domingo, 23 de octubre de 2016

EL ACUERDO DE LA COP 21 . ÉXITO O FRAUDE ?

 El acuerdo de París: ¿éxito o fraude?
CARLOS FRESNEDA Enviado especial París  Pasado el triunfalismo inicial, los científicos han hecho bajar de la nube a los políticos. La mayoría de ellos recalca la enorme brecha entre el objetivo fijado por el Acuerdo de París -«mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los 2ºC con respecto a los niveles preindustriales y perseguir los esfuerzos para limitar el aumento a 1,5ºC»- y la falta de una hoja de ruta para la reducción de emisiones de aquí al año 2050.El rechazo más rotundo al acuerdo alcanzado por 196 países en París ha partido precisamente del pionero en el estudio del cambio climático, James Hansen. «Estamos ante un fraude y una farsa», fue la reacción del ex climatólogo de la NASA y profesor de la Columbia University, el primero en alertar hace tres décadas en el Congreso norteamericano sobre los riesgos del calentamiento global.«El acuerdo es una excusa que tienen los políticos para poder decir: tenemos una meta de dos grados e intentaremos hacerlo mejor cada cinco años», declaró Hansen a The Guardian. El climatólogo critica el hecho de que no se mencione siquiera por su nombre a «los causantes del problema» y que no se adopten medidas para la urgente descarbonización de la economía: «Mientras los combustibles fósiles sean los más baratos, los vamos a seguir quemando». «Estamos ante un acuerdo histórico, pero a la meta ambiciosa de la temperatura le faltan los medios ambiciosos para la mitigación», recalcó por su parte Steffen Kallbekken, director del Centro Internacional de Política del Clima y de la Energía. «Para llegar al objetivo de 1,5ºC, hay que rebajar las emisiones del 70% al 95% a mediados de siglo. Sin estos números duros (que llegaron a figurar en algún borrador inicial) el pacto del clima no manda una señal clara».
Activistas ecologistas disfrazados de osos polares se manifiestan en París. REUTERS

«El calentamiento causado por las actividades humanas se está acercando ya a un grado y es muy posible que llegue a 1,2ºC en 2030 con la tendencia actual», advirtió Myles Allen, profesor de Geofísica en la Universidad de Oxford. «Quedarnos en 1,5ºC en 2050 va a ser realmente un reto». Por su parte, Jan Kelman, del University College de Londres, pone también sobre el tapete la falta de números y compromiso concretos, más allá de la referencia a las temperaturas: «Nada va a ocurrir sustancialmente hasta 2020, y faltan objetivos concretos con un calendario después de esa fecha. Existe además la posibilidad de cambios en las posturas de los gobiernos y de fracasos a la hora de ser ratificados por los parlamentos, en especial el Congreso norteamericano». «Los recortes anunciados por los países son todavía insuficientes», recalcó por su parte Corinne Le Quéré, al frente del Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático, en el momento de recordar cómo los compromisos asumidos en la cumbre de París nos proyectaban a un escenario de 2,7ºC, muy por encima de lo que los científicos consideran el punto crítico. «Pero al menos el acuerdo manda un poderoso mensaje a las empresas, a los inversores y a las ciudades». Uno de los más conspicuos defensores del Acuerdo de París fue, sin embargo, el economista de la LSE de Londres Nicholas Stern, autor del emblemático informe sobre la economía del cambio climático hace casi una década. «Estamos ante un momento histórico, no sólo para nosotros, sino para futuras generaciones», dijo Stern, contagiándose del tono autocelebratorio de los momentos finales. «El Acuerdo de París es un punto de inflexión en la lucha contra una cambio climático fuera de control que amenaza la prosperidad. Va a servir para crear enormes oportunidades conforme los países empiecen a acelerar el camino hacia una economía baja en carbono».Dentro del movimiento ecologista, el Acuerdo de París ha provocado divisiones. En España, Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción coincidieron en expresar su «decepción» por la falta de compromisos reales en el texto final. «Los objetivos no son suficientemente ambiciosos», reconoció por su parte Kumi Naidoo, director internacional de Greenpeace. «Pero el acuerdo pone al menos a la industria en los combustibles fósiles en el lado equivocado de la historia».Bill McKibben, autor de El fin de la naturaleza y fundador de la organización ecologista 350.org, aseguró, sin embargo, que «el poder de la industria de las energías fósiles» ha quedado reflejado en el Acuerdo de París y que eso va a suponer una ralentización de la transición hacia las energías limpias. Aun así, McKibben hizo un llamamiento a la acción climática para aprovechar los resquicios abiertos por el pacto de París, como la «aspiración» de limitar el aumento de las temperaturas a 1,5ºC: «Este acuerdo no va a salvar el planeta, pero al menos es posible que salve la posibilidad de salvarlo... si la movilización popular aumenta la presión a partir de ahora». Tomado de el mundo , enviado por face de miguel 

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