DESAFÍOS Y RESPUESTAS DE LA COVID-19: UNA VISIÓN DE AMÉRICA
LATINA Y EL CARIBE
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Imagen Pasajeros en la estación de autobuses TransMilenio en
Bogotá. © Gabriel L. Guerrero / Shutterstock
El Grupo Banco Mundial está comprometido en
brindar una respuesta rápida y flexible a la pandemia del coronavirus. Estamos
ofreciendo financiamiento, asesoría de políticas públicas y asistencia técnica
en todas las regiones y en diversas áreas, desde salud y educación hasta
comercio y tecnología. En esta serie de blogs exploraremos cómo los diferentes
equipos del Grupo Banco Mundial están respondiendo a los desafíos que se nos
presentan en el futuro.
1. ¿Cómo afecta la COVID-19 a la región?
Hasta la fecha, 31 países y 12 territorios han informado
5464 casos y 67 fallecimientos, con un aumento del 120 % en las últimas 72
horas. Brasil, Chile, Perú, Ecuador y Panamá reportan el mayor número de casos;
algunos ya cerraron sus fronteras y declararon el estado de emergencia. La COVID-19 ya está teniendo un impacto negativo en el
turismo, el comercio y la productividad. Como respuesta, los países
latinoamericanos analizan medidas drásticas y costosas como las que hemos visto
en otras partes del mundo. Algunos están considerando decisiones
que pueden tener un impacto social y económico a largo plazo, como el cierre de
escuelas y fronteras.
Simultáneamente, la llegada del virus obligó a los gobiernos a revisar el nivel
de inversión pública en sus sistemas sanitarios, así como la necesidad de
garantizar un nivel adecuado de inversión en salud pública , incluidas
la prevención y la promoción de la salud.
2. ¿Cuáles son los desafíos más grandes planteados por
esta pandemia?
Los principales desafíos tienen que ver con la
imprevisibilidad de la enfermedad. Aún no queda claro qué impacto tendrá un
descenso en la temperatura (con la llegada del invierno) y el regreso de
millones de alumnos a la escuela en el hemisferio sur. Por el momento, la tasa
de mortalidad es muy elevada para aquellos que tienen 70 o más años de edad,
así como personas con afecciones preexistentes. Si bien la población más joven corre un menor riesgo de
complicaciones, es importante que las campañas de prevención estén dirigidas a
toda la población para reducir el contagio.
Así mismo, la COVID-19 supone un desafío para la capacidad de los sistemas
de salud de responder a un número fuera de la común de pacientes que necesiten
los mismos servicios. En varios países, el virus llega luego de
que un brote de dengue ha sobrecargado la capacidad hospitalaria. No solo los
hospitales están sobrepasados; también otras áreas de atención o asistencia,
como la disponibilidad de insumos médicos o una fuerza laboral está extenuada.
3. ¿Cómo aborda el Banco Mundial estas problemáticas?
¿Junto a quién trabaja el Banco?
Los equipos del Banco Mundial están en contacto con los
países miembro con el fin de responder a cualquier solicitud de asistencia y
para brindar apoyo técnico, según sea necesario. A lo largo de la región, el Banco
actúa en coordinación con la Organización
Panamericana de la Salud (OPS/OMS) para asegurar que los recursos de
ambas organizaciones estén disponibles de una manera eficiente y coordinada.
En la práctica, estamos trabajando duro con los países de la
región para proteger a la población. El 17 de marzo, los Directorios del Banco
Mundial y la Junta de Directores de la Corporación Financiera Internacional
(IFC), aprobaron un mecanismo
financiero de desembolso rápido de $14 mil millones para asistir a países
y empresas en sus esfuerzos por prevenir, detectar y responder a la
propagación de la COVID-19. Este mecanismo es un esfuerzo a nivel mundial que
en nuestra región irá más allá del sector de la salud para apoyar las economías
de los países, con foco en las personas más vulnerables. La economía mundial ya se estaba ralentizando antes de la
pandemia. No hay dudas que la COVID-19 complicará aún más la
situación de nuestras economías y que la recuperación demandará
un esfuerzo común e integrado.
4. ¿Cuál es la estrategia a largo plazo del Banco ante este
tipo de crisis?
El Banco está ayudando a los países a mitigar el impacto de
la COVID-19 y también a desarrollar su nivel de preparación ante cualquier
crisis de salud futura. Buscamos que esta inversión sea sostenible a través de
sistemas de salud más fuertes y más resilientes. Nos gustaría ayudar a los
países a prevenir, prepararse, detectar, responder y recuperarse de
enfermedades potencialmente endémicas, emergentes y pandémicas. Nuestro foco de
atención incluye la resistencia antimicrobiana y la forma en que las
enfermedades interactúan con otras afecciones.
Estamos trabajando estrechamente con la OPS/OMS para mejorar
las normas internacionales de emergencia; estas incluyen 13 áreas que ayudan a
los países a prepararse para las emergencias sanitarias. Una de las lecciones
más importantes de anteriores crisis sanitarias que ya estamos implementando de
cara a la COVID-19 es la necesidad de una mayor colaboración y cooperación
para
respaldar las acciones que se lleven a cabo en toda la región.
Tomado de envio de banco mundial
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