domingo, 26 de julio de 2015

120 IMPACTOS ATRIBUIBLES A LA ACTIVIDAD HUMANA un gran desafió ambiental

 El mayor desafío ambiental El calentamiento de la Tierra inducido por la actividad humana es inequívoco, ya está ocurriendo, y han sido observados en las diferentes regiones del orbe más de 120 impactos atribuibles total o parcialmente a ese proceso
Autor: Orfilio Peláez |  El huracán  Daños ocasionados en el municipio especial de Isla de la Juventud por el huracán Gustav, uno de los siete intensos que afectaron a Cuba en el primer decenio del siglo XXI. Foto: Jorge Luis González
La X Convención Internacional sobre Me­dio Ambiente y Desarrollo efectuada re­cien­temente en La Habana, reiteró la urgencia de adoptar acciones inmediatas para frenar el incremento de la temperatura media del planeta. Durante una sesión plenaria dedicada al asunto y posteriormente en un taller de capacitación con miembros del círculo de periodismo científico de la Unión de Periodistas de Cuba y comunicadores de instituciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Am­biente (Citma), integrantes del Panel In­ter­gubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), expusieron los resultados del V Informe de Evaluación de ese órgano, cuya función básica es recopilar toda la información científica disponible acerca del tema y ponerla en manos de los tomadores de decisiones en el mundo.
Los disertantes ratificaron que el calentamiento de la Tierra inducido por la actividad humana es inequívoco, ya está ocurriendo, y que han sido observados en las diferentes regiones del orbe más de 120 impactos atribuibles total o parcialmente a ese proceso. Asimismo, advirtieron que si no hay una significativa reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera para el 2050, la temperatura media del globo terráqueo podría experimentar a finales del actual siglo XXI un aumento promedio de hasta cinco grados Celsius o quizá más. Ello originaría mayores riesgos de consecuencias ambientales severas, generalizadas e irreversibles, en particular en las naciones en vías de desarrollo, y de forma más acentuada en los pequeños estados insulares, disminuyendo cada vez más las posibilidades de mitigación. Como resaltaron los integrantes del IPCC, la capacidad de respuesta a tal desafío, considerado el problema ambiental más crítico de la presente centuria y un serio obstáculo para alcanzar la sostenibilidad en el progreso de la sociedad, está condicionada por los ingresos económicos, la disponibilidad de tecnologías, recursos naturales y humanos de cada país, unido a la voluntad política de los gobiernos. Resulta oportuno mencionar que el V Informe de Evaluación tiene más de 5 000 páginas, fue realizado entre septiembre del 2013 y noviembre del 2014, y en su elaboración participaron más de 800 autores de 85 países, in­cluidos varios especialistas cubanos. La información contenida en él se sometió al escrutinio de más de 2 000 expertos antes de hacerse pública. Según opinaron Carlos Martín Novella, secretario adjunto del IPCC; Lance Ignon, consultante en comunicación; Iracema Ca­val­can­ti, autora del Grupo de Trabajo 1; Vi­cente Barros, copresidente del Grupo de Trabajo 2; Eduardo Calvo, vicepresidente del IPCC y Ramón Pichs Madruga, copresidente del Gru­po de Trabajo 3, el V Informe es el más completo preparado hasta ahora y será muy difícil poner en duda la credibilidad de lo allí plasmado. ¿QUÉ HA SUCEDIDO EN CUBA? Merecedor del Premio Especial del Citma por su relevancia ambiental y de uno de los Premios Nacionales de la Academia de Cien­cias de Cuba 2014 en el acápite de Ciencias  Naturales y Exactas, el libro Impacto del Cambio Climático y Medidas de Adap­tación en Cuba, expone de manera clara y científicamente argumentada las variaciones y cambios observados en el clima de nuestro país en los últimos 40 años, y los escenarios más probables para los años 2050 y 2100. De acuerdo con lo expuesto en la publicación, en la que intervinieron especialistas de casi 30 instituciones nacionales bajo la guía del Instituto de Meteorología, desde mediados del pasado siglo la temperatura media superficial del aire en Cuba subió en 0,9 grados Cel­sius como promedio, incremento favorecido por la elevación de la mínima en alrededor de 1,9 grados. Con respecto a las precipitaciones, la variación más notable detectada está relacionada con la tendencia a la disminución de las lluvias en la región oriental, zona en la que a partir de la década de los 90 tienen lugar apreciables déficits en los acumulados. Uno de los elementos más llamativos es la presencia de eventos de sequía más frecuentes, intensos y prolongados. Tan dañino fenómeno registró un aumento considerable en sus apariciones durante el periodo 1961-1990, con respecto al de 1931-1960. La reiteración de estos episodios (recordar el extraordinario proceso sucedido entre mayo del 2003 y mayo del 2005, que de forma progresiva abarcó todo el archipiélago) se asocia a la persistente y reforzada influencia anticiclónica sobre Cuba en los niveles medios y altos de la atmósfera. Esto, unido a las altas tasas de evaporación, contribuye al deterioro de los suelos y a la disminución de las reservas de agua, lo que repercute desfavorablemente en la producción de alimentos. También hay una apreciable reducción de la cantidad de frentes fríos fuertes y moderados, hecho que pudiera estar relacionado a una irregularidad en los procesos de intercambio de las masas de aire entre el trópico y las latitudes medias.  Otra de las variaciones más importantes apreciadas en el comportamiento del clima cubano en el transcurso de los últimos seis lustros es la tendencia a una mayor cantidad de episodios de inundaciones costeras moderadas y fuertes, así como el azote de siete huracanes intensos entre el 2001 y el 2011, cifra jamás registrada en década alguna desde 1791 a la fecha. En opinión de los investigadores del Centro del Clima del Instituto de Meteorología, el análisis de los cambios señalados permite enunciar la hipótesis de que el clima de Cuba va en camino de volverse más cálido y extremo, con características similares a las proyectadas por el IPCC para un efecto invernadero intensificado en la atmósfera terrestre. Sin embargo, aún existen incertidumbres referidas a la ausencia de un adecuado conocimiento de sus múltiples componentes y relaciones, por eso la conveniencia de profundizar en los estudios de los aspectos que hoy son menos comprensibles. Igualmente el libro plantea que el procesamiento estadístico de los registros mareográficos permitió estimar que de 1969 al 2009 el nivel del mar ascendió a una velocidad promedio de 1,43 milímetros por año en nuestras costas, con un máximo de 2,14 mm en la capitalina estación de Siboney, y un mínimo de 0,05 en la de Casilda, provincia de Sancti Spíritus. Vale aclarar que con bastante frecuencia los términos tiempo y clima no son bien empleados y tienden a confundirse. Así por ejemplo el primer concepto se refiere al estado de la atmósfera en un momento dado y abarca los valores de temperatura, humedad, presión atmosférica, nubosidad, dirección y velocidad del viento reinante en un lugar e instante preciso. Es decir resulta algo inmediato, cambiante y en cierto modo irrepetible. En cambio, el clima comprende el conjunto de los estados fluctuantes del tiempo en un periodo más o menos largo para una región determinada. Incluye esas propias variables, pero promediadas en plazos no menores a los 30 años. Tiene una dimensión más permanente, duradera y estable, por tanto es un error decir que debido al adverso clima imperante fue suspendida una competencia deportiva o se afectó la cosecha de determinado cultivo TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA 

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