domingo, 12 de julio de 2015

CIENCIA A FAVOR DE LA VIDA , el ejemplo del CIGB

Referente de una pujante industria Entre los aportes más destacados en las casi tres décadas de labor del CIGB, aparece la vacuna Heberviovac HB para la inmunización activa contra la infección por el virus de la hepatitis B y la prevención de sus consecuencias potenciales Autor: Orfilio Peláez  Centro de Ingenieria Genética y Biotecnología El CIGB es la institución emblemática de la biotecnología cubana. Foto: Tomada de www.sld.cu Casi a la par que empezaba a emerger en los países de mayor desarrollo tecnológico, Cuba hizo sus primeras incursiones en la biotecnología cuando un reducido grupo de investigadores logró obtener interferón a partir de glóbulos blancos en 1981.Apenas un año después, la idea del Comandante en Jefe de promover esa disciplina científica como una de las principales industrias del futuro progreso de la nación, comenzó a cimentarse en la práctica, mediante la creación de un pequeño laboratorio encargado de asumir las incipientes producciones del citado medicamento. La base para iniciar el salto definitivo tendría lugar el primero de julio de 1986 al inaugurarse el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), dotado del más avanzado equipamiento disponible en aquellos tiempos y de un tipo de concepción del trabajo a ciclo completo de investigación-producción y comercialización, que marcaría un hito en el modo de hacer ciencia en nuestro entorno. En las palabras pronunciadas en el acto de apertura, Fidel expresaría su absoluta confianza en el enorme potencial de la flamante instalación: “el centro es grande, pero yo espero que sean grandes también los resultados científicos que obtengan”. Durante los años siguientes y a pesar de la severa crisis económica sufrida por el país debido a la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista europeo, unido al recrudecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos, la industria biotecnológica cubana creció de forma muy rápida con la incorporación de nuevas instituciones, el logro de significativos resultados y la multiplicación en sus exportaciones. Como ha resaltado el doctor Agustín Lage Dávila, ese proceso de despegue no contó con inversión extranjera, ni créditos externos. Fue una actividad asumida plenamente por el Estado y logró su recuperación y reproducción ampliada en un plazo sorprendentemente breve. Una experiencia similar no ha ocurrido en ningún país de América Latina. Vale apuntar que la biotecnología moderna transforma materias primas en productos finales, utilizando para ello el metabolismo de las células. Su acelerado progreso obedece a la combinación de las tecnologías de cultivo a gran escala, con la capacidad de modificar los genes de las células. Más del 80 % de la que se hace actualmente a nivel mundial está destinada a las aplicaciones farmacéuticas. Hoy las entidades de tan pujante sector, agrupadas en el Grupo Empresarial para las In­dus­trias Biotecnológica y Farmacéutica (Bio­Cu­baFarma), poseen más de 10 000 trabajadores, entre ellos más de 4 000 científicos e ingenieros, y en su conjunto aportan un alto número de productos al cuadro básico de medicamentos, y tributan a la economía nacional importantes in­gresos en divisas.  RAZONES PARA SOÑAR Devenido en la institución insignia de la biotecnología cubana, el CIGB dispone en la actualidad de aproximadamente 1 400 trabajadores. De ellos 83 son doctores en Ciencias y 251 más­teres. Tiene un papel integrador en el quehacer de esta disciplina y cuenta con más de 50 proyectos de investigación-desarrollo, que abar­­can vacunas humanas y veterinarias, me­dios diagnósticos, la obtención por vía re­combinante de proteínas para usos terapéuticos, anticuerpos monoclonales, péptidos sintéticos, además de aquellos vinculados con la biotecnología de las plantas y la acuicultura, indicó Maylín Palmero Molina, ejecutiva de Negocios y Promotora del centro. Su colectivo dispone de una sólida formación científico técnica y productiva, que garantiza la confiabilidad de los resultados alcanzados. El cumplimiento de los indicadores internacionales de Buenas Prácticas sustenta la obtención de productos de elevada calidad, seguridad y competitividad. Entre los aportes más destacados en las casi tres décadas de labor del CIGB, aparece la vacuna Heberviovac HB para la inmunización activa contra la infección por el virus de la hepatitis B y la prevención de sus consecuencias potenciales, como son las hepatitis agudas y crónicas, la cirrosis hepática y el hepatocarcinoma primario. Desde los primeros años de la década del 90 del pasado siglo comenzó a aplicarse de manera masiva, y la dolencia ha dejado de ser un problema de salud en general en el país. Lograda también por esa época, la estreptoquinasa recombinante cubana (Heber­kinasa) restablece el flujo sanguíneo en pacientes que sufren infarto del miocardio y previene la ne­crosis isquémica del corazón. Más reciente en el tiempo, la vacuna pentavalente (Heberpenta) ejerce acción preventiva contra la difteria, tétano, tosferina, hepatitis B y la Haemophilus influenzae tipo B. Forma parte del programa de vacunación infantil del Ministerio de Salud Pública desde el 2009 y ha beneficiado a más de 600 000 niños. Para el doctor Luis Herrera Martínez, fundador y actual director del centro, en estos mo­mentos el producto líder es el Heberprot-P liofilizado, que favorece la cicatrización de úl­ce­ras complejas del pie diabético y tiene otorgadas más de 30 patentes y 23 registros sanitarios en diferentes países. Único de su tipo a nivel internacional, ha sido aplicado a más de 180 000 pacientes y, de acuerdo a lo reseñado en prestigiosas publicaciones científicas, disminuye el riesgo de am­putación en un 71 %. Este medicamento inyectable se encuentra a disposición de los enfermos que lo requieran en los servicios especializados de angiología de todas las provincias, mientras crece el número de naciones interesadas en emplearlo. Dentro de las novedades figura la nueva vacuna HeberNasvac destinada a tratar la he­patitis B crónica por vía nasal, la cual se en­cuentra en ensayos clínicos en Cuba y en siete paí­ses asiáticos, con la colaboración de la em­presa francesa ABIVAX. Tales estudios cuentan con la aprobación de las respectivas autoridades regulatorias de cada uno de ellos. Igualmente, el candidato vacunal tiene patentes otorgadas en los mercados más exigentes, además de acumular más de 20 publicaciones científicas de la Uni­ver­sidad de Ehime, en Japón, y del Instituto Pas­teur, de Francia, por citar algunos ejemplos. Sobresale también el Heberferon, una combinación del interferón-alfa 2b y gamma re­combinante para el tratamiento de tumores de la piel no melanoma y cerebrales, actualmente en investigación. Más allá de los aportes brindados a la salud de la población cubana, el CIGB muestra en su cartera de logros la vacuna Gavac, la cual permite reducir las poblaciones de garrapatas en el ganado, disminuyendo así la incidencia de las enfermedades transmitidas por ellas. Al reducir el empleo de agentes químicos tiene un efecto favorable sobre el medio ambiente. Se comercializa en Venezuela, México, Brasil y Co­lombia. La relación de impactos de la institución en el sector agropecuario contempla, además, el producto ecológico Hebernem, un efectivo controlador de nemátodos en diferentes especies de plantas, que si bien se aplica fundamentalmente en cultivos protegidos, puede usarse en campos de plátano, guayaba y otras plantaciones. Veintinueve años después de creado, el CIGB navega a toda velocidad, con la mira puesta en ampliar su abanico de soluciones a los problemas del país, y contribuir al bienestar de los cubanos. TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA 

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