LA SEGURIDAD ALIMENTARIA EN BOLIVIA Sin reducir la importancia de lo logrado por Bolivia en
materia alimentaria, no se debe perder de vista que es todavía mucho lo que
falta por hacer
Una vez más, dando continuidad a una serie de informes
positivos sobre los resultados que están dando algunas políticas públicas en
nuestro país, el Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) se ha referido en términos muy elogiosos a la manera como
Bolivia está encarando el problema de la seguridad alimentaria. Los datos en
los que la FAO basa tan positiva evaluación son muy reveladores. Entre ellos se
destaca el que se refiere a la continuidad que los sucesivos Gobiernos han dado
desde hace más de 20 años a los lineamientos principales de las políticas de
Estado en materia alimentaria. El dato es importante, pues confirma que en éste
como en otros asuntos el reconocimiento de los aciertos de Gobiernos anteriores
es condición indispensable para obtener buenos resultados. En el caso de la seguridad alimentaria, la
FAO identifica a las medidas adoptadas
durante las últimas décadas para dar mayor participación en la toma de decisiones
a los habitantes de las zonas rurales del país. La Ley de Participación Popular
adoptada hace ya casi 20 años fue sin duda la que sentó las bases de una red de
instituciones, políticas y planes sectoriales de apoyo al sector agropecuario
que lograron dinamizar el sector agrícola del país. Otro factor decisivo, según el reporte de la FAO, fueron las
fórmulas adoptadas por Bolivia para transferir ingresos a los sectores más
pobres de la población. Los bonos sociales, por ejemplo, mediante los que en
1994 se inició un proceso de reducción de la pobreza extrema que tuvo entre sus
principales efectos la mejora de la alimentación diaria, lo que a su vez hizo
posible la reducción sostenida de la desnutrición durante 20 años consecutivos.
En ese contexto, merece especial reconocimiento el acierto que tuvo la actual
gestión gubernamental al mantener y perfeccionar los fundamentos de esas
políticas públicas. Sin embargo, y sin
reducir la importancia de lo logrado por Bolivia en materia alimentaria, no se
debe perder de vista, como también lo indica el informe de la FAO, que es
todavía mucho lo que falta por hacer puesto que nuestro país está todavía muy
lejos del promedio de los países latinoamericanos. Si se compara el 80 por
ciento de los habitantes que tiene asegurado el alimento cada día con el 95 por
ciento que es el promedio regional, se constata que todavía estamos muy lejos
de haber llegado a la meta. Hay, por otra parte, muchos otros datos que obligan
a moderar el exitismo que informes como éste suelen provocar. Es el caso, por
ejemplo, de los estudios que dan cuenta del ritmo incesante al que durante los
últimos años ha crecido la dependencia de la importación de alimentos, la misma
que crece a un ritmo mayor que la producción propia. Felizmente, durante los
últimos meses se ha podido constatar un cambio radical en sus políticas
dirigidas al sector agropecuario. Tras unos primeros ensayos con fórmulas que
aquí como en otras latitudes han demostrado ser totalmente inadecuadas para
lograr la seguridad alimentaria, ha dado importantes giros de modo que, durante
los últimos tiempos, sus esfuerzos se dirigen, como corresponde, a apoyar y no
entorpecer los esfuerzos de los sectores productivos. Tomado d e editorial de
los tiempos de Bolivia
No hay comentarios:
Publicar un comentario