miércoles, 27 de abril de 2016

RETOS DE LA ERA POS COP 21 DE PARIS

Retos en la era post COP21
Apuntes para la articulación de la resistencia antisistémica tras el fracaso de París/ o cómo sobrevivir al holocausto climático. Martín Vilela 
Fracasamos.
Mala noticia 1 Lo sé, es una manera muy desesperanzadora de empezar un artículo sobre cambio climático. Pero si, perdimos la batalla para evitar un “escenario de cambio climático irreversible”. Lamentablemente los resultados de las negociaciones multilaterales en la COP21, que ha sido ratificada por 171 países el anterior viernes 22 de abril, ha acordado la inacción ante la emergencia climática, bajo una predecible y rutinaria estrategia, con aplausos y efusivos discursos, terminaron validando bajo la demagogia propia de los poderosos, los intereses de las grandes corporaciones y los poderes económicos que están destruyendo el planeta, empobreciendo y vulnerando a las personas, y que festejan que no exista nada que impulse a la humanidad hacia un cambio sistémico para salvar el planeta, pero haciendo creer a todos de que están trabajando en ello.
 Mala noticia 2 Lamentablemente otro elemento del fracaso es la incapacidad de las organizaciones de la sociedad civil de articularse y actuar efectivamente frente a esta crisis. Ante el ya anunciado fracaso de las negociaciones y tras 20 años de infructuosa labor, nos faltó cohesión, pero sobre todo nos faltó la capacidad de pensar y actuar fuera del cajón de las negociaciones. Lamentablemente algunas organizaciones de la sociedad civil también aplaudieron los resultados de la COP21 y la siguen legitimando.
 Mala noticia 3 Todos los últimos reportes y análisis serios sobre la comprensión de la ciencia del cambio climático concuerdan que se ha subestimado el fenómeno y que puede ser mucho peor de lo que imaginamos hace apenas un par de años atrás. No sólo por las emisiones que requiere el capitalismo para su “crecimiento sostenido”, sino además por la ya inevitable ruptura del sistema global de regulación climática por el “efecto de retroalimentación positiva” que nos llevará -en un periodo muy corto de tiempo-, a cruzar el umbral hacia una crisis climática exponencial e irreversible.
 Lección aprendida 1:
Durante los últimos años pensamos que podríamos lograr convencer a los estados y tenerlos como aliados para que tomen las decisiones adecuadas con propuestas técnicas claras que respondan a la crisis climática. Lo que no pudimos entender es que las bases económicas, ideológicas y pragmáticas sobre las cuales se estructuran los estados no permitirán nunca un resultado para asegurar el interés común. Desde limitaciones económicas hasta intereses personales, los estados gobiernan para el gran capital o para ellos mismos.
En Bolivia, por ejemplo, pensamos que se podrían lograr cambios estructurales para salir del neoliberalismo. Sin embargo hoy con el más absoluto cinismo demagógico, mientras se llenan la boca con “Madre Tierra”, “Revolución” y “Socialismo”, se toma en los hechos el brutal camino a la reconstitución del Capitalismo extractivista, asegurando la presencia y los intereses de privados en el país.
El crecimiento de la inversión extranjera directa, el proyecto de energía nuclear, las grandes mega hidroeléctricas, la incursión en los parques nacionales para la ampliación de la frontera hidrocarburífera, la ampliación de la frontera agrícola para la producción agro-empresarial, el impulso a las inversiones mineras consagradas en prácticas antidemocráticas y sus consecuentes impactos los derechos de las personas, son apenas unos cuantos ejemplos de cómo se puede perder un proceso revolucionario en el laberinto de la burocracia y la lógica del poder.
Los estados y las estructuras actuales de gobernanza climática, tienen limitaciones estructurales y no podrán nunca hacer frente a la crisis climática.
 Lección aprendida 2:
