Hospitales carecen áreas para familias pacientes de cólera
De estos hospitales, sólo el Luis Eduardo Aybar tiene algunos bancos frente a la unidad de cólera, que no brindan ninguna comodidad a los familiares de los pacientes, mientras en el Francisco Moscoso Puello las personas han improvisado un lugar debajo de una mata de mango.
Tampoco en el hospital materno infantil Santo Socorro hay un área para los familiares de los pacientes, aquí hay instaladas dos pequeñas carpas frente a la unidad de cólera que son empleadas para hidratar oralmente a los infantes.
En el Moscoso Puello, debajo de una mata de mango y sobre una cisterna, a diario las personas duermen en cartones, se sientan en sillas destartaladas, descansan, conversan, comparten tristezas y hasta se hacen sus chistecitos.
En este lugar, en la parte trasera del centro de salud y cercano a la morgue, se han encontrado hasta pacientes que por no querer estar ingresados en la unidad de cólera se han visto vomitar en el lugar.
Martina Lora, residente en Los Guarícanos de Villa Mella, quien tenía interno en la unidad de cólera del Moscoso Puello a su hijo Martín de los Santos, se le veía dormitar en una silla destartalada.
A la joven Magnolia Jiménez Salvador, sentada en una silla, se le veía muy pendiente a cada movimiento que se producía en la puerta trasera que da acceso a la unidad de cólera de ese hospital, donde tenía ingresado a su padre Amado Jiménez.
Pero el cansancio venció a Juana Montero Encarnación, oriunda de San Juan, que en un cartón tendido sobre la cisterna se acostó y se durmió olvidándose momentáneamente de lo que la rodeaba.
Al despertar narró que había llegado al hospital a las 2:00 de la madrugada con su madre, Magdalena Encarnación, que tenía vómitos y diarrea, la que reside en Las Cañitas del Distrito Nacional.
Lo mismo pasó con Nataly Beltré quien trajo un pariente con síntomas de cólera a las 3:00 de mañana al Francisco Moscoso Puello, y no pudo aguantar más el cansancio y a pesar de las conversaciones seguía rendida sobre un cartón.
En ese sentido, autoridades del Ministerio de Salud Pública han informado que se mejorarán las condiciones de las unidades de cólera y que se habilitarían espacios para que los familiares de los pacientes puedan también estar en espacios más dignos.
El cólera, enfermedad que desde que apareciera el pasado mes de noviembre en Higüey hasta la fecha, ha cobrado la vida de 87 personas según datos del Ministerio de Salud Pública, a pesar de que muchos aseguran que los muertos son muchos más, en el país tiene el rostro de la miseria, indigencia y deshumanización.
Las imágenes recogidas por los medios de comunicación muestran la realidad que cada día viven los pacientes en los hospitales del Estado y los familiares que se mantienen pendientes a la evolución de la salud de estos de ellos.
tomado de El Nacional de Rep Dominicana
Tampoco en el hospital materno infantil Santo Socorro hay un área para los familiares de los pacientes, aquí hay instaladas dos pequeñas carpas frente a la unidad de cólera que son empleadas para hidratar oralmente a los infantes.
En el Moscoso Puello, debajo de una mata de mango y sobre una cisterna, a diario las personas duermen en cartones, se sientan en sillas destartaladas, descansan, conversan, comparten tristezas y hasta se hacen sus chistecitos.
En este lugar, en la parte trasera del centro de salud y cercano a la morgue, se han encontrado hasta pacientes que por no querer estar ingresados en la unidad de cólera se han visto vomitar en el lugar.
Martina Lora, residente en Los Guarícanos de Villa Mella, quien tenía interno en la unidad de cólera del Moscoso Puello a su hijo Martín de los Santos, se le veía dormitar en una silla destartalada.
A la joven Magnolia Jiménez Salvador, sentada en una silla, se le veía muy pendiente a cada movimiento que se producía en la puerta trasera que da acceso a la unidad de cólera de ese hospital, donde tenía ingresado a su padre Amado Jiménez.
Pero el cansancio venció a Juana Montero Encarnación, oriunda de San Juan, que en un cartón tendido sobre la cisterna se acostó y se durmió olvidándose momentáneamente de lo que la rodeaba.
Al despertar narró que había llegado al hospital a las 2:00 de la madrugada con su madre, Magdalena Encarnación, que tenía vómitos y diarrea, la que reside en Las Cañitas del Distrito Nacional.
Lo mismo pasó con Nataly Beltré quien trajo un pariente con síntomas de cólera a las 3:00 de mañana al Francisco Moscoso Puello, y no pudo aguantar más el cansancio y a pesar de las conversaciones seguía rendida sobre un cartón.
En ese sentido, autoridades del Ministerio de Salud Pública han informado que se mejorarán las condiciones de las unidades de cólera y que se habilitarían espacios para que los familiares de los pacientes puedan también estar en espacios más dignos.
El cólera, enfermedad que desde que apareciera el pasado mes de noviembre en Higüey hasta la fecha, ha cobrado la vida de 87 personas según datos del Ministerio de Salud Pública, a pesar de que muchos aseguran que los muertos son muchos más, en el país tiene el rostro de la miseria, indigencia y deshumanización.
Las imágenes recogidas por los medios de comunicación muestran la realidad que cada día viven los pacientes en los hospitales del Estado y los familiares que se mantienen pendientes a la evolución de la salud de estos de ellos.
tomado de El Nacional de Rep Dominicana
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