Referente de una pujante industria Entre los aportes más
destacados en las casi tres décadas de labor del CIGB, aparece la vacuna
Heberviovac HB para la inmunización activa contra la infección por el virus de
la hepatitis B y la prevención de sus consecuencias potenciales Autor: Orfilio
Peláez Centro de Ingenieria Genética y
Biotecnología El CIGB es la institución emblemática de la biotecnología cubana.
Foto: Tomada de www.sld.cu Casi a la par que
empezaba a emerger en los países de mayor desarrollo tecnológico, Cuba hizo sus
primeras incursiones en la biotecnología cuando un reducido grupo de
investigadores logró obtener interferón a partir de glóbulos blancos en 1981.Apenas
un año después, la idea del Comandante en Jefe de promover esa disciplina
científica como una de las principales industrias del futuro progreso de la
nación, comenzó a cimentarse en la práctica, mediante la creación de un pequeño
laboratorio encargado de asumir las incipientes producciones del citado
medicamento. La base para iniciar el salto definitivo tendría lugar el primero
de julio de 1986 al inaugurarse el Centro de Ingeniería Genética y
Biotecnología (CIGB), dotado del más avanzado equipamiento disponible en
aquellos tiempos y de un tipo de concepción del trabajo a ciclo completo de
investigación-producción y comercialización, que marcaría un hito en el modo de
hacer ciencia en nuestro entorno. En las palabras pronunciadas en el acto de
apertura, Fidel expresaría su absoluta confianza en el enorme potencial de la
flamante instalación: “el centro es grande, pero yo espero que sean grandes
también los resultados científicos que obtengan”. Durante los años siguientes y
a pesar de la severa crisis económica sufrida por el país debido a la
desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista europeo, unido al
recrudecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos, la
industria biotecnológica cubana creció de forma muy rápida con la incorporación
de nuevas instituciones, el logro de significativos resultados y la
multiplicación en sus exportaciones. Como ha resaltado el doctor Agustín Lage
Dávila, ese proceso de despegue no contó con inversión extranjera, ni créditos
externos. Fue una actividad asumida plenamente por el Estado y logró su
recuperación y reproducción ampliada en un plazo sorprendentemente breve. Una
experiencia similar no ha ocurrido en ningún país de América Latina. Vale
apuntar que la biotecnología moderna transforma materias primas en productos
finales, utilizando para ello el metabolismo de las células. Su acelerado
progreso obedece a la combinación de las tecnologías de cultivo a gran escala,
con la capacidad de modificar los genes de las células. Más del 80 % de la que
se hace actualmente a nivel mundial está destinada a las aplicaciones
farmacéuticas. Hoy las entidades de tan pujante sector, agrupadas en el Grupo
Empresarial para las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica
(BioCubaFarma), poseen más de 10 000 trabajadores, entre ellos más de 4 000
científicos e ingenieros, y en su conjunto aportan un alto número de productos
al cuadro básico de medicamentos, y tributan a la economía nacional importantes
ingresos en divisas. RAZONES PARA SOÑAR
Devenido en la institución insignia de la biotecnología cubana, el CIGB dispone
en la actualidad de aproximadamente 1 400 trabajadores. De ellos 83 son
doctores en Ciencias y 251 másteres. Tiene un papel integrador en el quehacer
de esta disciplina y cuenta con más de 50 proyectos de
investigación-desarrollo, que abarcan vacunas humanas y veterinarias, medios
diagnósticos, la obtención por vía recombinante de proteínas para usos
terapéuticos, anticuerpos monoclonales, péptidos sintéticos, además de aquellos
vinculados con la biotecnología de las plantas y la acuicultura, indicó Maylín
Palmero Molina, ejecutiva de Negocios y Promotora del centro. Su colectivo
dispone de una sólida formación científico técnica y productiva, que garantiza
la confiabilidad de los resultados alcanzados. El cumplimiento de los
indicadores internacionales de Buenas Prácticas sustenta la obtención de
productos de elevada calidad, seguridad y competitividad. Entre los aportes más
destacados en las casi tres décadas de labor del CIGB, aparece la vacuna
Heberviovac HB para la inmunización activa contra la infección por el virus de
la hepatitis B y la prevención de sus consecuencias potenciales, como son las
hepatitis agudas y crónicas, la cirrosis hepática y el hepatocarcinoma
primario. Desde los primeros años de la década del 90 del pasado siglo comenzó
a aplicarse de manera masiva, y la dolencia ha dejado de ser un problema de
salud en general en el país. Lograda también por esa época, la estreptoquinasa
recombinante cubana (Heberkinasa) restablece el flujo sanguíneo en pacientes
que sufren infarto del miocardio y previene la necrosis isquémica del corazón.
Más reciente en el tiempo, la vacuna pentavalente (Heberpenta) ejerce acción
preventiva contra la difteria, tétano, tosferina, hepatitis B y la Haemophilus
influenzae tipo B. Forma parte del programa de vacunación infantil del
Ministerio de Salud Pública desde el 2009 y ha beneficiado a más de 600 000
niños. Para el doctor Luis Herrera Martínez, fundador y actual director del
centro, en estos momentos el producto líder es el Heberprot-P liofilizado, que
favorece la cicatrización de úlceras complejas del pie diabético y tiene
otorgadas más de 30 patentes y 23 registros sanitarios en diferentes países. Único
de su tipo a nivel internacional, ha sido aplicado a más de 180 000 pacientes
y, de acuerdo a lo reseñado en prestigiosas publicaciones científicas, disminuye
el riesgo de amputación en un 71 %. Este medicamento inyectable se encuentra a
disposición de los enfermos que lo requieran en los servicios especializados de
angiología de todas las provincias, mientras crece el número de naciones
interesadas en emplearlo. Dentro de las novedades figura la nueva vacuna
HeberNasvac destinada a tratar la hepatitis B crónica por vía nasal, la cual
se encuentra en ensayos clínicos en Cuba y en siete países asiáticos, con la
colaboración de la empresa francesa ABIVAX. Tales estudios cuentan con la
aprobación de las respectivas autoridades regulatorias de cada uno de ellos.
Igualmente, el candidato vacunal tiene patentes otorgadas en los mercados más
exigentes, además de acumular más de 20 publicaciones científicas de la
Universidad de Ehime, en Japón, y del Instituto Pasteur, de Francia, por
citar algunos ejemplos. Sobresale también el Heberferon, una combinación del
interferón-alfa 2b y gamma recombinante para el tratamiento de tumores de la
piel no melanoma y cerebrales, actualmente en investigación. Más allá de los
aportes brindados a la salud de la población cubana, el CIGB muestra en su
cartera de logros la vacuna Gavac, la cual permite reducir las poblaciones de
garrapatas en el ganado, disminuyendo así la incidencia de las enfermedades
transmitidas por ellas. Al reducir el empleo de agentes químicos tiene un
efecto favorable sobre el medio ambiente. Se comercializa en Venezuela, México,
Brasil y Colombia. La relación de impactos de la institución en el sector
agropecuario contempla, además, el producto ecológico Hebernem, un efectivo
controlador de nemátodos en diferentes especies de plantas, que si bien se
aplica fundamentalmente en cultivos protegidos, puede usarse en campos de
plátano, guayaba y otras plantaciones. Veintinueve años después de creado, el
CIGB navega a toda velocidad, con la mira puesta en ampliar su abanico de
soluciones a los problemas del país, y contribuir al bienestar de los cubanos.
TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
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