Festival Internacional de Cine del AguaOctubre TV
Más de veinte títulos de temática ambiental
Arranca el Festival de Cine del Agua en Octubre TV
Con proyecciones presenciales y acceso gratuito en la plataforma, el encuentro internacional propone múltiples reflexiones sobre un recurso esencial... y escaso.
"Marea y viento", de Ulises de la Orden, retrato de la vida en el Delta.
Es inodora e incolora, pero sin ella no habría posibilidad
alguna de vida. El agua será la gran protagonista del Festival
Internacional de Cine del Agua, cuya programación abordará problemáticas
vinculadas con su utilización por parte del ser humano, su cualidad de recurso
escaso, su condición de fuente de posibles conflictos, su uso para la
explotación de otros recursos naturales, los efectos del calentamiento global y
la contaminación ambiental. Habrá más de una veintena de títulos provenientes
de la Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, España, Perú, Uruguay
y Venezuela, que podrán verse de manera presencial y virtual,
acorde a los tiempos pandémicos que corren. Entre el 17 y el 19 de
septiembre, las proyecciones se realizarán en el Hotel Kosten Aike de El
Calafate, y el 20 y 21 se trasladarán al Hotel Chaltén
Suites de El Chaltén. Por su parte, todas las películas de
la Selección Oficial estarán online desde este miércoles y hasta el próximo
lunes en la plataforma Octubre
TV. Su visionado será libre y gratuito desde todo el
país, previo registro en el sitio.
“Hay un profundo compromiso con el cine y
con el arte como movilizador de la conciencia, como instrumento de
transformación social. Es nuestra trinchera”, dice Alejandrina Morelli,
directora del evento junto a Roxana Ukmar. “Para nosotras, que
trabajamos mucho organizando festivales, el cine es un disparador,
un motor de cambio, en la medida que permite conocer otras realidades,
profundizar y reflexionar. Por eso siempre hemos hecho festivales que se
vinculan con debates. Creo que el cine, lo audiovisual, es la vía más directa
de comunicación”, agrega la también gestora cultural, para quien “este festival
tiene dos rupturas en relación con otros eventos ecologistas o ambientalistas”.
Y explica: “Nos importa el agua en la historia y en la sociedad, en la
generación de culturas, en la creación de límites y de formas de vivir, o sea,
la relación del hombre con el agua. Pero también rompemos con las categorías,
como propuso nuestro programador Javier Luzi, y compiten largos y
cortos, ficciones y documentales, porque no hay por qué diferenciarlos. Lo que
importa es el efecto que producen”.
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“La idea fue armar una selección que sea un abanico que
refleje diferentes problemáticas en distintos lugares. A cada país lo aqueja
una cuestión particular vinculada con el agua, que es algo universal pero
también propio. Desde ese lugar, la programación busca ver qué es lo que pasa
con la ausencia del agua, su carencia, el proyectar hacia dónde podemos ir si
no cuidamos los recursos. La idea es visibilizar todo esto,
que los espectadores entiendan un poco más y se interioricen. Para eso buscamos
que se pudiera entrar a la programación desde diferentes lugares, a través de
registros distintos. Las películas no son solo para investigadores o un
sector limitado de la sociedad. Hay documentales “duros”, con
información, pero también ficciones de género, animaciones e históricas”,
afirma el programador Javier Luzi.
Largos nacionales
Las producciones nacionales serán mayoría en una Selección
Oficial donde conviven cortos y largos; ficciones, documentales y
registros experimentales. Entre los largos se destaca La botera,
de Sabrina Blanco, que tiene como protagonista a Tati (Nicole
Rivadero), una adolescente que vive junto a su padre en una casilla de Dock
Sud, a metros de un muelle sobre el Riachuelo donde está amarrado un bote usado
para cruzar de orilla a orilla. Es el principal sustento familiar, o al menos
debería: papá no parece muy dispuesto a trabajar y se da el lujo de rechazar
viajes para quedarse durmiendo. De pésimo rendimiento escolar y rodeada de una
violencia física y simbólica constante, Tati aspira a hacerse cargo de ese
bote, síntoma tanto de una búsqueda de sustento económico como de un deseo de
adentrarse en el mundo adulto. “Es un personaje en plena crisis de
juventud y con un deseo de convertirse en algo que no hay: una chica
que sea botera cruzando el Riachuelo. El agua es central en la construcción de
los personajes. Por ahí fue la selección: mostrar un registro amplio
visibilizando el tema desde todos los registros posibles y, además, abarcando
la mayor cantidad de miradas”, dice Luzi.
La Botera, de Sabrina Blanco.
Como La botera, la coproducción
argentino-boliviana Chaco tuvo sus primeras exhibiciones
locales en el Festival de Mar del Plata. La película de Diego Mondaca transcurre
durante la Guerra del Chaco, que tuvo como contendientes a Paraguay y Bolivia y
es considerada el conflicto armado más importante de la región durante el siglo
XX, con más de 370 mil soldados combatiendo entre 1932 y 1935 por
el control del Chaco Boreal. Pero fueron peleas no tanto entre ellos sino
contra las hostilidades de un entorno seco y abrasador, un caldo de cultivo de
enfermedades e infecciones que dejaron huella en los sobrevivientes. Y, desde
ya, sin agua. Entre esos soldados estaba el abuelo del director,
quien respondía con un silencio sepulcral cuando su nieto le preguntaba por sus
experiencias en el campo de batalla. La película funciona como una suerte de
reconstrucción de Mondaca sobre qué ocurrió durante ese tiempo que su abuelo prefería
no recordar.
Otra de las películas que amerita una mirada es Marea
y viento, de Ulises de la Orden, quien desde la seminal Río
arriba (2006) se ha dedicado a pensar desde el cine la convivencia del
ser humano y su entorno natural. O, mejor dicho, al ser humano como parte
indivisible de su entorno. En su último trabajo, viaja hasta la zona del Delta
–donde la rutina se mueve al ritmo de las crecidas o bajadas del Río
Carapachay– para explorar los engranajes que hacen funcionar la escuela Los
Biguaes, catalogada como “experimental” ya que en su ADN no está la concepción
de los ámbitos educativos tradicionales como depósitos de pibes.
Aquí no hay padres que dejan a sus hijos para que se sienten
en un pupitre a escuchar durante horas a un maestro o maestra que intenta
imponer conocimiento desde una tarima. Habla Luzi: “El agua se termina
convirtiendo en un escollo y en una construcción de paisaje, sino también
de un modo de vida muy distinto. Ese colegio al que van los chicos
y los padres colaboran para convertirlo no solo en un lugar de estudio, sino en
un lugar que les permita tener un ingreso”.
Punto de no retorno, de Nicolás Capelli y Diego Corsini.
El último largo nacional es Punto de no retorno,
dirigido a cuatro manos por Nicolás Capelli y Diego Corsini, que
oficiará como película de apertura. Se trata de un documental que
incluye testimonios de científicos, expertos, investigadores del CONICET,
políticos nacionales y extranjeros y habitantes de distintas regiones de la
Argentina y el mundo afectados por el cambio climático. La presentación
patagónica estará a cargo del biólogo, comunicador y actual viceministro de
Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación Sergio Federovisky,
quien escribió, produjo y protagonizó este documental. “Nos importa mucho que
participe por su trayectoria, su seriedad, su conocimiento sobre el tema
ambiental y, sobre todo, porque toca uno de los grandes temas como es el
calentamiento global”, dice Morelli.
Cortos nacionales
El resto de la programación local son cortometrajes.
En Anahí, la realizadora Aranza Sonderegger imagina
un futuro donde los ríos y la tierra han sido irreversiblemente contaminados y
en el que una madre y su hija deben arriesgar todo por un poco de agua potable.
De corte abiertamente experimental, Glaciarium, de Germán
Abal, utiliza las grandes masas de hielo como un reflejo de la indiferencia
humana ante el avance contra la naturaleza. Por su parte, Luciérnaga de
plata, de Thales Pessoa, sigue a un pescador que vive en las
orillas del Río de la Plata y, ante la posibilidad de un cambio de gobierno en
las elecciones de 2019, cultiva la esperanza de retomar una vida más digna.
Coproducción con Brasil, Vestigios, el misterio del dique La Ciénaga,
de Valentín Álvarez Sabouret y Gustavo Correia, es una enigmática
historia que transcurre en el dique del título, donde un padre, mientras pesca
con su hijo, descubre un misterioso animal que emerge de las profundidades,
poniendo la vida de ambos en peligro.
Elemento Vital es un programa dedicado a contar
historias sobre el agua que lleva doce años ininterrumpidos en el aire.
Con sus episodios emitidos en 15 canales públicos y universitarios de la
Argentina, además varios informes hechos para la TV Pública y
señales de cable como IP
Noticias, participará del festival con dos realizaciones documentales.
Una es Y mañana serán bombos, de Ulises Rodríguez, que
cuenta la historia de la única reserva forestal del mundo creada para la
producción de instrumentos de percusión, un proyecto de la familia Paz en la
localidad santiagueña de Silípica.
Y mañana serán bombos, de Ulises Rodríguez.
Programada en la Selección oficial pero fuera de competencia
junto a El agua del bebedero, de Néstor Colombo,
y El cántaro, de José Luis Rosas, la otra se
llama Daira, la sabiduría del agua, está dirigida por Nicolás
Fogolini y narra la hazaña de la deportista rionegrina Daira
Eluney Marín, que en abril de este año se convirtió en la primera mujer en
recorrer a nado setenta kilómetros por el río Paraná para visibilizar un
mensaje de cuidado del ambiente.
Paulo Pécora tiene una amplia trayectoria como
cortometrajista, un cuerpo de obra que puede verse casi en su totalidad en el
marco de la retrospectiva que por estos días organiza Octubre TV. Uno de sus
últimos trabajos llegará a la plataforma en el marco del festival. Inspirado
muy libremente en el cuento Donde suben y bajan las mareas,
de Lord Dunsany, Las sombras propone una
historia de corte fantástico protagonizada por una vidente
con el poder de invocar espectros a través de rituales espiritistas, y a la que
tres extrañas visitan en su casa escondida en medio de la selva para pedirle
que las ayude a comunicarse con sus antepasados.
La presencia internacional
Por su parte, la coproducción entre Cuba y Venezuela Misión
H2O, de Álvaro Cáceres, propone, a través de la animación,
acercar a los más pequeños al medio ambientalismo con este relato centrado
en dos chicos que viajan en el tiempo y deben enfrentarse a
una villana que roba toda el agua. Los títulos internacionales se completan con
cuatro cortos: el uruguayo El futuro es como el mar, de Marcelo
Fabani; el ecuatoriano Esperanza, de Andrés Flores
Paredes; el peruano La lluvia, de Miguel Huamán Mateo, Jesús
Prohaño Gómez y Christian Vitorino Parente, y el español Maji,
de César Díaz Meléndez.
TOMADO DE PAGINA 12 DE AR
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