Vigilantes de la
calidad del aire Especialistas del Centro de Estudios sobre Contaminación y
Química Atmosférica (Cecont), del Instituto de Meteorología, desarrollaron un
proyecto de investigación para evaluar el comportamiento de la contaminación
atmosférica en la capital Autor:
Orfilio Peláez |
Doctor Osvaldo Cuesta Santos, director del Cecont. Foto:
Otmaro Rodríguez
El deterioro de la calidad del aire constituye uno de los
problemas ambientales más graves que enfrenta la humanidad, y lo llamativo es
que buena parte de las urbes más afectadas por ese proceso se localizan hoy en
los países en vías de desarrollo. Investigaciones realizadas a nivel
internacional sobre el tema ponen de manifiesto que un marcado empeoramiento de
ese indicador incide de forma negativa en la salud de las personas, los ecosistemas
y en la conservación del patrimonio arquitectónico. Según informes publicados
por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en marzo del 2014, alrededor de
siete millones de personas mueren cada año como consecuencia de la exposición a
compuestos contaminantes de la atmósfera, desencadenantes de enfermedades
respiratorias agudas, coronarias, ictus y diversos tipos de cáncer. Durante las
últimas dos décadas suele ocurrir con mayor frecuencia que en algunas ciudades
se decretan alertas ambientales, sobre todo en aquellas donde las condiciones
meteorológicas específicas imperantes favorecen el estancamiento de las
masas de aire. Así ocurre por ejemplo en el Distrito Federal de México y en
Santiago de Chile. BAJO PESQUISA Creado hace más de 15 años, el Centro de
Estudios sobre Contaminación y Química de la Atmósfera (Cecont) del Instituto
de Meteorología, tiene la misión de evaluar y emitir informaciones sobre la
composición química y contaminación del aire, determinar su origen, prever cómo
evoluciona y recomendar las medidas de respuesta, con la finalidad de evitar o
mitigar los efectos perjudiciales que ello ocasiona a la salud del hombre.
Como manifiesta a Granma el doctor Osvaldo Cuesta Santos, su
director, estudios desarrollados por especialistas de la entidad indican que
los errores en la planificación territorial en cuanto a la ubicación física de
los asentamientos humanos y las industrias, figuran entre las causas
principales de los problemas de la calidad del aire en Cuba. “Hay sitios donde
las viviendas fueron construidas al lado o muy cercanas a una fábrica vieja,
que existía desde mucho antes y contaminaba los alrededores. También tenemos el
caso inverso, es decir, primero estaba la comunidad y luego vino la instalación
fabril”. A lo anterior, resaltó, se suma el empleo de tecnologías obsoletas en
actividades productivas y en el parque automotor, la carencia de efectivos
sistemas de tratamiento para las emisiones y la falta de una cultura ambiental.
Si bien la situación de nuestro país dista mucho de los críticos niveles de
contaminación atmosférica existentes en otras naciones, en la actualidad
existen sitios puntuales o focos “rojos” donde la calidad del aire registra un
apreciable retroceso, lo que reclama una particular atención por los tomadores
de decisiones en materia de protección del medio ambiente, y las autoridades
del Gobierno en la localidad donde aparece el problema, enfatizó el doctor
Cuesta.La refinería Ñico López figura entre las industrias que más contaminan
el aire en la ciudad. Foto: Julio
Larramendi Una de las investigaciones recientes del Cecont, en colaboración con
otros centros del Instituto de Meteorología, permitió hacer el inventario de
emisiones de las principales fuentes industriales fijas de la ciudad de La
Habana.
Los resultados mostraron que el dióxido de nitrógeno, el
dióxido de azufre, el monóxido de carbono, los compuestos orgánicos volátiles y
las partículas de polvo o material particulado (los denominados PM 10 y PM 2.5)
son los causantes del deterioro ambiental de la atmósfera, al superar las
concentraciones máximas permisibles en la norma cubana 1020:2014. De acuerdo
con lo expresado por el director del Cecont, la Refinería Ñico López, la
Antillana de Acero y la Termoeléctrica de Tallapiedra son las industrias que
más los emiten hacia la atmósfera. La relación de focos contaminadores
significativos incluye, además, a grupos electrógenos, calderas, hornos e
incineradores. En cuanto a la localización de las áreas con problemas críticos
de la contaminación del aire, estas se
concentran en el anillo industrial alrededor de la Bahía de La Habana y en los
puntos aledaños a las fuentes emisoras citadas. Una buena cantidad de centros
industriales capitalinos incumplen con las normas de calidad del aire
establecidas, respecto a la distancia mínima que debe haber entre ellos y la
zona residencial. Otro aporte de los investigadores del centro consistió en identificar
las variables y situaciones meteorológicas que influyen sobre la difusión y el
transporte de los contaminantes. Figuran en la relación la velocidad y
dirección del viento, la temperatura y la humedad, la radiación solar, la
estabilidad atmosférica, la turbulencia y las precipitaciones. Para conocer de
qué forma ocurre la dispersión de tales compuestos en la urbe capitalina, se
aplicó el modelo informático local (Aermod), mediante el cual fue posible
calcular de forma más precisa el modo de desplazamiento. El doctor Osvaldo
Cuesta señaló que desde hace un tiempo la entidad fortalece su capacidad
tecnológica para garantizar el monitoreo sistemático de la calidad del aire en
el archipiélago cubano. Lo anterior incluyó la donación por parte de China de
equipos e instrumentos destinados a la red nacional de estaciones encargadas de
monitorear los niveles de contaminación general de la atmósfera, además de una
moderna estación móvil automática y dos nuevas estaciones fijas, estas últimas
llegadas recientemente. Sin embargo, más allá de mantener bajo pesquisa el
comportamiento de las principales fuentes fijas en la capital (también se han
hecho seguimientos similares en otros lugares del país), sería de suma utilidad
introducir el estudio de las emisiones provenientes del transporte automotor
circulante por la ciudad, que en opinión de los expertos, constituye una de las
formas más directas de enrarecer el entorno. Vale recordar que la Ley 81 sobre
Medio Ambiente expresa de manera bien clara la voluntad política del Estado
cubano de velar por el cuidado de la atmósfera, al plantear que es
responsabilidad de este reducir y controlar las emisiones de contaminantes,
generadas a partir de fuentes industriales o naturales, fijas o móviles. El
conocimiento adquirido representa una eficaz herramienta de gestión ambiental a
tomar en cuenta. Detener el deterioro de la calidad del aire bien lo amerita.
TOMADOD E LA GRANMA DE CUBA
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