sábado, 9 de mayo de 2015

REGISTRO DE HUMEDALES DE CUBA


Humedales bajo escrutinio
Un proyecto de investigación desarrollado por especialistas del Instituto de Geografía Tropical y otras instituciones nacionales permitió evaluar de manera integral el estado actual de los más importantes del país, incluyendo las principales amenazas que enfrentan Autor: Orfilio Peláez |
Los humedales son una importante reserva de la flora y la fauna de nuestro país. Foto: Julio Larramendi
Parte esencial de la rica diversidad biológica de nuestro archipiélago, los humedales cubren una extensión aproximada de 10 412 kilómetros cuadrados, equivalente al 9,3 % de la su­perficie total de Cuba.Estos comprenden todas las aguas dulces y saladas de origen natural, tanto costeras como interiores, contenidas en áreas cenagosas, bosques de manglares, pantanos, lodazales, ríos, lagos y arroyos. También son tomados en cuenta en su definición los embalses, canales y estanques destinados a la cría de peces construidos por el hombre. Más allá de constituir sitios ideales para la reproducción, cría y refugio seguro de numerosas especies de aves acuáticas, mamíferos, peces, reptiles y anfibios, los humedales protegen los hábitats, mitigan la erosión en el litoral y contribuyen a la captura de dióxido de carbono atmosférico. Igualmente amortiguan los impactos ocasionados en la infraestructura por fenómenos meteorológicos extremos, recargan de agua a las cuencas subterráneas, actúan como filtros biológicos purificadores de contaminantes, retienen nutrientes y facilitan el transporte fluvial. Históricamente han sido el sustento de di­versas comunidades en todo el mundo al ga­rantizar el abasto de agua con distintos fines, la pesca, el desarrollo de la pequeña agricultura, obtención de fuentes energéticas, en particular leña y turba, y el fomento de actividades recrea­tivas, turísticas e investigativas. Sin embargo, son muy frágiles y vulnerables a los efectos del cambio climático, principalmente a la elevación del nivel del mar, y las acciones perjudiciales derivadas de un incorrecto diseño de los programas de desarrollo socioeconómico. DESAFÍO PERMANENTE Bajo la guía del Instituto de Geografía Tro­pical (IGT) perteneciente al Ministerio de Cien­cia, Tecnología y Medio Ambiente, entre el 2011 y el 2014 se ejecutó el proyecto Evaluación ambiental integral de humedales prioritarios de Cuba, amenazas actuales y potenciales. Como refiere a Granma el Doctor en Cien­cias Geográficas Lucas Fernández Reyes, investigador titular de la mencionada entidad y coordinador del proyecto, el objetivo fue conocer básicamente en qué situación se encuentran esos ecosistemas, cuáles son las causas de los cambios observados, cómo han repercutido desde el punto de vista ambiental, y la eficacia de las políticas vigentes para revertir los efectos adversos detectados. Los humedales comprendidos en el estudio fueron la Ciénaga de Zapata (el más grande del país y del Caribe insular), Buenavista, Norte de Ciego de Ávila, Río Máximo, Ciénaga de La­nier, y Delta del Cauto, todos declarados Sitios Ramsar de importancia internacional por la convención mundial que lleva ese mismo nom­bre, adoptada en Irán en 1971. Asi­mismo se in­cluyó el de Guanahacabibes por su relevancia ecológica y económica. Tomaron parte además en la investigación, especialistas del Ins­tituto de Ecología y Sistemática, del Centro de Investigación y Servicios Ambientales ECOVIDA, de la delegación provincial del Citma en Ma­tanzas, y del Centro de Creación de Ca­pa­cida­des de ese ministerio en Ciego de Ávila. En opinión del Doctor Lucas Fernández, el problema más crítico identificado radica en la disminución de la disponibilidad y calidad del recurso agua, componente básico para el buen funcionamiento de estos. “Los resultados permiten afirmar que en lo anterior influyen varios factores, entre ellos la contaminación provocada por productos agroquímicos provenientes de zonas agrícolas y residuales domésticos originados en los territorios colindantes, y la salinización de las aguas subterráneas asociada a la sobreexplotación de los acuíferos. “Asimismo, encontramos una marcada disminución en el aporte de agua dulce y nutrientes a la zona marina debido al represamiento de ríos. Tales problemas generan incidencias económicas, ecológicas y sociales desfavorables, cuya magnitud será reforzada en el futuro por los efectos del cambio climático”. Puso de ejemplo lo sucedido con las poblaciones de camarón en el Delta del Cauto, las cuales disminuyeron de forma notable en la medida en que el río se represó y llegó menos agua a la zona habitual de desove. Otros elementos que perjudican la salud de los humedales estudiados son la creciente eu­trofización de los cuerpos de agua (aumento de la extensión de la cobertura de plantas acuáticas en la superficie), vinculada al arribo de desechos químicos que propician ese proceso, la tala, la caza y la pesca furtivas, la extracción de madera excesiva, la introducción de especies invasoras, los incendios forestales, y la fragmentación y degradación del entorno propiciado por la construcción de viales y demás obras en las inmediaciones. Según explicó el investigador del IGT, un aspecto importante que atenta contra el cuidado de los humedales es la deficiente vinculación de la población vecina en la gestión y manejo del territorio donde se encuentran, así como la baja reinversión de las utilidades derivadas de la explotación de sus recursos en beneficio del desarrollo socioeconómico local. Con relación al cambio climático futuro, las fundamentales amenazas avizoradas vienen de la subida de la temperatura media superficial, el incremento del nivel del mar y los cambios en los regímenes de precipitación, manifestó. Ello traería consigo la inundación y desplazamiento de humedales y costas bajas, la erosión y retroceso de la línea costera, mayor salinidad de los acuíferos, y la alteración de los patrones de sedimentación. Aunque Cuba dispone de un amplio arsenal de instrumentos jurídicos, de gestión y me­canismos de cooperación internacional vin­cu­lados a la protección de los humedales, las medidas de respuesta adoptadas ante las amenazas no siempre son efectivas, ni mejoran los indicadores ambientales. De acuerdo con lo planteado por el Doctor Lucas Fernández, generalmente estas se orientan a la puesta en vigor de acciones para remediar provisionalmente el deterioro de los ecosistemas, y pocas veces conciernen a las causas directas que generan las afectaciones. En distintos lugares hemos fomentado la cría en cautiverio del manjuarí, el cocodrilo cubano, la cotorra, pero no se ha controlado con suficiente rigor la génesis de los problemas, como son la depredación, la contaminación y los cambios de hábitat”. También apreciamos que el conocimiento de los humedales es desigual, lo cual representa una seria limitante para implementar enfoques homogéneos de gestión, resaltó el investigador. TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA 

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