ORGANISMO QUE VIVIRA EN ESTACION ESPACIAL
No tiene boca, patas ni cerebro, pero se mueve y
come
Blob, el raro organismo que vivirá en la Estación Espacial Internacional y fascina a los biólogos
El "blob", llamado "Physarum
polycephalum", está compuesto por una sola célula y varios núcleos.
Sus núcleos pueden dividirse a voluntad y el organismo puede
ponerse en periodo de latencia (sin morir) deshidratándose.
La Estación Espacial Internacional tendrá
un inquilino atípico, el "blob", un organismo inclasificable
que fascina a los biólogos. El martes entrará en órbita para ser usado en un
experimento educativo encabezado por el astronauta francés Thomas Pesquet.
Desde la Tierra, varios centenares de estudiantes de entre 8
y 17 años, reproducirán el experimento a partir del próximo otoño boreal con
ese curioso ser vivo, que no es ni un animal ni una planta ni un hongo. Los
alumnos estarán guiados por el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES),
en colaboración con el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS).
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Cómo es blob, el organismo unicelular que sorprende a
todos
El "blob", llamado "Physarum
polycephalum", está compuesto por una sola célula y varios núcleos. Parece
una masa esponjosa de color amarillo, no tiene ni boca ni patas ni
cerebro. Y, sin embargo, come, crece, se desplaza (muy lentamente) y posee unas
sorprendentes capacidades de aprendizaje.
Sus núcleos pueden dividirse a voluntad y el organismo puede
ponerse en periodo de latencia (sin morir) deshidratándose. Es en ese estado,
llamado "esclerocio", varios trozos de "blob" entrarán en
el espacio, a bordo de una nave de carga de abastecimiento de la Estación
Espacial Internacional.
Cuando el astronauta los rehidrate, en septiembre, cuatro
esclerocios de unos 0,5 cm se despertarán a 400 km de la Tierra, en unas placas
de Petri, y cumplirán con dos protocolos: uno probará la actitud de los
"blobs" al ser privados de alimento y el otro aportará alimento a los
más afortunados (copos de avena).
El dilema de la microgravedad
El objetivo es observar los efectos de la ingravidez en ese
organismo. "Hoy, nadie sabe qué comportamiento tendría en situación de
microgravedad: en qué sentido se desplazará, si tomará la tercera dimensión
yendo hacia arriba o en sentido oblicuo...", se preguntó Pierre Ferrand,
profesor de Ciencias de la Vida y de la Tierra en el CNES, uno de los artífices
del proyecto.
"Tengo curiosidad por ver si se desarrolla formando
pilares", apuntó la especialista en "blobs" Audrey Dussutour,
directora de investigación en el Centro de Investigación sobre la Cognición
Animal del CNRS, en Toulouse, en el sur de Francia.
En tierra, miles de especímenes de "blob" cortados
de la misma cepa (LU352) de la de sus congéneres espaciales, serán repartidos
entre 4.500 escuelas, centros de secundaria y liceos de Francia. "Más
de 350.000 alumnos 'tocarán' al 'blob'", comentó Christine
Correcher, responsable de proyectos educativos de la agencia espacial.
Entre finales de agosto y principios de septiembre, los
profesores recibirán un kit con entre 3 y 5 esclerocios y un tutorial para
llevar a cabo el experimento.
Blobs en la Tierra y en el Espacio
Cuando Thomas Pesquet humedezca sus "blobs" en el
espacio, los alumnos harán lo mismo en clase. A partir de entonces, se llevarán
a cabo varias sesiones de observación para comparar el comportamiento de los
especímenes de la Tierra con el de los enviados al espacio.
Como el "blob" pone en entredicho algunas
teorías científicas, se espera que dé lugar a numerosos debates en clase.
"Por ejemplo, en la teoría celular, una de las más antiguas, se dice que
toda célula se divide en dos células. Con el 'blob', esto no funciona, porque
es una célula única que crece sin dividirse nunca", señala Pierre Ferrand.
Otra rareza: "Mientras que la mayoría de los organismos
utilizan dos tipos sexuales, ¡el 'blob' tiene más de 720! Es un
organismo 'con cajones' que nos dice que la vida está hecha de multitud de
originalidades", agrega el profesor.
El "blob" apareció en la Tierra hace más de 500
millones de años, antes que los animales. Durante mucho tiempo se lo consideró
un hongo, pero luego fue apartado de ese reino y desde los años 1990 forma
parte de la subclase de los amebozoos, al que pertenecen las amebas. Tomado de
pagina 12 de ar
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