La desigualdad de la condición de la mujer aún es invisible
En el marco del ciclo de difusión Re-conociéndonos, el
Centro Universitario de Paysandú --a través del programa de Educación
Permanente-- desarrolla “El desafío de la convivencia en la sociedad
contemporánea”, bajo la modalidad de charlas presentadas por docentes
universitarios.
“Mujer: la mayoría invisible”, a cargo de la politóloga,
docente de la Facultad de Ciencias Sociales e investigadora del Centro de
Información y Estudios del Uruguay (Ciesu), María Elena Laurnaga, planteó “la
discriminación de género” existente en la comunidad. “La pregunta es: en
Uruguay, un país que tiene una legislación muy avanzada, ¿tiene discriminación
de género en detrimento de las mujeres? Y todos decimos que sí porque los datos
más violentos son las muertes”, señaló la docente.
Laurnaga reconoció que “tenemos un avance legal y político,
donde se reconoce más que antes el derecho a participar en política, pero
debemos generar un cambio cultural que nos toca más profundo y es la
convivencia familiar”.
La docente explicó que desde el ámbito laboral se observan
las preferencias y “entre una mujer y un varón, se elige al ejecutivo al frente
de un cargo empresarial. Hay una brecha salarial de género que es increíble,
porque formalmente todos debemos ganar lo mismo por igual tarea”, sin embargo,
“las condiciones por las que se contratan a las mujeres son desiguales”. La
discriminación no es consciente o explícita y ocurre de igual manera en el
Interior del país: “las mujeres están más educadas que los hombres porque
permanecen por más tiempo en el sistema educativo, pero tienen menos
oportunidades para ocupar cargos gerenciales en empresas públicas o privadas”,
dijo a EL TELEGRAFO. La investigadora relató que “un jerarca debe puntuar la
calidad del trabajador y ante la misma calidad, inconscientemente o subjetivamente,
tiende a privilegiar al varón. Otro tema es que resulta más caro, ante el
'riesgo' de embarazarse, pero con la nueva ley los hombres pueden aceptar la
licencia parental”, no obstante, “para que ese cambio cultural se produzca,
transcurrirá mucho tiempo. Por eso, las mujeres entran y salen con mayor
rapidez del mercado de trabajo”.
Asimismo, “en el plano familiar y social, el ingreso de la
mujer se considera secundario porque no es el proveedor principal y cuando se
debe ajustar, lo debe hacer la mujer que deja su trabajo para cuidar a los
hijos o a los viejos”, consignó. TOMADO DE EL TELGRAFO DE UY
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