No es una casualidad que nuestro planeta se llame tierra, toda la vida terrestre depende de una frágil y friable capa de suelo que reviste los continentes. Esta preciosa cobertura se forma con una gran lentitud pero se puede destruir con una aterradora rapidez. Puede pasar siglos para que se formen dos centímetros de suelo. Si el suelo se maltrata, en pocos años se ve arrastrado por el viento y por el agua, hasta ahora la tierra va desapareciendo con mayor rapidez de la superficie del planeta.
La crisis se presenta con especial gravedad y se agudiza en las zonas áridas que ocupan mas de la tercera parte de la superficie de la tierra, y en esta superficie tan frágil se produce un mecanismo llamado desertificación.
La desertificación es una degradación de las tierras áridas, semiáridas y zonas subhúmedas secas, producido por distintos factores, entre ellos el cambio climático y fundamentalmente la actividad humana. Este mecanismo pone en peligro a mas de mil millones de personas y a 134.000 millones en vulnerabilidad ante la crisis de desertificación, con obligación de abandonar sus hogares en todo el planeta.
La situación dramática se encuentra en el continente africano, pero también deben tomarse medidas en Asia, Europa, América Latina, Caribe, América del Norte y Oceanía. La desertificación contribuye a la inseguridad alimentaria y altera las economías de los países afectados, genera pobreza, conflictos políticos y desplazamiento poblacional...
Los habitantes que viven en zonas áridas, saben cuales son las causas básicas de la desertificación, incluidas las actividades propias de una agricultura no sostenible, el pastoreo excesivo, la deforestación etc. Sin embargo, con frecuencia la pobreza les lleva a extraer de su tierra, todo lo que esta puede dar a corto plazo, o la entrega a terceros para una sobre explotación.
Reconociendo la gravedad del problema, en 1994, las Naciones Unidas (UN) creó la Convención de Lucha Contra la Deserfiticación (UNCCD) y entró en vigor el 26 de Diciembre de 1996. La UNCCD, se creó con el objetivo de ayudar a los habitantes de las zona áridas, para que puedan afrontar los problemas que generan un cambio a prácticas mas sostenibles, con el medio que los rodea...
La UNCCD, reconoce que los habitantes de las zonas áridas son un elemento fundamental para la lucha de la desertificación y que el desarrollo para que sea sostenible, deberá orientarse hacia el ser humano. En todas las poblaciones locales, como en el caso de Argentina, tendrían que intervenir plenamente en las decisiones (dentro del marco UNCCD ) de como enfrentarse con el problema.
En Argentina el 75 % de las zonas áridas en este momento está en vías de deserfificación, en ella se encuentra el 33 % de la población nacional, en el proceso de desertificación, donde el agua es un recurso vital, existe una nueva explotación que degrada la misma: que es la explotación minera.
Jorge Malla
Comisión Ecológica Ituzaingó
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