en producción. Si esto último no es posible, separar las
vaquillonas preñadas de lactancia avanzada.
Lote de cola: el resto de los animales en producción.
Para las otras categorías que pudieran quedar en el tambo
(vacas secas y eventual recría) se pueden formular dietas de mantenimiento en
base al suministro de rollos de residuos de cosecha (soja, maíz, sorgo), que
podrán complementarse con algo de pasto (de potreros degradados) que puedan
levantar los animales diariamente. Para que no pierdan estado, se deberán
suministrar pequeñas cantidades de algún concentrado y/o subproducto tipo
afrechillo de trigo, semilla de algodón, grano de sorgo molido, etc. Hay que
pensar en disponer de al menos 8 a 10 kg. de MS de forraje fibroso y 0.5 a 1.0
kg. de concentrados para alimentar cada una de esas categorías.
SANIDAD
Mastitis:
La exposición prolongada de las vacas al barro y la materia
fecal aumenta las probabilidades de que sufran mastitis.
Si los potreros tienen agua acumulada y barro, el ambiente
donde se encuentran las vacas favorece la aparición de infecciones mamarias por
organismos ambientales. Los organismos que pueden predominar son los llamados
coliformes (habitantes normales del colon de los animales) y los estreptococos
ambientales. Como las mastitis por organismos coliformes son especialmente
severas cuando se producen en la época previa o inmediatamente posterior al
parto, se recomienda que ante la presencia de este tipo de casos consulte a su
veterinario sobre cuál es el tratamiento más adecuado.
Contar con un potrero “extra” cuando los potreros de uso
corriente estén anegados o con una cantidad de barro que llegue a ensuciar las
ubres de las vacas lecheras.
Intensificar la higiene pre-ordeño: lavar (sólo los
pezones y con la mínima cantidad de agua posible), despuntar, hacer
desinfección pre ordeño (pre-dipping) con un producto de reconocida eficacia y
secar con toallas de papel descartables.
Sellar los pezones post-ordeño con selladores de barrera:
Los mismos contienen polímeros (barreras físicas) que impiden la llegada de los
organismos patógenos ambientales entre ordeños.
Evitar que las vacas se echen en el barro durante la
primera hora luego del ordeño.
Consultar en forma urgente al médico veterinario si ocurre
un aumento explosivo del recuento de células somáticas o un aumento inusual de
casos de mastitis clínicas. TOMADO DE ENVIO DE PREGON AGROPECUARIO DE AR
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