Nadie se imaginaba hace casi doscientos años que el niño que coleccionaba moscas, escarabajos y gusanos que encontraba en los jardines cerca de su casa se convertiría después en el científico que revolucionó la concepción del mundo. Tampoco cuando renunció a la carrera de medicina para estudiar teología en Cambridge, que tampoco concluyó.
Las dudas internas del hombre que quiso ser sacerdote y luego se volvió agnóstico, que después de viajar en el Beagle a Sudamérica le resultaba difícil publicar sus descubrimientos consciente de que sus revelaciones serían equivalentes a reconocer un asesinato en la sociedad victoriana de la época, siguen marcando la discusión entre científicos y teólogos. La Asociación Europea para el diálogo entre la teología y las ciencias naturales, (ESSSAT) y la Academia Evangélica de Renania, organizaron un simposio bajo el título “Más allá de Darwin”.
Bildunterschrift: Aspecto del simposio el día de la apertura en el Museo Alexander Koenig, de Bonn.
Cuestiones irresueltas
Sigue habiendo interrogantes en relación con la teoría sobre “El origen de las especies”, que publicó Charles Darwin en 1859. “Hay varias interrogantes que no han sido resueltas y sobre las que se sigue debatiendo intensamente”, afirma el director de la Academia Evangélica de Renania, Frank Vogelsang. “Una de ellas es cómo se define a una especie, otra interrogante es si la evolución camina sin rumbo definido, si no hay algo que la conduzca, como las condiciones de la vida humana, que influyen en el desarrollo de la vida misma. Otra cuestión es si la evolución tiene lugar en forma continua o a través de saltos. ¿Hay que suponer que hay eras en las que surgen ciertos tipos de vida o hay que imaginarse a la evolución como una vía ascendente con muchas escaleras?”, pregunta el experto. Cuestiones ante las que no hay una respuesta definitiva.
Para el teólogo Hubert Meisinger, representante de ESSSAT resulta interesante el trayecto de Darwin hasta convertirse en agnóstico, un proceso que sin duda estuvo influenciado por su viaje en el Beagle, que le abrió los ojos ante una gran diversidad de especies. “Pero un dato importante para explicar su distanciamiento religioso fue la muerte de su hija favorita, Annie, que murió a los diez años de edad. Fue un dolor que nunca superó el científico, eso fue lo que rompió su fe, lo que fortaleció su inclinación hacia el agnosticismo”, afirma.
Bildunterschrift: Darwin sigue despertando interés en un amplio público. Auditorio del Museo Alexander Koenig, de Bonn.
Darwin: revolucionario de hoy
La teoría de Darwin, que sostiene que la vida existente en el planeta se ha transformado a lo largo de millones de años a través de una selección natural sigue siendo revolucionaria hoy en día. “En Alemania siempre ha habido un intenso debate en torno a Charles Darwin, siempre lo ha habido, desde que Ernst Haeckel defendió sus teorías de las críticas del mundo científico”, afirma Vogelsang.
Haeckel es un científico controvertido, pues aunque defendió el darwinismo en Alemania, es considerado como el que preparó el camino de la eugenesia, teoría que defiende la mejora de los rasgos humanos a través de la intervención médica, que posteriormente fue utilizada por el nazismo para propagar su ideología sobre una raza superior.
La agria polémica entre los creacionistas religiosos y algunos científicos conduce a una calle sin salida, según el experto, que señala que aunque la mayoría de la población alemana no apoyaría una teoría semejante que sostiene que Dios creó el mundo hace 6.000 millones de años, hay grupos pequeños en Alemania que simpatizan con estas ideas. “Que la religión se oponga a la ciencia, que la cuestione, como sucede en un país moderno e ilustrado como Estados Unidos, sería algo aquí impensable”, afirma Vogelsang.
Bildunterschrift: Centro de investigación científica Charles Darwin, en las islas Galápagos.
Religión vs. ciencia
Por su parte el teólogo Mesinger explica que la religión sirve para reducir la complejidad de la vida, la simplifica, da respuestas a cuestiones que de otra manera sería muy difícil responder. “Ese es un aspecto importante de la actual discusión, que la gente se siente insegura ante la situación en el mundo, empezando por las dificultades económicas hasta la amenaza de una catástrofe provocada por el cambio climático”, advierte.
En el simposio no se encuentran respuestas para todo, pero los participantes concuerdan en que la ciencia y sus métodos pueden alcanzar resultados, pero no pueden explicarlo todo. “Lo interesante es ver hasta dónde llega la ciencia, si hay puntos de convergencia con la teología y donde hay puntos de conflicto, posturas divergentes o irreconciliables”, concluye Vogelsang.
Autora: Eva Usi
Editor: Pablo Kummetz
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