CULTIVAN PAPAS, FRESAS, CEBOLLAS Y OTRAS VERDURAS CON AGUA
SALADA
Un pequeño campo de la isla holandesa de Texel, azotado por
los vientos del mar de Wadden, podría
aportar una respuesta al hambre en el
mundo con su plantación de patatas cultivadas en agua salada.
Es que este proyecto puede constituir una salida al problema
de la salinización de los suelos, que amenaza la seguridad alimentaria de
millones de personas. Entre las ovejas y los diques de la isla de Texel, Marc
van Rijsselberghe ha plantado una treintena de variedades de papas. Marc van
Rijsselberghe con algunas de sus papas tolerantes a la sal. Fotografía por
Sarah Helena Rijpkema “Distribuimos siete concentraciones de agua en el campo
sometido a prueba, que va del agua dulce a la marina” , explica a este
agricultor de 60 años: “Tiramos lo que muere y estudiamos lo que sobrevive”. No
sólo hay papas. Marc y su equipo, apoyados por la universidad de Amsterdam,
estudian la compatibilidad con las zanahorias, fresas, cebollas o ensaladas,
entre otras verduras y frutas. En esta ‘granja de patatas saladas‘, los
experimentos comenzaron en 2006 con la esperanza de ayudar a las personas
desnutridas en el mundo. El pequeño equipo de investigadores y agricultores
realiza las pruebas a todas las plantas a su disposición para ver cuáles
sobrevivirán en un entorno con proporciones elevadas de sal. Lo hace sin
laboratorio ni organismos genéticamente modificados (OGM).
La papas es la cuarta planta más cultivada en el mundo, con
5000 variedades diferentes, según la Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación (FAO) . “Vemos que las variedades cuyos
ancestros vivieron hace cientos o miles de años cerca del mar soportan mejor el
sal que otras”, explica Mark van Rijsselberghe. Seguridad alimentaria amenazada Numerosas investigaciones se
centran en aumentar la producción de algunas plantas, pero el equipo de Texel
busca todo lo contrario: cultivar plantas en tierras hasta ahora consideradas
hostiles, o sea inutilizables. “En Holanda, lo sabemos todo sobre el agua y
muchas cosas sobre la agricultura pero estábamos tan asustados por el mar que,
hasta hace diez años, no habíamos encontrado la valentía de intentar que las
plantas crecieran con agua marina” , asegura este sexagenario. La salinización
del suelo se forma por una acumulación de sal motivada por la falta de
irrigación o el riego inadecuado de las tierras. Este fenómeno reduce en 2 000
hectáreas diarias la superficie de tierras agrícolas en el planeta, según el
Instituto universitario de las Naciones Unidas para el Agua, el Medio Ambiente
y la Salud (UNU-INWEH) . Actualmente afecta a 62 millones de hectáreas (una
superficie equiparable a la de Francia) , en contra de los 45 millones de
comienzos de los años 90. Las soluciones actuales para que los suelos salinos
puedan ser cultivables de nuevo son demasiado caras para muchos países. El
equipo de Texel está convencido de que sus papas podrían cambiar la vida de
miles de agricultores en la región, y a más largo plazo de millones de
personas. La papa viene de Perú y los colonos españoles la introdujeron en el
siglo XVI en Europa, donde fue esencial para sobrevivir a hambrunas de la
época. Según la FAO, a día de hoy casi 800 millones de personas pasan hambre en
el mundo, y la salinización amenaza el 10% de la cosecha cerealista mundial. Gusto dulce, precio salado ¿Y el sabor?
Estas papas son dulces debido a que la planta produce más azúcar para compensar
el entorno salino, asegura el equipo de Texel. Tampoco aumentarían el consumo
de sal de los seres humanos, dado que el sodio queda atrapado en las hojas,
explica. El precio sí que es salado: un kilo de estas patatas cuesta
actualmente cinco euros en Holanda, cuando las otras valen menos de uno en los
supermercados. “Producimos unos 30 000 kilos por hectárea”, en comparación con
los 60 000 que consiguen normalmente los agricultores, alega Robin Konijn,
responsable de finanzas de la granja de Texel.
Fuente: m.elcomercio.com tomado de envio de pregon
agropecuario
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