jueves, 28 de abril de 2011

CONTAMINACION Y DESTRUCCION en Honduras

Contaminación y destrucción Honduras,
Gustavo León-Gómez
El precio por una mala educación y la ausencia de valores en el proceso de enseñanza a nuestra niñez durante los últimos veinte años lo hemos comenzado a pagar ahora. La falta de una educación adecuada que enseñe a nuestros niños en el campo y las ciudades a cuidar el medio ambiente, a sembrar y no a quemar, a valorar la belleza de la flora y la fauna y en general a no destruir nuestra naturaleza nos tiene enfrentando la peor crisis ambiental de la historia. Estos niños, ahora convertidos en adultos, incendian para sembrar, para recoger leña o en las ciudades para evitar pagar alguien que les limpie su propiedad y hasta, en algunos casos, con el único ánimo de causar daño.
La destrucción y desolación que prima en nuestro país como consecuencia de la práctica cavernícola de quemar es patética, pero más patética es la complacencia y apatía que las autoridades demuestran ante tal tragedia ecológica que nos tiene sumergidos en una nube de humo y contaminación y no bruma, que causa terribles pérdidas humanas y económicas. Basta con cuantificar las estadísticas de muertes en niños y adultos por enfermedades o afecciones respiratorias o vinculadas a estas y los costos que el sistema de salud tiene que pagar para curar a una población enferma del cuerpo y de la mente.
No solo hablamos de la quema de bosques en las áreas rurales, que por supuesto sigue ocurriendo sin que nadie haga nada, justificada en muchos casos con la excusa de la siembras o simplemente como una práctica para poder luego recolectar leña, que sigue siendo el enemigo número uno del bosque, sino también de la quema de terrenos baldíos en las ciudades. Esto es injustificable, primero porque se cuentan con los mecanismos para poder identificar fácilmente a los propietarios de los lotes que se queman en las áreas urbanas y segundo porque sería una fuente de ingresos para las municipalidades que podrían aplicar severas sanciones pecuniarias a los dueños de lotes que, con la intención de ahorrarse unos cuantos centavos por el pago de una persona que los limpie, los incendian y contribuyen con la contaminación.
Honduras no puede pretender competir con sus vecinos centroamericanos en temas de turismo bajo las circunstancias actuales, pensar lo contrario es engañarnos a nosotros mismos. No tenemos buena infraestructura, nuestros pueblos y ciudades con pocas excepciones se caracterizan por su suciedad, desorden e inseguridad y si a esto agregamos el manto de contaminación que nos cobija durante varios meses del verano, nos daremos cuenta que ningún turista de categoría mundial querrá visitar un país que en términos comparativos se asemeja más a un crematorio.
Lo bello de Honduras, su naturaleza, está siendo destruido rápidamente y nadie hace nada por detenerlo. Mientras las noticias anuncian la afluencia de turistas durante el verano a países como España, destacándose el encanto de su naturaleza, a Costa Rica que promociona a más no poder su turismo ecológico, en Honduras caminamos en sentido contrario destruyendo lo poco que nos queda. Las carreteras que comunican a nuestros pueblos y ciudades están adornadas por enormes promontorios de basura y desperdicios de construcciones y ni Serna ni Soptravi hacen nada al respecto.
¡Basta ya! Tenemos derecho a exigir a nuestros diputados que legislen para proteger nuestro país. Es necesario que el Congreso Nacional revise la tipificación de ciertos delitos ambientales, debe haber castigo para los pirómanos, para todos, los rurales y los urbanos. Y los políticos que ocupan puestos públicos como plataformas para sus aspiraciones deben decidir si harán política o cumplirán con su función, la una no es compatible con la otra.
Sin embargo, es difícil esperar castigo para los que queman, ensucian y destruyen si de forma oficial se promueve el perdón y el olvido para los corruptos, los que se roban los dineros con que se podrían financiar los batallones de guardabosques, las patrullas de carreteras, las cárceles para albergar a los delincuentes que causan daños al medio ambiente. Con este ejemplo que dan nuestros gobernantes, poco podremos exigirle a la población.
Tomado del diario El Heraldo de Honduras

No hay comentarios: