El dato se desprende de un informe avalado internacionalmente por una red de países comprometida con iniciativas ambientales; la Ciudad buscará ahora acelerar su estrategia verde
En sintonía con los ejes que plantea el Acuerdo de París, el
gobierno porteño se propuso dos objetivos aun más ambiciosos: lograr la
reducción del 53% de emisiones para 2030 y convertir al distrito en carbono
neutral veinte años después
La difusión del informe sobre el
cambio climático impulsado por la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) y las consecuencias irreversibles que el
fenómeno provocará durante las próximas décadas en el mundo volvieron a calar
hondo, y visibilizaron una problemática inherente al día a día y de alto
impacto en la vida cotidiana.
En ese marco y a un año del lanzamiento del Plan Verde integral que
promueve Buenos Aires para combatirlo, la Ciudad confirmó que logró
emitir un 15% menos de Gases de Efecto Invernadero (GEIs) gracias a un
menor consumo de gas natural y electricidad en algunos sectores, y a un menor
uso de combustibles fósiles para producir energía eléctrica.
El 30% de las emisiones de gases del efecto invernadero provienen del transporte, según un informe que dio a conocer la Ciudad sobre los sectores que más afectan al medio ambienteLA NACION
La conclusión principal se desprende de un reporte fechado
en 2018 al que tuvo acceso LA NACION, que fue recientemente
revisado y aprobado por la C40 -la red mundial que nuclea y colabora
con los gobiernos comprometidos con iniciativas climáticas, entre
los que se encuentra el porteño-, y que constituyó, aseguran desde la
Secretaría de Ambiente, un instrumento fundamental a la hora de profundizar
esta reducción y acelerar la estrategia de mitigación en curso, en consonancia
con los ejes que plantea el Acuerdo de París, al que la
Argentina suscribió en 2016.
“El desafío de los próximos años es diseñar una
ciudad preparada para contener los efectos del cambio climático y
garantizar que todos los habitantes, en especial aquellos que se encuentren en
los sectores más vulnerables, accedan a las soluciones necesarias que les
garanticen una mejor calidad de vida”, aseguró Eduardo Macchiavelli,
responsable del área. “Este informe nos permitió elaborar nuestro Plan de
Acción Climática, que nos ayudará a adaptarnos a esta nueva realidad”, remarcó.
Los residuos representan uno de los principales focos de preocupación con los que trabaja la Ciudad en su estrategia para disminuir las consecuencias del cambio climático en la vida cotidiana
Focos de atención
El mapa de cómo se distribuyeron las emisiones y
de cuáles fueron los sectores más comprometidos figuran entre los datos más
contundentes que arrojó el inventario. Así, el 53 % de los GEIs
correspondió al de la energía; el 30%, al de transporte; y el 17% restante, al
de residuos, es decir, los tres focos que analiza la Ciudad como parte
de su estrategia ambiental y que podrían convertirla en pionera dentro de la
región, si logra finalmente transformarse en una metrópoli “neutral,
resiliente e inclusiva” en 2050.
En el caso de la energía, el origen estuvo
asociado al consumo de electricidad y combustibles, gas natural, en mayor
medida, en viviendas y edificios. En transporte la atención se
concentró en el sector automotor y el transporte público, con trenes y subtes
incluidos. Y respecto de los residuos surgieron de los
rellenos sanitarios, donde se dispone la basura generada en la ciudad, y, en
menor magnitud, del tratamiento biológico de ésta y las aguas residuales.
Con un promedio de incidencia superior al 50%, el informe ratificó además que la energía encabezó el podio de las emisiones y que desde 2000 (año en que comenzaron los registros y las mediciones) no hubo cambios estructurales en el patrón.
El alumbrado público LED en distintos puntos de la ciudad,
entre los que se encuentran las plazas y los parques porteños, fue una de las
apuestas concretas que implementaron en Buenos Aires para adaptarse a la nueva
realidadGCBA
Para qué sirven los inventarios
La realización de estos inventarios de gases de efecto
invernadero, que contabilizan aquellos emitidos en la atmósfera durante un año
y que han sido generados como resultado de las actividades humanas,
representa una herramienta fundamental para definir políticas y planes
de mitigación en Buenos Aires, explican fuentes de la Secretaría de
Ambiente porteña. En simultáneo, agregan, actúan como “una herramienta de
control del cumplimiento de las metas de reducción de GEIs”.
Según los registros, las emisiones crecieron de manera
considerable hasta 2013, cuando se obtuvo el pico máximo, con 13.579.915
toneladas de CO2 equivalente emitidas. Años después se produjo un descenso
sostenido para llegar, en 2018, a contabilizar 11.743.110 toneladas de CO2
equivalente emitidas, es decir, un 15% menos que el valor récord. Ahora
la Ciudad buscará profundizar estas metas a través de la implementación
del Plan
de Acción Climática en diversas etapas.
“Desde 2007 estamos analizando y diseñando una nueva ciudad,
pensada en los temas climáticos. El Metrobús Juan B. Justo cumplió diez años,
el alumbrado público es 100% LED, creamos áreas peatonales, impulsamos
bicicletas como medio de transporte, entre otras medidas. Es un trabajo
complejo, interdisciplinario, que va dando sus frutos”, expuso Macchiavelli, a
modo de balance, acerca del escenario en el que Buenos Aires se propone
objetivos aún más ambiciosos: lograr la reducción del 53% de sus emisiones para
2030 y del 84% para 2050.
Por Valeria Vera//// tomado de la nación de ar
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