El Océano Pacífico Ecuatorial exhibe un proceso de calentamiento que indica que se está produciendo la etapa de madurez de un episodio de “El Niño” (Figura 1).
“El Niño” constituye la fase cálida del fenómeno de “El Niño Oscilación del Sur” (ENSO). Usualmente, este fenómeno alcanza su máxima intensidad hacia el día de Navidad, circunstancia a la que debe su nombre (por el “Niño Jesús”). Los episodios bien desarrollados producen lluvias por encima de lo normal desde Noviembre hasta Marzo en el sur del Brasil, el este del Paraguay, el Uruguay, el este de la Región del Chaco, la Mesopotamia y la Región Pampeana. Por el contrario, el NOA y gran parte de Cuyo observan precipitaciones bajo lo normal. No obstante, la evolución del presente episodio de “El Niño” apunta a apartarse considerablemente de lo normal, debido a que su desarrollo está siendo perturbado por un complejo de factores anómalos (Figura 1).
El Atlántico Subtropical se encuentra por encima de su temperatura normal, adicionando vigor a “El Niño”. Esta combinación produce precipitaciones muy por encima de lo normal en todo el Sur del Brasil, el este del Paraguay, el norte de la Mesopotámia y el Uruguay, aportando grandes volúmenes de agua a la Alta Cuenca del Plata y determinando la crecida de los grandes ríos. El Pacífico Sur presenta un dipolo térmico: Su margen asiática presenta un amplio foco cálido, mientras que su margen americana observa un avance hacia el norte de la corriente marina fría de Humboldt, que se extiende a lo largo de la costa chilena y la mayor parte de la costa Peruana, llegando casi hasta el Ecuador. Este sistema provoca fuertes vientos del sudoeste, que impactan sobre la Cordillera Austral, donde descargan su contenido de humedad, provocando tormentas fuera de época. Posteriormente, continúan su recorrido como vientos secos provocando sequía en el sudoeste del área agrícola nacional.
El Atlántico Sur presenta un foco frío, que contribuye a reducir las precipitaciones sobre el norte de Río Negro, el sur de La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires que, por esta causa no han logrado reponer adecuadamente sus reservas de humedad. Acentuando aún más este escenario anómalo, el desarrollo de “El Niño” no se estabilizó hacia Navidad, según es lo usual, sino que continuará incrementando su vigor durante unos dos meses adicionales, alcanzando su máxima intensidad hacia el mes de Febrero. Por esta causa, el fenómeno no se disipará hacia el mes de Marzo de 2010, lo cual hubiera sido el comportamiento normal, sino que conservará su categoría de “El Niño” por lo menos hasta Junio de 2010 (Figura 2). Desde que el fenómeno empezó a ser citado en las crónicas históricas hacia comienzos del siglo XVII, sería la primera vez que su proceso se continúa en el año climático siguiente. De cumplirse esta previsión, ello representaría la ocurrencia de dos episodios consecutivos de “El Niño”, situación que nunca se ha dado hasta el presente. Por esta causa debe preverse un otoño más lluvioso y cálido que lo normal.
Debido a que muchas cuencas se encuentran saturadas a causa de las abundantes lluvias ocurridas durante la segunda parte de la primavera y la primera parte del verano, y ya no pueden absorber nuevos aportes hídricos, es muy alto el riesgo de que las precipitaciones sobre lo normal, que se esperan para los próximos meses, causen inundaciones. Régimen térmico En lo que hace al régimen térmico, se espera que el promedio de temperatura se mantenga algo por encima de lo normal, debido a que los vientos del norte que soplan durante los episodios de “El Niño” aportarán calor al mismo tiempo que proveerán la humedad necesaria para que se produzcan precipitaciones. Paralelamente, se mantendrá el riesgo de olas de calor con posibles golpes de sol que, al mismo tiempo incrementarán la evapotranspiración, perjudicando el equilibrio hídrico de los cultivos. En las zonas del sudoeste de la Región Pampeana, que aún sufren sequía, el impacto de estas adversidades será de gran importancia.
