Informe de la UCA: la pobreza se redujo frente al año pasado, pero sigue siendo más alta que en 2019
Pasó de
44,7% a 43,8%, y según el Observatorio de la Deuda Social, afecta a 18,4
millones de personas
Francisco Jueguen
LA NACION
La pobreza
se redujo frente a lo peor de la pandemia, pero sigue en niveles alarmantes
En 2021,
la pobreza se redujo con
relación al año pasado –temporada marcada a fuego por la crisis económica que
provocaron las cuarentenas oficiales para frenar al coronavirus–, pero
todavía sigue siendo más elevada que la que se registraba en 2019, antes de la
pandemia.
Según el
último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA (ODSA),
la pobreza bajó de 44,7% en 2020 a 43,8% en el tercer trimestre de este año. El
gobierno de Mauricio Macri había terminado en 39,8%, según los mismos registros
del ODSA. La cantidad de pobres en el país –si se extrapola ese 43,8% a la
actual población urbana– llegó este año a los 18,4 millones de habitantes,
según especificaron.
La
indigencia también reflejó una mejora de un punto en los últimos doce meses
–pasó de 9,8% a 8,8%- durante el año posterior a lo peor de la pandemia de
coronavirus y llegó prácticamente a niveles similares a los que mostraba 2019.
Entonces afectaba a un 8,4% de la población.
La información oficial sobre la pobreza e indigencia producida por el Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec se publicará el 30 de marzo de 2022. El último dato del organismo estadístico, del primer semestre de este año, indicaba que la pobreza llegaba al 40,6%, mientras que la indigencia –para ese mismo período– era de 10,7%. Los números de la UCA suelen mostrar una tendencia similar en el tiempo a los del Indec, pero –en los últimos años– mostraron una variación porcentual más elevada. Para evitar controversias, en esa casa de estudios volvieron a destacar que los números oficiales son los que divulga el organismo estadístico y que el ODSA busca solamente complementar ese diagnóstico.
Pese a la
mejora registrada para la mayoría de la población, el grupo de edad de 0 a 17
años reflejó un empeoramiento de su situación. El porcentaje de chicos
pobres pasó de 64,6% a 64,9%, según indicó la universidad con una importante
ascendencia del Papa Francisco. La cantidad de niños indigentes –entre
2020 y 2021– pasó de 15,7% a 14,7%.
“La pobreza
concentra sus efectos en la población localizada en hogares conducidos por
personas vinculadas a segmentos de trabajadores marginales (72,9%) e integrados
(53,8%), y en el conurbano bonaerense (51,5%)”, indicó el informe de la UCA que
se presentó en público hoy por la tarde en un seminario en el que sumaron las
visiones del politólogo Eduardo Fidanza y el economista Martín Rapetti.
“Si bien
estos segmentos evidencian una leve recuperación luego de 2020 –de fuertes
restricciones de circulación por la emergencia sanitaria– no se registran
cambios significativos en las desigualdades estructurales existentes al
interior de la estructura socio-económica y socio laboral”, concluyeron los
especialistas en el documento coordinado por el sociólogo Agustín Salvia.
Además de
sus índices por ingresos, la ODSA también presentó sus indicadores sobre
carencias de derechos (alimentación y salud; vivienda digna; accesos
educativos; acceso a servicios básicos; acceso a un medio ambiente saludable, y
empleo y seguridad social). Con relación a 2020, pero también a 2019, bajaron
las carencias ligadas a la alimentación (32,2%; en 2019; 32,5%, en 2020; y
30,7%, en 2021), y en servicios básicos (de 33,5%, a 34,1% y 32,6%
respectivamente). Sin embargo, empeoró el acceso educativo (12,5%, a 13,5% y
hoy 13,9%) y la carencia vinculada al empleo y la seguridad social (pasó de
33%, a 35,2% en la pandemia, para llegar actualmente al 36,6% de personas). El
mal dato sobre la educación fue vinculado desde la UCA directamente al cierre
de escuelas durante las cuarentenas oficiales.
En ese
sentido, si la pobreza por ingresos fue a fines de este año de 43,3%, la
población que sufrió al menos una carencia de uno de los derechos mencionados
previamente fue de 66,40%; de dos carencias, 44,80%; y de una, 30,60%. La
pobreza multidimensional –pobreza por ingresos y al menos una carencia– pasó
entre 2020 y 2021 de 41% al 39%, pero todavía se mostraba por arriba de lo
registrado en 2019 (37,5%). En tanto, la pobreza estructural (pobreza
por ingresos y tres o más carencias de derechos) pasó de 27% a 23% entre el año
pasado, pero sigue arriba de 2019 (21%).
Impacto
de los precios
“La
inseguridad alimentaria severa había experimentado un fuerte incremento en
2020. En el marco de una tendencia ascendente, las fuertes restricciones
experimentadas por los hogares de estratos más bajos explicaron en aquel
momento el incremento en el déficit en la dimensión alimentación y salud”,
dijeron los expertos de la UCA en sus conclusiones. Luego completaron: “Si bien
en 2021 tuvo lugar una mejora relativa, los niveles de privación siguen siendo
elevados en un contexto en el que a pesar de las mejoras producto de la
reactivación de distintas actividades económicas y del incremento de los niveles
de asistencia, el deterioro de los ingresos de los hogares como
consecuencia de la aceleración de la inflación constituye un elemento
central en el diagnóstico. En ese sentido, cerca del 10% de la población vivía
en hogares en lo que pasaron situaciones de hambre por no poder acceder a
alimentos”.
Según la
UCA, los programas sociales jugaron un papel muy importante. Si bien la
transferencia de ingresos y la asistencia alimentaria directa bajaron con
relación a un año atrás (fundamentalmente ya no existe más el Ingreso Familiar
de Emergencia), se mantienen por encima de 2019 (el 44,7% de la población
accede a esos programas). Si hoy no existieran estos programas, según el ODSA,
la indigencia sería diez puntos más alta (18,8%). Si los mismos no
hubieran estado presentes durante las cuarentenas más estrictas de 2020, la
pobreza extrema hubiera sido de 27,7%.
Tomado de la
nación de ar
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