Un tesoro de fósiles
de la era Cenozoica está a la vista y desprotegido en Bolivia Un tesoro de
fósiles de la era Cenozoica está a la vista y desprotegido en Bolivia. - Afp
Agencia Padilla | La erosión de fuertes vientos en Padilla, al este de Bolivia,
puso a la vista restos de mastodontes y gliptodontes de la era Cenozoica, un
tesoro paleontológico de incalculable valor que está desprotegido y al alcance
de curiosos y niños que juegan con los fósiles. Junto a un riachuelo se observa
el caparazón de un gliptodonte, una bestia con una antigüedad estimada de
12.000 años, y que fuera antecesor del armadillo, elegido como símbolo en el
Mundial de Brasil. El caparazón fue descubierto en 2009 y los pocos lugareños
que viven en el lugar intentaron venderlo sin éxito. "Estos abundantes
restos que hemos encontrado son del Pleistoceno, de la era Cenozoica (iniciada
hace 65 millones de años), y corresponden a la última glaciación de las 10 que
hubo", señala Omar Medina, integrante de la Sociedad Científica
Universitaria de Paleontología (Sociupa). En los fabulosos yacimientos fósiles
del departamento de Chuquisaca se encontraron restos de gliptodontes,
gonfotéridos (mastodontes o antecesores de los elefantes) y milodones (una
especie de perezosos) lo que podría convertir al lugar en un meca mundial de la
paleontología, aunque el sitio no tiene protección estatal. "A veces los niños del lugar juegan con
las piezas y se llevan algunos pedazos", admite Eva Ávalos, responsable de
turismo del municipio vecino de Yamparáez, donde también se hallaron restos de
gliptodontes a flor de tierra. La custodia de los fósiles está a cargo de un
funcionario de la Alcaldía de Padilla sin conocimiento en el tema. Juan Carlos
Espada es profesor escolar de computación y trató de proteger el caparazón del
gliptodonte con periódicos y pegamentos. "No tengo experiencia sacando
restos fósiles", admite el improvisado "paleontólogo". Y reclama
ayuda de la Gobernación regional porque "no hay presupuesto y es difícil
conseguir fondos para restaurar". Por
su propia iniciativa, Espada logró instalar con ayuda municipal un pequeño
museo, aunque los constantes descubrimientos que él mismo efectúa con sus manos
convirtieron el salón en un depósito de piezas.
Huesos petrificados, mandíbulas, dientes, colmillos, costillas,
invertebrados petrificados. De todo puede observarse en el lugar. En Chuquisaca, en los valles de Bolivia,
entre los Andes y el Chaco, hay una ausencia de políticas para proteger estas
reservas, empero comienzan a darse los primeros pasos, según las autoridades.
"Hay necesidad de aplicar políticas de preservación y promoción de estos
temas en las alcaldías, la Gobernación departamental y el Gobierno
central", dijo Juan José Padilla, secretario de Cultura y Turismo de la
Gobernación de Chuquisaca.
70 yacimientos En
el departamento de Chuquisaca se certificaron unos 70 yacimientos
paleontológicos, señala el investigador Omar Medina. La localidad de Padilla es
sólo un ejemplo y "se presume que es uno de los yacimientos fósiles más
grandes de Sudamérica, por la amplitud de la zona y la variedad de especies que
se encontraron", explica.El cementerio de gonfotéridos o mastodontes está
a unos dos kilómetros de Padilla. Espada escarba con sus dedos en la tierra y
en pocos minutos comienza a sacar dientes de animales. "Este es un molar
(de unos 2 cm de diámetro) parece de una cría de mastodonte", arriesga.
"Este parece otro diente, ¿de qué será?", se pregunta. Los campesinos
pobres de la zona siembran ají, sandía y maíz, y no parecen interesados en la
riqueza geológica que tienen junto al pueblo.
"Inicialmente la gente estaba apática, pero ahora ve la importancia
que se está dando a este tema (en algunos medios en Bolivia)", asegura
Álvaro Flores, un residente de la zona. TOMADO DE LOS TIEMPOS DE BOLIVIA
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