Las inundaciones son las mayores amenazas climáticas para
los colombianos
El invierno afectó e junio las poblaciones aledañas al norte
del río Bogotá, dañando los cultivos y hasta en las mismas viviendas. FOTO
COLPRENSA.
Un estudio de la Universidad Nacional revela que las
inundaciones son las amenazas más recurrentes en Colombia y afectan a más de la
cuarta parte del territorio nacional (28 %). El informe evidencia que a este
fenómeno le siguen los movimientos en masa (deslizamientos, desprendimientos,
volcamientos y derrumbes), que representan un riesgo para el 8 % de la
población, y la amenaza sísmica alta, que afecta a más de la tercera parte del
territorio.
Así lo afirma Ómar Agudelo Suárez, director del Centro de
Estudios para la Prevención de Desastres de la Universidad Nacional, al
explicar que el deterioro ambiental, la migración forzada, la pobreza y los
malos usos del suelo son algunos de los factores que aumentan la vulnerabilidad
frente a desastres naturales como el ocurrido en Salgar, Antioquia.
“La avenida torrencial ya había sucedido en ese municipio,
sin embargo no se había aprendido la lección”, puntualiza el Agudelo sobre el
hecho.
El experto menciona que el impacto de los desastres
generados por eventos naturales peligrosos en el planeta produjo entre el 2000
y el 2012 pérdidas materiales por 1,7 billones de dólares, 2900 millones de
personas afectadas y 1,2 millones de personas muertas.
“Aunque el tiempo transcurre y se hacen esfuerzos normativos
e institucionales, las pérdidas de vidas humanas y los efectos socioeconómicos
causados por fenómenos naturales o antrópicos (que tienen origen en la
intervención humana) siguen aumentando en nuestros países”, afirma.
Según Agudelo Suárez, estos hechos provocan impactos
negativos en las dinámicas del desarrollo, así como interrogantes permanentes
en los habitantes, sobre las políticas de participación, protección, seguridad
ciudadana y responsabilidad social.
Factores como el deterioro ambiental, la deforestación, la
urbanización no planificada, los malos usos del suelo, la acelerada
industrialización, la reducida representación del sector agrícola en la
producción nacional, entre otros, han aumentado la fragilidad y la exposición
de los habitantes al amplio espectro de eventos amenazantes y a la posibilidad
de ser impactados.
Todo lo anterior genera una limitación para asimilar o
resistir a dichos fenómenos, lo que hace al país vulnerable y poco resiliente,
al perder la capacidad de memorizar y aprender de eventos similares ni de
generar estrategias y acciones de recuperación cuando estos se manifiestan.
Peligros inminentes
Lo sucedido en Salgar (Antioquia), con las pérdidas de vidas
humanas, las desapariciones, los inmensos daños socioeconómicos, culturales y
de infraestructura, obliga al país político, institucional y comunitario a
reflexionar.
Según lo informado, la posibilidad de dicho evento hacía
parte del perfil de amenazas contemplado en el plan de ordenamiento territorial
y posiblemente en el de emergencia, pero al parecer no fueron aprovechados los
antecedentes para transmitir la información a la comunidad o para promover su
participación organizada en las decisiones.
Cabe recordar que la innovación en la nueva Ley 1523 de
2012, que creó el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, debe ser
la encargada de generar el onocimiento del riesgo, reducción del mismo y manejo
del desastre.
No obstante, el investigador asegura que parece que no están
conscientes todos los actores de dicho sistema a nivel nacional, regional y
departamental, de la urgente necesidad de fortalecer la capacidad de los
gobiernos locales y de sistematizar la información de factores de
vulnerabilidad y amenazas en su territorio para actuar en previsión y
anticipación y promover una descentralización administrativa que fortalezca lo
local. Afirma que esta es la información que requiere un dirigente para la
verdadera gobernanza y no solo la dolorosa “chiva” susurrada a posteriori, con
el número de víctimas, desaparecidos y casas destruidas. TOMADO DE EL
COLOMBIANO
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