En la capital gaúcha la recolección se hace en días distintos, según se trate de residuos secos o húmedos
Silvana Santiago
LA NACION
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El sistema de recolección, que fue una idea de un gobierno de izquierda hace 20 años, hoy es defendido por la centroderecha en el poder. "Si funciona, se continúa", explican en la municipalidad de Porto Alegre.
Esta gran ciudad es parte de la tierra gaúcha brasileña, de Río Grande do Sul. Es conocida por haber sido sede de movimientos alternativos políticos y sociales como el Foro Social Mundial, zona de experimentación original del presupuesto participativo, y también por una faceta, mucho menos conocida, precursora de la separación de residuos urbanos.
En Brasil, aseguran, logró adelantarse a Curitiba, la capital del estado de Paraná, famosa por sus diferentes soluciones ecológicas y de tránsito, ya que comenzó con la recolección diferenciada en mayo de 1990, cuando el Partido de los Trabajadores (PT) acababa de ganar la municipalidad y Lula da Silva perdía su primera elección a presidente en un ballottage contra Fernando Collor de Mello.
A 20 años del inicio de aquel sistema, Porto Alegre cuenta con una recolección selectiva de 100% de los residuos y 16 centros de clasificación, a lo que sumó hace cinco años el compostaje de material orgánico, que hoy abarca el 10% de la basura producida.
Así lo detalló en una comunicación telefónica con LA NACION Carlos Vicente Bernardoni Gonçalves, director general sustituto de la Dirección Municipal de Limpieza Urbana de Porto Alegre. Explicó que el sistema prevé para cada barrio dos días en la semana para retirar residuos secos (vidrios, papeles, plásticos, etc.) y tres para los orgánicos (restos de comidas y jardín, servilletas, yerba, etc.)
El material reciclable es llevado a centros de clasificación, donde trabajan cooperativas que mantienen un convenio con la municipalidad que las habilita a vender lo seleccionado allí, además de recibir un pago mensual destinado al mantenimiento de equipos, la compra de elementos de seguridad para el trabajo -como guantes y zapatos especiales-, al pago de las cuentas de luz y otros.
"No se trata de proteccionismo, sino de medidas de inclusión social. Es así como el primer centro de clasificación destinado a personas en situación de calle coincidió con la realización del primer Foro Social Mundial que tuvo lugar en Porto Alegre", agrega Bernardoni Gonçalves, en referencia al sistema que hoy da trabajo a 750 recuperadores.
De los 16 centros de clasificación, 14 se dedican a la separación de los residuos secos. "Como los camiones recolectan tanto en los barrios ricos, donde hay material más calificado, como en los pobres, hacemos un rodizio [reparto equitativo] de lo obtenido para que los centros de clasificación reciban más o menos la misma calidad", dijo el funcionario.
De los otros dos centros, uno trabaja con residuos hospitalarios que no entren en la categoría de peligrosos. Y el centro restante se dedica a la clasificación de orgánicos: "El material es separado en bolsas y se le suman otros elementos, como el barrido de hojas del arbolado público, y todo es tratado para producir abono", explicó Bernardoni Gonçalves. Por ahora, el compostaje alcanza al 10% de la basura producida en la ciudad. Lo que no logra ser recuperado es enviado a un relleno sanitario.
Algunas críticas
Los especialistas no están completamente de acuerdo con la solución alcanzada por los gaúchos . "Esta es una de las fallas del sistema. Después de que se acabó el relleno que la ciudad tenía dentro de su territorio tuvo que contratar otro, a 100 km de Porto Alegre. Es un costo financiero y ambiental muy importante", sostuvo Guilherme Johnston, ejecutivo del proyecto de Iclei San Pablo, una ONG internacional que asesora a gobiernos municipales para instrumentar desarrollos sustentables.
El relleno sanitario criticado está en una antigua mina de carbón, donde también se coloca "el 30% de la basura de todo Río Grande do Sul", detalló Bernardoni Gonçalves. Y lo justificó: "Es posible que haya sido más caro, pero aquí no hay más espacio".
El sistema funciona de forma voluntaria, con campañas de educación para motivar la separación. Esto hace que no todos "arrojen la basura en el tacho", dijo André Vilhena, director ejecutivo de Compromisso Empresarial para Reciclagem, asociación que promueve el reciclado en Brasil.
En última instancia, todo se reduce a una cuestión de dinero: "El intendente de una ciudad puede considerar más importante invertir en otros rubros, pero ésta fue una decisión política que se tomó en Porto Alegre. Quien la inició fue un gobierno de izquierda y ahora la continúa un gobierno de derecha. Y no sólo la mantuvo, sino que la mejoró", opinó Bernardoni Gonçalves.
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