El noroeste de Uruguay, donde está emplazada Bella Unión, antiguamente llamada San Rosa que fue fundada por Fructoso Ribera, y por cuyo puerto se comerciaba con Paso de los Higos, hoy Monte Caseros, se ha dedicado hace años a la producción de caña de azúcar, en la región al norte de Monte Caseros pasa una isohieta de 1400 mm lo que atrajo la atención de españoles emprendedores para plantar caña de azúcar y montar un trapiche, el emprendimiento se vio frustrado por la ley de protección a Tucumán y se ordeno quemar los plantíos, en la región, lo mismo ocurrió con la vid. Aprovechando una bajante se cruzo al Uruguay la maquinaria y dio comienzo a la industria azucarera de Uruguay, que floreció con el desarrollo de cooperativas, el paso de los años mostro mas las desventajas comparativas que tiene sostener una plantación que a veces hay que subsidiar con regadío frente a las regiones de Brasil de fuertes lluvias y mano de obra más barata; se vio agigantado el problema con la llegada del MERCOSUR, y se comenzó a pensar en un cambio productivo que desemboco en el cambio hacia la producción de alcohol a partir de melaza.
El año pasado, el Movimiento trasfronterizo de ONG ambientalistas de la triple frontera fue invitado a visitar ALUR a los efectos de aclarar ciertas cuestiones sobre las cuales la población regional dudaba.
Se estaba poniendo en marcha los fermentadores y el destilador para la obtención de azúcar de melaza. La tecnología era absolutamente nueva para el Uruguay, tanto como la producción de celulosa.
Hay un tiempo de aprendizaje para el funcionamiento de una planta de estas características durante el cual la población adyacente y el medio ambiente sufren las consecuencias del deterioro de las condiciones para una buena calidad de vida.
Hoy se puede decir que todavía no le han “agarrado la mano” porque los olores sulfhídricos son muy irritantes en un radio que supera los 12 kilómetros de alrededor y las manchas de residuos orgánicos, no clorados, que se observan en el rio Uruguay son importantes.
Hay que tener en cuenta que el proceso consiste básicamente en obtención, tras molienda de caña, de melaza, que es una solución saturada de azúcar, principalmente sacarosa, que se lleva a fermentación con la levaduras adecuadas para llevar azúcar a alcohol, el que se va concentrando en el medio liquido, luego se separan los restos y destila en una columna especialmente diseñada con tanto “platos teóricos” como sean necesarios.
El diseño es de última tecnología, se supone. Los restos ricos en orgánicos son alimento perfecto para toda clase de bacteria y hongo que impulsaran su desarrollo poblacional y que a veces al no disponer de oxigeno suficiente para cumplir sus funciones vitales permiten el desarrollo compulsivo de otras bacterias que usan azufre como final de la cadena de oxidación apareciendo en entre los gases sulfhídricos de olor nauseabundo; esto es lo que ocurre en la naturaleza, por eso hay que forzar la oxigenación y el aumento de bacterias no sulfurosas con un tratamiento adecuado y esto es lo que está fallando; pero hay que tener en cuenta que arrojar los restos sin tratar al rio es más barato para la fabrica, sin hablar de esta en particular.
La CARU deberá impulsar que junto a otras empresas (las que pueden ser de la orilla Argentina como algunas instaladas en los parques industriales de otras ciudades) esta empresa sea monitoreada para evitar lo que está sucediendo que pronto va a irritar a la población de tal manera que se salga a protestar a las calles de Monte Caseros cansados del olor y también va a generar una protesta de los municipios que sufre con las algas en sus balnearios como los que están aguas abajo como Belén, Santa Ana , Chajari, Federación.
Es tembien responsabilidad de Corrientes y Artigas evitar que las empresas de esta region contaminen aguas abajo.
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