jueves, 8 de diciembre de 2016

VIAJANDO POR EL MUNDO

Mochilera eterna: la experiencia de una joven correntina que recorre el mundo
PASATIEMPO FAVORITO. En su instagram @lamochiladegio encontró el canal de expresión de una de sus pasiones: la fotografía.
Giovanna Testolino es una viajera que decidió desafiar sus propios límites y largarse a una travesía por todo el mundo. Desde entonces los aviones, la fotografía y los hostels son su forma de vida. Su mochila ya recorrió Indonesia, Nepal, Marruecos, Jordania, Turquía, Tailandia, Japón y actualmente Filipinas.
 Por Roxana Feldman  HACE DOS AÑOS VIVE UN ESTILO DE VIDA LEJOS DE LO ESTABLE
Gio, como le gusta que la llamen, nació en Corrientes y tiene 26 años recién cumplidos, pero no fue hasta el verano 2014 cuando descubrió su espíritu aventurero y se animó a abandonar su zona de confort. Desde entonces, con su mochila y su conocimiento en gastronomía, viaja alrededor del mundo yendo contra el modelo de vida estable.
Sin tradición viajera de ningún tipo, la incertidumbre fue una barrera difícil de derribar pero su deseo de un cambio de vida fue más fuerte y la alentó a tomar la decisión de hacerlo sin esperar la compañía de nadie.
Su primer destino fue Fortaleza, Brasil, a 4.274 kilómetros de Corrientes. Como era su primera experiencia eligió hacerla a través de una ONG. Fue así que llevó a cabo un voluntariado en una favela donde enseñó español y vivió con una familia del lugar. “Ese fue el comienzo de todas las aventuras que tuve y la mejor elección que tomé”, cuenta ahora recordando esos días.
El período de tiempo que estuvo afuera no agotó su cuota de ganas de viajar, sino todo lo contrario: éstas se incrementaron. Pero, como es usual, elegir algo es dejar de lado otras cosas. En este caso la llevó a abandonar la formalidad de la carrera universitaria y comenzar un curso de Gastronomía, un oficio que le abriría muchas puertas en sus travesías en el exterior.
Una vez que lo finalizó, volvió a Brasil a “trabajar para juntar más dinero y así continuar el viaje”. Y aunque reconoce que “obviamente extraño mi cuarto, la comida de mi mamá (que es increíble), a mi familia, mis mascotas (que muero por ellos) y esos teres con los amigos”, señala que lo bueno “es que sé que siempre puedo volver”.
“Ese fue el comienzo de todas las aventuras que tuve y la mejor elección que tomé”, cuenta ahora, a la distancia.
Es que si se pone en una balanza lo que se deja atrás y lo que se gana, es difícil hacerle competencia a las experiencias conquistadas. Giovanna nombra sólo algunas: “Dormí en el medio de la nada en el desierto de Sahara en Marruecos; pasé unos días con la tribu Mentawai en Indonesia; trabajé y viví en una granja en las montañas en Nepal con una familia hindú; escalé los Himalayas; me intoxiqué en India; me enamoré en el carnaval de Brasil; floté en el mar muerto en Jordania; paseé en globo aerostático en Turquía; salí de fiesta en Bangkok; me perdí en Tokio; comí caracoles, larvas, escorpión, grillos”, y la larga lista podría seguir.
Pero el camino recorrido no sólo se traduce en fotografías de momentos vividos, sino también en amistades inolvidables que, sin que medie la distancia de lenguajes y costumbres, se profundiza con cada paso recorrido a la par. “Viajando conocí a mis mejores amigos, con los que estoy realmente conectada ya que comparto los mismos intereses”, relata al respecto.
Una de las dudas que entran en juego a la hora de dejar el lugar de origen es el temor de no encontrar medios con los cuales solventar gastos alrededor del Globo. En este sentido es necesario saber que para lograrlo existe una variada carta de opciones que posibilitan conseguir independencia económica y seguir sumando kilómetros.
“Hay muchas plataformas que permiten al viajero buscar trabajos a cambio de hospedaje y comida”, que es, naturalmente, lo más costoso a lo largo del viaje. Además, “también hay otras redes sociales que ofrecen a sus usuarios intercambio de hospitalidad a cambio de conocer tu cultura, que es otra magnífica opción de ahorrar ya que te deja un amigo en cada lugar del mundo”, cuenta.
La clave está, principalmente, en amañarse y buscar trabajos por temporadas en cada lugar. Este estilo de vida sin trabajos fijos ni formales la llevó a desempeñarse desde recepcionista en un hostel, hacer muebles en bambú o enseñar inglés o español en los lugares más inesperados.
Hace unos meses Gio abrió una cuenta de Instagram, la red social de fotografías, donde comparte imágenes que destacan por su belleza. Explica que la interacción con otros usuarios, primordialmente a través de los hashtags, le permite conseguir información que “es un poco difícil encontrar en la Web”. Esta práctica es muy común entre los viajeros y fortalece una especie de comunidad virtual donde se reparten consejos y eso, dice, “ayuda un montón a la hora de planear el destino”.
Y si de dar consejos se trata, a la hora de recomendar a viajeros principiantes un primer destino elige  Indonesia “ya que abarca todo tipo de turismo”. Las playas son soñadas y las opciones tantas que es imposible aburrirse. En un segundo viaje, sugiere Nepal donde, además de la calidez de la gente y del aire fresco de los Himalayas, “lo mejor son los precios, que van a parecer absurdos de tan baratos que son”.
A aquellos que tienen ganas de dejar todo y agarrar la mochila pero todavía guardan dudas, el mensaje de Giovanna es claro. Para hacerlo, asegura, “no se necesita tener la billetera llena de dólares”, sino saber algo de idioma y tener ganas y apertura para “sumergirse en nuevas culturas y aprender a vivir el momento”.  Tomado de el litoral de ctes ar


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