El predio, de 22 hectáreas verdes, se encuentra al lado de
la Panamericana, en el partido de San Isidro
Virginia Mejía
PARA LA NACION
El predio de la zona norte del conurbano, desde arriba
Ricardo Pristupluk - LA NACION
Después de haberse frenado la idea de convertirse en un
shopping, o en torres de departamentos, las 22 hectáreas verdes que conforman
el ex Golf de Villa Adelina se transformarán en un nuevo parque público
diseñado por el Estudio Carlos Thays. El proyecto, que cuenta con la aprobación
de los vecinos, promete respetar árboles añosos, las lomas del golf y la
laguna, a la vez que se creará una pradera natural de gramíneas. Todo ello
dotará de mayor riqueza ambiental al espacio poblado de ombúes, robles,
mariposas y aves de diferentes especies. Mientras perteneció a la Armada,
estuvo cerrado varias décadas.
“Quisimos salir de la idea de que solo es necesario pasto y
árboles para pasar un al aire libre y optamos por crear un sitio de gran valor
ambiental”, adelanta a LA NACION Carlos Thays, bisnieto de Jules Charles Thays
(1849 -1934), el genial francés que ideó las plazas y paseos más emblemáticos
de la Argentina.
El estudio del paisajista, conformado por él y cuatro
jóvenes, fue convocado en 2020 por el Municipio de San Isidro para crear un
nuevo parque donde antes funcionaba el Golf de Villa Adelina, ubicado entre la
Panamericana y las calles José María Moreno, Luis María Drago y Rivera. El
predio forma parte de la identidad de este barrio residencial, tranquilo y de
casas bajas. Hoy ostenta el espacio verde más grande de todo el partido, y uno
de los mayores de la zona norte del Gran Buenos Aires.
Allí funcionaba el ex Golf de Villa Adelina
En San Isidro existen cinco canchas de golf y, en sus alrededores, hay otras 28. Por eso, y a pedido de los vecinos, el partido le solicitó en el 2019 a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), que le ceda ese espacio para avanzar con el proyecto. En el lugar, con entrada por Moreno 1189, ya comenzaron las obras. Incluyen la creación de nuevos ingresos, uno en Drago y otro en Fondo de la Legua. Durante los trabajos, que se harán en dos etapas, el predio continuará estando abierto al público de día, detalla el subsecretario de Espacio Público, Leandro Martín. “Ya iniciamos un programa de cuidado y conservación de especies ya que la intervención con hormigón será prácticamente nula”, afirma el funcionario.
El plan para el nuevo parque que promociona la Municipalidad de San Isidro
San Isidro
Thays cuenta a LA NACION durante una recorrida exclusiva por
el parque, que el proyecto tiene “identidad y personalidad” y que “refleja al
partido y a la época actual”, especialmente después de la pandemia, donde se
revalorizaron los espacios al aire libre. Por eso uno de los ejes del diseño es
“una matriz ambiental de praderas naturales de pastos que estaban mucho antes
de que el lugar fuera un suburbio”, explica el especialista, que vive y tiene
su estudio en el municipio.
El predio se dividirá en cuatro sectores principales: el
Nuevo Bosque Nativo, con abundancia de árboles y plantas; la Pradera
Sustentable o espacio de gramíneas; el Paseo entre los Árboles, un recorrido
entre hileras de diferentes especies similar al de la calle Dardo Rocha de San
Isidro y un Sector de Actividades Vecinales con huertas orgánicas, talleres y
cursos.
Praderas sustentables
Primero se van a intervenir los bordes del predio donde se
instalarán las praderas, entremezcladas con el alambrado para otorgar calidez
al lugar con menor impacto visual. Será visible este sector para quienes
transiten la bicisenda ubicada en todo el perímetro, adelantaron.
“El pasto cortado es lindo, tiene menos insectos, menos
aves, menos ranitas y no tiene mariposas”, explica Thays. Sin embargo, propone
jugar con dos ambientes: el pasto verde y, por otro lado, “un espacio vinculado
a lo que era el lugar originalmente, que va a florecer, a cambiar de color, a
decir algo con una dinámica y un crecimiento espontáneo”. Un 15 o 20% del
predio total será de este estilo y se va a poder transitar en su interior a
través de senderos.
El icónico tanque de agua será intervenido culturalmente
onA esto se sumará un Bosque Nativo de Ombúes. No se quitarán árboles excepto que estén en mal estado o muy añosos. El ombú es la especie típica del partido. “Lo interesante es la asociación entre praderas de gramíneas y el ombú que remite a la llanura pampeana”, agrega Thays.
También preservarán el lago existente al que le agregarán
una salida de agua a través de un humedal para atraer fauna silvestre. La
cancha de golf, con sus lomas, también se conservará. “Somos gente de llanura y
tener esta lomada es interesante, da plasticidad, la gente se puede tirar a
descansar mientras los chicos corren y suben y bajan las barrancas”, cuenta el
experto, para quien los grandes parques están por lo general en el interior de
la ciudad debido al preconcepto de que en los suburbios todos tienen jardín.
Carlos Thays
Ricardo Pristupluk - La Nacion
Las construcciones existentes no van a ser demolidas. La
administración y confitería del golf pasará a ser la Casa de la Cultura de
Villa Adelina. El sitio de venta de artículos deportivos se utilizará también
para actividades sociales, lo mismo que la casona de la ex Quinta Repetto. En
el viejo driving se va a instalar un anfiteatro y playones deportivos. A su vez
el icónico tanque de agua será intervenido culturalmente. Sí se quitará el gran
alambrado que existía como protección contra las pelotas de golf.
Un espacio codiciado
El predio formaba parte de una estancia de la familia
Repetto. En 1945 se expropiaron unas 26 hectáreas de lo que quedaba de esa
estancia para destinárselo a la Armada y para que allí se construya un sitio de
recreo para niños huérfanos. El club de golf se fundó en 1968 y, más tarde, se
creó el barrio aledaño, el Stella Maris, para los trabajadores de la Armada.
Desde ese año hasta el 2019, el predio estuvo cerrado al público.
En los 90 se intentó construir ahí un shopping. Fue cuando
comenzó la lucha de los vecinos para que sea un espacio verde público. En 2018,
la AABE presentó un proyecto para destinar el 30% de ese espacio a edificios de
vivienda y oficinas y que el resto fueran públicos. Los vecinos se opusieron
nuevamente y el municipio decidió intervenir hasta lograr la cesión con cargo
del lugar.
El año pasado diputados y senadores de la Provincia
catalogaron al lugar como Paisaje Protegido, pero recién una vez que culminen
las obras sabremos si realmente se cumplió el sueño de Thays que ahora intenta
plasmar su bisnieto al afirmar que con este original diseño se busca “un
pensamiento poético del paisaje, donde uno tenga una experiencia subjetiva y
descubra luces, sombras y colores que lo lleven con la imaginación a otro
sitio”.
POR Virginia Mejía// TOMADO DE LA NACION DE AR
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