Encontraron pez chupa
sangre en la isla del Queguay La
publicación en el portal Taringa por un ciudadano de la vecina ciudad de Colón
sobre la aparición del pez Candirú o “pez vampiro” motivó la consulta de EL
TELEGRAFO a fuentes de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), que
confirmaron la presencia en el río Uruguay de este pequeño pez hematófago que
habita habitualmente aguas del río Amazonas, más tropicales que las del
nuestro.
Sin embargo, el hallazgo del pescador entrerriano podría ser
en realidad lo que se conoce en esta zona como “camarón” (homodiactus anisitsi)
y que es una sanguijuela que, junto con el “chupa sangre” (paravandellia
oxyptera), son muy comunes tanto en esa zona del río Uruguay como en toda la
cuenca del Paraná y del Río de la Plata. “Siempre estuvieron y más que darte
una picazón o alguna escoriación cuando se prenden, no pasa”, explicó otra
fuente.
La zona del descubrimiento es la punta norte de la isla del
Queguay --uruguaya-- y está a 30 kilómetros aguas arriba de Paysandú, frente a
Banco Caraballo, a poca distancia de la ciudad de San José (Entre Ríos).
EN LA ISLA DEL QUEGUAY
Hace tres días, Pablo López, que figura en Taringa como
@Elmagiador, publicó una nota donde afirma: “Hace un mes, fuimos unos días de
pesca a una isla situada unos 15 kilómetros al norte de la ciudad de Colón,
Entre Ríos (donde vivo), estuvimos tres días de campamento, pescando y
pasándola bien”.
“Para poder pescar teníamos que sacar carnada en los bancos
de arena, que son enormes. Una noche, pasando la red de carnada, entre todas
las especies que uno puede ver, encontré un pequeño pez que me llamó la
atención porque sobre que lo tomo veo que se contorsiona de tal manera que
parecía querer succionar desde mi piel, así que lo solté rápidamente”.
“La noche siguiente obtuvimos dos peces más de la misma
especie y ahí (nos) dimos cuenta de lo que eran. Sí, el famoso Candirú, está
entre nosotros. Y si la población de este pez está en crecimiento en el río
Uruguay, podría tranquilamente con el tiempo extender su hábitat hasta llegar a
toda la cuenca del Plata”.
Culmina la nota, que está acompañada por varias fotografías,
señalando que “hay 12 especies de Canero, o Candirú. El que yo atrapé
corresponde a la especie Henonemus punctatus. El género Henonemus (Stegophilus)
son verdaderos bagres parasitarios que viven en las cámaras branquiales de los
peces más grandes, como los miembros más grandes de la familia Pimelodidae.
Muerden en los filamentos branquiales y chupan la sangre”.
CONFIRMAN EN LA CARU Fuentes
de la CARU confirmaron a EL TELEGRAFO que en la periódica búsqueda de especies
ictícolas que realizan los técnicos, han encontrado algunos ejemplares de
Candirú, pero en un número nada significativo en relación a otras especies que
están en el mismo tramo del río, por lo que no representaría peligro para los
bañistas.
El pez, originario de aguas tropicales, no sobrevive al frío
invernal de esta región, por lo que son pocos los ejemplares que pueden
encontrarse por alguna migración especial, causada también por las crecientes
del Amazonas y sus afluentes, por lo que algunos podrían llegar a estas costas.
Sin embargo, otras fuentes afirmaron que el ejemplar pescado
en la isla del Queguay es un pequeño bagre hematófago (se alimenta de sangre)
que “son muy comunes en el río Uruguay y también en el Paraná; no son Candirú
(así se llama al grupo que habita el Amazonas). Suelen salir prendidos en las
agallas y la boca de los surubíes y patíes”, que “es una especie nativa”, y que
“sus depredadores van desde mojarras, pirañas, y todos los que los puedan
atrapar”. De todas formas, advirtieron que “no es para alarmarse, es solo dejar
de diezmar a los gigantes de nuestros ríos que son su fuente de alimento”. En
definitiva, que es una sanguijuela. MISMAS
FOTOS
Según la revista Acuario de la Colonia del Sacramento, en un
material elaborado por Franco Teixeira de Mello e Iván González, este pez está
clasificado en el orden Siluriformes, familia Trichomycteridae y especie
Homodiaetus anisitsi (Eigenmann & Ward, 1907). Nombre común: Sanguijuela.
La fotografía que está en este informe coincide con la de los tres peces que
atraparon en la isla del Queguay. Dicen que “el Homodiaetus anisitsi es una
especie de pequeño tamaño no superando los seis a siete centímetros de largo
estándar (peces colectados en el río Uruguay por los autores). Es una especie
parásita de otros peces y en general se la puede encontrar con sangre en su
aparato digestivo”.
“Se suelen ubicar en las branquias de los otros peces donde
rompen el tejido y se alimentan. Para ello cuentan con dientes modificados, los
que tanto en la mandíbula como en la maxila se unen en un solo diente afilado,
y a los costados de la cabeza presentan unas espinas (odontoes) que las
utilizan para fijarse (Nelson, 2006). En algunas épocas del año (ejemplo,
mayo), en el río Uruguay, sus abundancias pueden llegar a ser muy elevadas,
llegando a ser un problema para la pesca artesanal, ya que los peces atrapados
en las redes son atacados por gran cantidad de estos pequeños peces, provocando
su muerte y en muchos casos el desangrado del pez, de esta manera peces
capturados duran menos tiempo en las redes antes de descomponerse. También han
sido un problema en los intentos de poner peces en jaulas en el río Uruguay
para realizar trabajos de biomonitoreo; los peces en las jaulas eran atacados y
terminaban muriendo. En cuanto a su reproducción, no se conoce nada. El estatus
de conservación de esta especie no ha sido evaluado”. EL VERDADERO CANDIRÚ Según Wikipedia, el
candirú (Vandellia cirrhosa), “también conocido como candiro azul, canero o pez
vampiro, es un pez de agua dulce del orden de los siluriformes, perteneciente a
la familia de los bagres, que habita en el Amazonas. Es especialmente famoso y
temido por su agresividad en alojarse en los orificios genitales o excretores
de sus presas para alimentarse de su sangre. Puede llegar a alcanzar los 15
centímetros y es alargado y transparente, por lo que es prácticamente
indetectable debajo del agua”.
“El candirú es un parásito, principalmente de otros peces,
aunque también puede atacar a otros animales más grandes, incluidos --de forma
excepcional-- los humanos. Una vez introducido en el animal huésped a través de
alguno de sus orificios (en especial la uretra, la vagina, el ano y el pene) se
instala en su interior, extiende unas espinas y comienza a alimentarse con su
sangre. Parece ser que no la succiona, sino que se conecta con alguna arteria
del huésped y hace que su sangre pase a través de su propio sistema
circulatorio”. La forma de extraer el animal una vez instalado en la uretra
humana es a través de una cirugía. TOMADO DE EL TELEGRAFO DE URUGUAY
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