Con un relevamiento
fotográfico, identifican una disminución de ballenas en el Sur
Es el más bajo desde 2007, pero los investigadores no saben
aún las causas
Ana
Tronfi Una de las fotos tomadas en septiembre. Foto: ICB
PUERTO MADRYN.- Un relevamiento de ballenas francas en la
península Valdés arrojó este año que el número de cetáceos observados "ha
sido el más bajo desde 2007", según el informe anual de los investigadores
del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) y la Ocean Alliance,
institución sin fines de lucro fundada en 1971 por Roger Payne.
Entre el 26 y el 28 del mes pasado se realizó el
relevamiento aéreo de fotoidentificación de ballenas: los especialistas tomaron
10.500 imágenes, que son analizadas por la directora del programa, Vicky
Rowntree. "Para luego agregar nuevos registros a nuestro catálogo, que
contiene más de 3000 ballenas identificadas, algunas desde 1970", dijeron
los investigadores.
Las ballenas visitan las costas de Chubut cada año: aquí,
las hembras amamantan a sus ballenatos en las bahías protegidas de la península
Valdés y permanecen en la zona durante los tres primeros meses de vida de los
cachorros. Luego inician la migración hacia las áreas de alimentación. "Creemos
que el declive gradual de las playas de la península Valdés es uno de los
rasgos topográficos que más atraen a las hembras para elegir esta zona como
área de cría; les permite estar cerca de la costa con la profundidad necesaria
para proteger a sus crías", sostuvieron los investigadores del ICB.
Explicaron que "el fin de los relevamientos aéreos es
fotoidentificar ballenas para describir la dinámica y realizar una evaluación
visual básica del estado de salud de la población". Añadieron:
"Identificamos a las ballenas francas analizando el patrón de las
callosidades que tienen en sus cabezas. Con una buena fotografía aérea de la
cabeza de una ballena podemos saber «quién es quién» en la población".
Este año, pese a que aún se trabaja en las hipótesis que
generan este fenómeno, los resultados fueron menos optimistas que los
anteriores: se contabilizaron "384 ballenas en los golfos Nuevo y San
José, incluyendo 160 crías. En coincidencia con lo registrado por
investigadores del Cesimar-Cenpat-Conicet, el número de ballenas que observamos
ha sido el más bajo desde al menos 2007". El estudio arrojó que en el
golfo Nuevo la gran mayoría de las hembras con sus ballenatos se distribuyeron
entre Puerto Madryn y cercanías de Puerto Pirámides. "Hay más ballenas en
la zona, cerca del centro de los golfos, que son áreas que por la seguridad de
los vuelos no relevamos, y también hacia el norte de la península",
indicaron.
"Durante el relevamiento tuvimos un hermoso reencuentro
con la ballena 2226 de nuestro catálogo, a quien conocemos desde 2008. En su
lomo tiene una curiosa mancha blanca con forma de fantasmita, de allí que la
hemos bautizado «Gasparín». Acompañada de su primer ballenato conocido,
Gasparín nadaba en el área de mayor concentración de madres y crías."
"Estamos felices de llevar adelante el estudio más
largo del mundo basado en la fotoidentificación de ballenas en su ambiente
natural. Dos décadas de trabajo continuo en la provincia de Chubut han permitido
generar nueva información sobre esta población de ballenas francas, que se vio
reflejada en decenas de presentaciones a congresos y publicaciones científicas
a lo largo de estos años", resaltaron.
Este año comenzaron a incorporar al catálogo imágenes de
ballenas obtenidas por los fotógrafos, guías balleneros y capitanes de las
empresas de avistaje de Puerto Pirámides. "Usando un programa diseñado
para analizar imágenes de ballenas francas tomadas desde botes, la
investigadora del ICB Florencia Vilches está coordinando la inclusión de estas
fotografías, que incrementarán significativamente la información de nuestra
base de datos", comentaron desde el instituto.
El estudio encendió otra vez una luz de alerta sobre la
supervivencia de las ballenas: el impacto de las gaviotas cocineras, que
"han aprendido a alimentarse de la piel y la grasa de las ballenas francas
vivas en la península Valdés". Desde 1995, los especialistas monitorean la
frecuencia de los ataques para analizar cambios en la evolución de esta interacción
a largo plazo y contribuir con la evaluación de las acciones de control.
Las ballenas que mueren y luego varan en las playas son una
fuente de información importante para estudiar el estado de salud general de la
población. Desde 2003, el Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca
Austral realiza exámenes post mortem de cada ballena franca
que muere en la península Valdés y alrededores. Según informaron, esta
temporada se estudiaron 12 ballenas muertas, un número muy bajo si se compara
con temporadas anteriores para esta fecha. TOMADO DE LA NACION DE AR
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