Justicia climática no puede ser reducida únicamente a el reconocimiento y pago de la deuda histórica. Hoy Bolivia no puede postergar poner en práctica acciones decididas para salir del capitalismo. Si sigue insistiendo en la aplicación de la visión clásica de desarrollo como crecimiento económico, lo único que está logrando es hacer más vulnerable a su propia población. La contaminación de los ríos por la industria minera e hidrocarburífera, los desechos tóxicos del desarrollo de la tecnología nuclear, los impactos de la industria, el acaparamiento de territorio para la agroindustria, enriquecen solo a las empresas exportadoras y comercializadoras, dejando a su paso solo destrucción vulnerando y empobreciendo a la población.
Sin embargo  Bolivia bajo el pretexto de que no es un país históricamente responsable del cambio climático argumenta su “derecho al desarrollo”. “el derecho a contaminar”, “para salir de la pobreza” que le permite ese nivel de cinismo esquizofrénico entre su discurso y su práctica.
 Lección aprendida 3:
Un tema difícil de tratar como actores de la sociedad civil es nuestra capacidad de sobrellevar nuestras diferencias, el ego personal y la lógica institucional que son también una limitación para la articulación efectiva para la acción climática desde la sociedad civil, ya sea por limitaciones de presupuesto, condicionalidades financieras para decir lo “políticamente correcto” o por la necesidad de sobresalir y ganar la “competencia de visibilidad”, que evita que logremos un diálogo constructivo, sincero, abierto y profundo sobre nuestro rol y complementariedad bajo un objetivo común.
 ¿Quien dijo que todo está perdido?
A pesar de este dramático escenario y asumiendo que no cambiará en el corto plazo, aún hay esperanza. Por todo el mundo de manera aislada existe gente actuando y resistiendo, ya sea desde la vivencia de alternativas de vida, adaptándose por sus propios medios a este nuevo escenario climático, o ya sea resistiendo y luchando contra proyectos extractivistas y políticas del llamado “mal desarrollo”, enfrentando los intereses y el poder de los estados y las grandes empresas, y con el ideal de construir un “otro mundo” una otra forma de “hacer” la vida.
Retos para los próximos años:
  • Articular un movimiento que logre comprender las complejas relaciones sistémicas, las causas estructurales de la crisis climática y las limitaciones de las estructuras de gobernanza del estado nación. Un movimiento capaz de enfrentar los poderosos intereses de estados y empresas y poner en práctica alternativas en base a la solidaridad y complementariedad, bajo el objetivo común de cambiar el sistema.
  • Discutir, Profundizar y fortalecer una propuesta política coherente e independiente de los estados, que logre articular distintas luchas a partir de conceptos de Justicia Climática, esta propuesta debe tratar de llegar a resolver no solo los problemas estructurales sino también los problemas prácticos y cotidianos del día a día de las personas. Esto significa replantear y abrir la discusión de conceptos básicos de la Justicia climática y cómo ésta puede ser complementaria y articuladora a las distintas luchas de resistencia.
  • Combinar una estrategia en la que se complementan las distintas acciones, desde las que siguen buscando hacer incidencia política, las que están buscando la construcción de movimiento, las acciones locales de alternativas, incluso las formas personales de vida, evitando la autocomplacencia limitada a acciones aisladas. Todas las acciones deben tener en cuenta que el fin es el cambio profundo del sistema capitalista y deben articularse para lograr esto.

Disculpen si estas líneas son incómodas, quizás es un grito desesperado ante la inminente crisis que se avecina, pero creo es importante enfrentar éstas complejas discusiones, muchas de éstas son conversaciones interpeladoras y muchas llevan a reflexiones autocríticas, pero tenemos poco tiempo para construir alternativas que resistan la tormenta y preservar lo que nos hace más humanos.  Si evadimos estas complejas discusiones también evadimos la posibilidad de ser resistentes y  de construir la anhelada necesaria nueva sociedad. Tomado de envio de red foroba 

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