Aporofobia: ¿de dónde
viene el odio a los pobres?
La aporofobia es un término que significa rechazo u odio al
pobre. Se basa en la creencia de que aquellos sujetos que están en situación de
vulnerabilidad no tienen nada que aportarle a la sociedad.
Dibujo: Caro Daglio
Frente a la situación económica nacional de alta inflación,
tarifazos y recesión cuesta mucho llegar a fin de mes: las cosas están cada vez
más caras, los servicios son impagables (87 mil personas se dieron de baja del
gas en la provincia) y nos enteramos todos los días de una fábrica nueva que
cierra.
La precariedad de la vida de los trabajadores ha aumentado y
contar con un empleo no garantiza tener buenas condiciones de vida, el miedo a
la pobreza se exacerba y nos ha hecho ver que todos somos vulnerables.
En el último tiempo advertimos un aumento de la violencia en
las redes sociales, en los comentarios que realizan los usuarios, por
ejemplo, frente a la muerte de un joven que viajaba en el techo del tren
y murió electrocutado o con los trapitos y limpia vidrios.
¿De dónde viene todo este odio de clase? ¿Por qué una
persona descarga su frustración sobre otra que está en las mismas, o peores
condiciones?
La aporofobia es un término que aparece hace 24 años,
utilizado por la filósofa española Adela Cortinas, que significa el rechazo u
odio al pobre. Se basa en la creencia de que aquellos sujetos que están en
situación de vulnerabilidad no tienen nada que aportarle a la sociedad. Se
expresa en la indiferencia al sufrimiento ajeno, en insultos, agresiones y en
distintos actos cotidianos de los ciudadanos.
Este odio a los que menos tienen, es sistemáticamente
construido por los medios de comunicación y la casta política que fomentan la
discriminación a los pobres y exaltan los valores meritocráticos,
individualistas y egoístas. Un ejemplo reciente es la campaña que realizó el
Ministerio de Producción que publica una imagen que muestra a la clase social
más alta, rubios y bien vestidos, sosteniendo a los morochos, a los “planeros”
y “vagos”.
Otro ejemplo son los dichos de Ernesto Sanz, sobre la AUH:
“la asignación universal por hijo se está yendo por la canaleta de la droga y
el juego”. O el fallecido Gerónimo “Momo” Venegas, que dijo que “hay criaturas
de 10 años que se embarazan solo para cobrar la asignación universal por hijo.”
El mismo Macri, en octubre de 2002, dijo al diario La Nación, sobre los
cartoneros, “este es un negocio millonario y los cartoneros tienen una actitud
delictiva porque se roban la basura (…) Al ciruja me lo llevo preso.”
Divide y reinarás
Este odio construido desde arriba es un triunfo de las
clases dominantes, que logran direccionarlo desde quienes tienen un poco contra
los que están todavía en peores condiciones, cómo si los pobres fueran los
responsables de sus frustraciones.
Los culpables no serían los políticos con sueldos
millonarios, los especuladores que ganan millones con la bicicleta financiera,
las empresas multinacionales que evaden impuestos, fugan capitales y hacen todo
tipo de fraude para preservar
sus obscenas ganancias (comoCoca-Cola o Fate con los preventivos de crisis), sino que el culpable es el cartonero, el limpiavidrios o quienes cobran la Asignación Universal por Hijo (AUH).
sus obscenas ganancias (comoCoca-Cola o Fate con los preventivos de crisis), sino que el culpable es el cartonero, el limpiavidrios o quienes cobran la Asignación Universal por Hijo (AUH).
Y en contextos de crisis como el actual esto se refleja de
forma más cruda: hay más frustración y más aparato mediático dirigiendo la
bronca. ¿Por qué en los peores momentos los medios hablan de la inseguridad
estigmatizando al pobre como delincuente y no nos hablan de la inseguridad que
es no tener para comer?
Si bien es importante el surgimiento de esta palabra para
visibilizar un problema, con solo exponerlo y denunciarlo no se lo puede
eliminar sin romper con este sistema que se asienta en ese odio apropiándose de
la ganancia que produce el trabajo de los pobres y lo legaliza haciéndolo
"normal".
Cada vez más personas entramos en el parámetro de pobre. Por
ejemplo, el 80% de los docentes bonaerenses están bajo la línea de pobreza,
pero nadie quiere asumirse como tal, porque la idea construida del pobre es el
de delincuente, narcotraficante, adicto, vago, etc, y no un sujeto excluido,
marginado, al que no se le garantizan los derechos.
La imposición de esta idea que divide y enfrenta nos oculta
e impide ver que la lucha no es contra el vecino que está un poquito peor sino
contra los que digitan la miseria planificada.
Tomado de la izquierda de chile sugerido en face
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