Debido a que se atraviesa la estación de verano, el riesgo de heladas tardías es muy bajo en casi toda el área agrícola nacional. No obstante, las zonas afectadas por sequía del sudoeste de la Región Pampeana y el norte de Río Negro, podrían observarse descensos térmicos de gran intensidad que, aunque no alcancen el punto de congelamiento, podrían perjudicar a los cultivos estivales (Figura 3). El riesgo de heladas tempranas se verá potenciado por algunos factores y moderado por otros, generando fuertes contrastes zonales. Cuando la llegada del otoño determine la reducción de la radiación solar, los extensos focos fríos que se observan sobre el sur de los Océanos Pacífico y Atlántico avanzarán hacia el norte, emitiendo vientos fríos hacia el área agrícola nacional, los cuales provocarán bruscos descensos térmicos tempranos. Sobre el centro y el norte del área agrícola nacional, estos descensos de la temperatura se verán atenuados por los elevados contenidos de humedad de los suelos, por lo que es poco probable que las heladas se manifiesten en forma temprana. En cambio, en Cuyo y el sudoeste de la Región Pampeana, donde la reposición de las reservas de humedad de los suelos ha sido incompleta, las heladas podrían manifestarse en forma temprana, afectando a los cultivos estivales sembrados en forma tardía (Figura 3). Régimen hídrico En cuanto a la distribución geográfica de las precipitaciones, se observarán marcadas anomalías, causadas por el fuerte contraste entre la franja ecuatorial de los Océanos Pacífico y Atlántico, la cual se encuentra por encima de su temperatura normal, y la franja polar de los mismos, la cual se encuentra por debajo de su temperatura normal, lo cual perturba significativamente el patrón de circulación atmosférica (Figura 4): Sobre el Litoral Fluvial Argentino y las zonas aledañas del Paraguay y el Brasil se observará una fuerte circulación del nordeste, que aportará abundante calor y humedad, favoreciendo la formación de precipitaciones de gran intensidad y frecuencia, con numerosos episodios de tormentas severas, con granizo y vientos. Sobre las aguas del Río de La Plata se observarán frecuentes vientos del sudeste que aportarán aire templado húmedo a las zonas cercanas a las costas. Sobre el Noroeste Argentino se mantendrá una fuerte circulación del norte, proveniente de la Amazonia Brasileña, que aportará abundante calor y humedad, favoreciendo la formación de precipitaciones de gran intensidad y frecuencia, con numerosos episodios de tormentas severas, con granizo y vientos. Cabe mencionar que, en los episodios de “El Niño”, este sistema de vientos suele reducir su actividad pero, en el presente, observa un vigor superior al normal. Sobre el sur de Chile y el sur de La Argentina se mantendrán fuertes vientos del sudoeste, provenientes del Pacífico Sur. Debido a su origen oceánico, estos vientos llegarán al continente cargados de humedad, pero agotarán su carga al producir fuertes tormentas sobre la Cordillera Austral. Por esta causa, llegarán al sudoeste del área agrícola nacional como vientos secos y fríos, que provocarán descensos térmicos considerables, pero no generarán precipitaciones. Por esta causa, gran parte de la Región de Cuyo, y el sudoeste de la Región Pampeana observarán precipitaciones bajo lo normal. Debido a ello, la distribución de anomalías de lluvias será, aproximadamente, la siguiente (Figura 5):
El este de la Región del Chaco, el extremo nordeste de la Región Pampeana y el norte y el centro de la Mesopotamia observarán precipitaciones muy superiores a lo normal, con riesgo de tormentas severas, con granizo y vientos. Se producirán fuertes excesos hídricos con riesgo de crecida de los ríos e inundaciones. El centro de la Región del Chaco, la mayor parte de Santa Fe, el extremo nordeste de Buenos Aires y el sur de la Mesopotamia observarán precipitaciones moderadamente superiores a lo normal, con frecuentes tormentas severas, con riesgo de granizo y vientos y posibles anegamientos locales. El este del NOA, el extremo oeste de la Región del Chaco, el este de Córdoba, el sudoeste Santa Fe y el norte de Buenos Aires observarán precipitaciones levemente superiores a lo normal en promedio, pero con riesgo de tormentas localizadas severas, con riesgo de granizo y vientos y posibles anegamientos. El área agrícola del centro del NOA observará precipitaciones cercanas a lo normal, con posibles tormentas localizadas severas, con alta incidencia de granizo y vientos y posibles anegamientos y desbordes de los ríos. Lo mismo sucederá sobre el oeste de Córdoba, el este de San Luis, el norte de La Pampa y el centro-norte de Buenos Aires. El oeste del NOA, el oeste de San Luis, el extremo oriental de Mendoza, el centro de La Pampa y el centro-sur de Buenos Aires observarán precipitaciones levemente inferiores a lo normal, si bien es de temer una incidencia de tormentas graniceras superior a lo normal, debido al elevado calentamiento de la superficie. El extremo oeste del NOA, el centro-este de Cuyo, el sur de La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires observarán precipitaciones moderadamente inferiores a lo normal, por lo cual es de temer que la reposición de las reservas