Gobierno de EU por
fin admite que el fracking provoca sismos Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
Un reciente reporte del Monitoreo Geológico de EU (USGS, por
sus siglas en inglés) de su gobierno identificó ocho estados (¡supersic!) en la
región central y oriental, donde las operaciones de fracking han derivado a
incrementos dramáticos de terremotos debido primordialmente (sic) a la inyección
del agua de desecho en las operaciones de excavación en los pozos subterráneos
al activar placas tectónicas que en algunos casos eran desconocidas (
http://goo.gl/MCMd2h ). Se trata del mismo hallazgo de Oklahoma extrapolado a
siete estados adicionales.
El letal fracking (fracturación hidráulica) perfora rocas en
profundidad para extraer petróleo/gas shale (esquisto) mediante la inyección de
grandes cantidades de agua y sustancias químicas desconocidas.
William Ellsworth, geofísico del USGS, sentencia que se
trata de añejas placas tectónicas que no sabemos siempre donde se encuentran.
Ahora resulta que se desconocen las placas tectónicas
afectadas y las misteriosas sustancias químicas inyectadas.
La sismicidad consustancial al fracking ya había sido
expuesta por The New York Times, específicamente en Oklahoma (
http://goo.gl/jE74fl ).
Lo relevante del alarmante reporte es que proviene del mismo
gobierno de EU y su agencia científica (sic) USGS ( http://goo.gl/YrBAZY ), con
funciones de investigación de hallazgo de hechos carente de responsabilidad
regulatoria (léase: sin dientes) con sede en Reston (Virginia) y más de 9 mil
funcionarios.
La gráfica del USGS, de 1973 a 2014, es impactante por el
número acumulado de terremotos que se dispararon en forma exponencial a partir
de 2009.
EcoWatch reproduce el perturbador reporte (
http://goo.gl/CO3bqO ) y fustiga a los negadores de los terremotos de la
omnipotente industria del petróleo/gas, como el multimillonario Harold Hamm,
pionero del fracking, quien ha presionado a los funcionarios de Oklahoma a
ocultar los hallazgos científicos de la correlación del fracking con los sismos
( http://goo.gl/evlL0U ).
Entre 1973 y 2008 existió un promedio de 21 terremotos de
una magnitud menor (sic) a tres grados, pero a partir de 2009 –¡el año funesto
del fracking!– hasta 2013, la región analizada experimentó 99 (¡supersic!)
sismos por año superiores (sic) a tres grados. Sólo en Oklahoma se
escenificaron 585 sismos en 2014, mucho más que en los pasados 35 años
combinados.
Son por lo menos ocho estados los afectados por el
incremento exponencial de la sismicidad en regiones donde los terremotos eran
raros (sic): Oklahoma, Texas, Ohio, Alabama, Arkansas, Colorado, Kansas y Nuevo
México.
Sólo Oklahoma, Texas y Ohio han acaparado la atención,
mientras Texas y Nuevo México comparten frontera con México, donde el gobierno
neoliberal itamita y su disfuncional Congreso –a quienes importa un bledo el
ambiente y la vida de los ciudadanos– han adoptado la cómoda política del
avestruz para no importunar los intereses petroleros/gaseros de BlackRock y las
trasnacionales anglosajonas ( http://goo.gl/bucD6J ). USGS identificó 17 zonas
dentro de los ocho estados que se encuentran en peligro particular debido al
número creciente de los sismos inducidos (¡supersic!). El riesgo es mayúsculo
para los habitantes que viven cerca.
El modelo del USGS exhibe la “intensidad de un potencial
terremoto inducido (sic) en el periodo de un año, a diferencia de sus previos
estudios que operaban en un lapso mayor a 50 años (el promedio de vida de un
edificio, usado para propósitos de seguros, códigos de construcción y planes de
respuesta de emergencia).
EcoWatch expone que el “Escalofriante incremento de sismos
por fracking obliga a Kansas a tomar medidas ( http://goo.gl/ttgED0 )”. Las
ondas concéntricas de choque desde el epicentro de Kansas alcanzan la frontera
de México, cuyo gobierno misántropo no ha tomado ninguna medida preventiva al
respecto.
Según el USGS, el incremento de la sismicidad coincide con
la inyección de agua de desperdicio en los yacimientos profundos de desecho en
varias localidades y gran parte del agua de desperdicio, subproducto de la
extracción de petróleo y gas, es utilizada en forma rutinaria por la inyección
a los yacimientos.
Ante la contundencia de la evidencia científica del reporte
del USGS, al día siguiente el Monitoreo Geológico de Oklahoma –agencia estatal
lubricada por los intereses pecuniarios de la industria del petróleo/gas,
representado por el poderoso Instituto de Petróleo Estadunidense (
http://goo.gl/5WIWPF )– fue orillado a aceptar que es “muy probable
(¡supersic!) que la mayoría de los recientes sismos, en particular en la parte
central y norcentral de Oklahoma, es desencadenada por la inyección del agua
producida en los yacimientos de desecho ( http://goo.gl/hoYfuI )”.
El gobierno de Oklahoma, que preside la fundamentalista
(literal) Mary Fallin, del Partido Republicano y anterior vendedora de bienes
raíces, se ha fracturado como reflejo del mismo fracking, ya que las dos ramas
del gobierno han optado por medidas diametralmente opuestas: el Ejecutivo
admite la causal de los sismos por fracking, mientras los anticientíficos
legisladores, marionetas de la omnipotente industria del petróleo/gas, han
llegado, mediante dos enmiendas, a castrar y frustrar la protesta de los
ciudadanos sobre su destino sísmico.
¡Cómo se parecen las dos enmiendas de los corruptos
legisladores de Oklahoma a la anticientífica ley Korenfeld para privatizar el
agua en México ( http://goo.gl/dN8Cya )!
Heather Smith, del rotativo británico The Guardian, después
de exponer que finalmente (sic) el “gobierno de EU acepta que el fracking
provoca sismos”, pregunta por qué tardaron tanto en reconocerlo ( http://goo.gl/O9wPyU
). Comenta que en comparación a sus previas declaraciones, el reporte del USGS
es una abrupta voltereta de sus posturas previas y considera que todavía es un
documento relativamente suave (sic), ya que aconseja (sic) mayor investigación,
en lugar de tomar acciones específicas.
Hasta donde sé las universidades públicas de México y sus
institutos/departamentos de geología/geofísica –UNAM ( http://goo.gl/LhvTA4 ),
IPN ( http://goo.gl/pIaTjQ ) y BUAP (http://goo.gl/vYdt8c )– no se han
pronunciado sobre los efectos deletéreos del fracking en la transfrontera, lo
cual no se le puede exigir al ITAM: centro teológico neoliberal anticientífico
que carece de un departamento de geología que confunde con el medieval
financierismo antihumano.
El clan itamita de Baillères, que promueve el zoocidio de la
salvaje tauromaquia, es uno de los principales beneficiados de la reforma
neoliberal energética y su fracking (http://goo.gl/tCZx1L ).
Lo más grave es que el gobierno neoliberal mexicano y su
falsificado Pacto por México (sic) pretenden ahora itamizar a las universidades
públicas –en particular a la UNAM– mediante la incrustación en sus estructuras
estratégicas pedagógicas de topos proselitistas del ITAM, cuya terminal tarea
desinformativa consistirá en desviar la atención ciudadana y científica de los
sismos provocados por el fracking en la sensible zona estresada por carencia de
agua del noreste mexicano. ENVIADO EN RED FOROBA
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