de humedad de los suelos no se complete en su totalidad. No obstante, se presentará el riesgo de tormentas localizadas severas, con granizo y vientos. El centro-oeste de Cuyo, el norte de Río Negro, el extremo sur de La Pampa y el extremo sur de Buenos Aires observarán precipitaciones muy inferiores a lo normal, por lo cual es probable que la sequía continúe, si bien no pueden descartarse episodios aislados de tormentas localizadas severas, con riesgo de granizo y vientos. El extremo sudoeste de Cuyo, el norte de Neuquén y el centro de Río Negro observarán precipitaciones moderadamente inferiores a lo normal. Esta mejoría con respecto a la franja situada más al nordeste se deberá a la proximidad de esta zona al núcleo de tormentas cordilleranas. El centro de Neuquén y el sur de Río Negro observarán precipitaciones normales. El sur de Neuquén y el extremo sur de Río Negro observarán precipitaciones levemente superiores a lo normal. Por estas causas, es muy probable que la mayor parte del área agrícola nacional continúe desarrollando un escenario a excesos hídricos. Sobre el litoral fluvial, al riesgo de excesos hídricos, causados por las precipitaciones locales, se sumará el riesgo de crecida del Paraná y el Uruguay, provocado por las lluvias intensas en la Alta Cuenca del Plata, en territorio del Brasil. Un proceso similar afectará al NOA, donde los excesos producidos por las precipitaciones locales se verán acentuados por las crecidas de los ríos causadas por las lluvias en Bolivia, así como en las serranías donde tienen sus nacientes muchas cuencas de la Región. No obstante, el sudoeste del NOA, Cuyo, el ángulo sudoeste de la Región Pampeana y el norte de Río Negro continuarán registrando precipitaciones inferiores a lo normal por lo que se agravará la sequía que los afecta (Figura 6). Panorama de riesgos El calor y las precipitaciones por encima de lo normal que se esperan durante la campaña en curso darán condiciones conducentes para el desarrollo de las malezas y los ataques de plagas y enfermedades, determinando la necesidad de un cuidadoso y continuado control. Las tormentas localizadas severas, con aguaceros torrenciales, granizo y vientos alcanzarán una frecuencia superior a lo normal, alternándose con lapsos despejados, secos y extremadamente cálidos que provocarán golpes de sol en los cultivos. Las condiciones de fuertes excesos hídricos que se prevén para la etapa final de los cultivos de verano reducirán los días laborables, dificultando considerablemente el avance de las tareas de cosecha, por lo que debe planificarse cuidadosamente este aspecto. La posibilidad de que las precipitaciones otoñales se extiendan más allá de su momento normal de finalización, unida a los fuertes excesos hídricos que presenta la mayor parte de la Cuenca del Plata y sus áreas aledañas, presagia el peligro de inundaciones capaces de provocar considerables daños. Por su parte, es de temer que el ángulo sudoeste del área agrícola nacional (Sur de La Pampa, sur de Buenos Aires norte de Río Negro) continúe sufriendo precipitaciones inferiores a lo normal. Sobre esta zona, el riesgo de heladas tempranas será particularmente severo, ya que los suelos secos no lograrán atemperar la intensidad de las irrupciones de vientos fríos del sudoeste que pueden preverse desde mediados del otoño 2010 en adelante. Conclusión Se presenta una situación que exige el máximo cuidado en la toma de decisiones y en su puesta en práctica, ya que se conjuga una difícil situación económica y política con una evolución sumamente perturbada del agro clima. Los indicadores disponibles señalan que la posibilidad de que el episodio de “El Niño”, que se encuentra en desarrollo, se prolongue durante la temporada 2010-2011, es alta, por lo que deben preverse riesgos de gran consideración. No obstante, el proceso agro climático previsto durante la campaña agrícola 2009/2010 puede dar inicio a un período favorable para la producción agropecuaria, ya que las reservas de humedad que serán aportadas por las lluvias abundantes, que se esperan hacia el fin del verano, darán condiciones favorables para la implantación de la cosecha fina 2010 y, si se las administra con cuidado, facilitarán la siembra de la cosecha gruesa 2010/2011. En lo que hace a los riesgos agros climáticos, se producirá un marcado cambio. La sequía y las heladas, que predominaron durante las campañas 2007/2008 y 2008/2009, dejarán de constituir las principales amenazas, dando paso a una mayor incidencia de granizo, vientos, anegamientos e inundaciones, en forma similar a lo registrado durante las campañas 2002/2003 (Inundación de la Ciudad de Santa Fe) 2006/2007 (anegamiento generalizado de campos en la costa santafesina del Paraná). Por su parte, el panorama sanitario, que estuvo muy tranquilo durante las campañas agrícolas 2007/2008 y 2008/2009 debido a la sequía, pasará a mostrar condiciones cálidas y húmedas, muy conducentes para el desarrollo de enfermedades y plagas. Informe elabora por el Ing. Agr. Eduardo M. Sierra (Especialista en Agro climatología), para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Gentileza: Dr. Luis Acosta Mur |
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