Promueven la producción de Bagre Negro
Tras 10 años sumando conocimiento asesoran para añadir la cría de peces como rubro complementario
El predio está en la colonia Victoriano Suárez
La cría y engorde de Bagre Negro es una excelente alternativa para complementar actividades que ya realizan los productores, afirmaron a El Observador Agropecuario los colonos Claudia Turra y Pier Candoni, quienes conducen Acuicultura Punta Negra, en el oeste de Maldonado.
Se trata de un emprendimiento familiar ubicado exactamente en la colonia Victoriano Suárez, perteneciente al Instituto Nacional de Colonización (INC).
Claudia y Pier tienen diferentes formaciones y eso ayuda mucho. Pier es gastrónomo y posee habilidades en diferentes oficios que han sido muy trascendentes para construir e instalar casi todo lo que se puede ver en la granja. Claudia es licenciada en Ciencias Biológicas con una profundización en Hidrobiología. “Por lo tanto, hemos podido desarrollar esta actividad desde la instalación de la infraestructura necesaria, pasando por el desarrollo del cultivo, hasta el producto en el plato”, indicó ella.
Una historia que comenzó en el año 2000 y con langostas
La actividad comenzó en el año 2000. Pier tenía desde hacía unos años un restaurante en Piriápolis (La Trattoria Da Piero) y afrontaba problemas con el suministro de algunos productos, como el pescado y camarones. No siempre había esos productos frescos, en particular en verano.
Claudia dijo que “así fue que pensamos en cultivar un producto de ese tipo, con un valor de mercado interesante o como sustituto de productos importados. En el año 2002 comenzó la crisis económica y realmente en ese momento pensamos que nos ayudaría mucho poder producir esos alimentos (de origen acuático), que cada vez eran más costosos y escasos, para generar una mejor rentabilidad en el restaurante”.
La crisis ya estaba instalada en Uruguay “y era imposible para nosotros contar con los fondos para realizar esos ensayos. Así fue que presentamos un proyecto en lo que era en su momento el Programa de Desarrollo Tecnológico (PDT), actual Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), que fue aprobado y así fue como desarrollamos el cultivo adaptado a las condiciones climáticas y socioeconómicas locales”.
Esto implicaba la utilización y adaptación de equipos y materiales que se encuentran en Uruguay a la actividad acuícola para evitar su importación y reducir costos y desarrollar raciones imposibles de conseguir aquí.
“El resultado fue excelente, pudimos comenzar a cultivar con éxito estas langostas y prepararlas en el restaurante. A esta altura ya estábamos en el 2006-07. Y en la medida que íbamos incorporando conocimiento y experiencia en el manejo de estos animales, probamos transferirlo a otros organismos. Así fue que comenzamos con peces ornamentales y finalmente con peces para consumo”, explicó.
Consultada sobre qué se produce actualmente, reflexionó que “es importante aclarar que cuando decimos producir en nuestro caso nos referimos al ciclo completo: se trata de mantener reproductores y realizar reproducción, incubación, alevinaje (producción de alevinos o crías) y pre engorde (engorde de los alevinos hasta el tamaño de juveniles) y en algunas de las especies el engorde final hasta el tamaño adulto”.
“Inicialmente solo criábamos langostas Pinzas Rojas (Cherax quadricarinatus), luego la producción fue bajando en la medida que incorporamos otras especies que requerían del espacio, por lo tanto esta producción cayó significativamente. Actualmente solo mantenemos un pequeño plantel de langostas para mantener un autoconsumo y poder suministrar algunos juveniles y/o reproductores a quienes quieran iniciarse en esta actividad”.
Por ejemplo, hay otro emprendimiento en Montevideo que se está desarrollando en este cultivo y que lo ha incorporado como actividad complementaria de su actual actividad industrial, informó Claudia.
Peces ornamentales y peces para consumo
“También producimos algunos peces ornamentales como Carassius y Carpas Koi (conocidas como carpas japonesas) y en estos últimos cuatro años Carpas Herbívoras (Ctenopharyngodon idella). La Carpa Herbívora es un tipo de pez (diferente a la carpa común) de muy buena carne e ideal para el control biológico de malezas acuáticas y algas invasoras en lagos, tajamares, tanques, etcétera, y aunque no es una especie autóctona tiene la característica que no se puede reproducir en ambientes naturales en Uruguay, necesita de estímulos de climas muy diferentes, por lo tanto no hay riesgo de diseminación como pasó con la carpa común”.
Finalmente, expresó, “también desde hace tres o cuatro años, producimos alevinos y juveniles de Bagre Negro. Es una especie autóctona y forma parte del grupo de especies capturadas por los pescadores artesanales en aguas interiores y pescadores deportivos. De Carpa Herbívora y Bagre Negro solo producimos alevinos y juveniles, para su transferencia a productores y gente interesada en su siembra en lagos y tajamares con diferentes fines. Solo mantenemos un grupo de animales adultos que son los reproductores y realizamos un pequeño engorde para nuestro consumo de pescado”.
En relación a qué mercados se están abasteciendo, dijo que es casi en forma exclusiva el local. En lo que respecta a peces, y en particular Carpa Herbívora y Bagre Negro, “las consultas y solicitudes por juveniles provienen de todo el país, especialmente desde zonas rurales donde tienen tajamares, lagos y/o tanques australianos, muchos de ellos con problemas de invasión de malezas acuáticas y algas, y en otros caso para siembra de peces con fines recreativos (como pesca) y para engorde y consumo en otros casos y repoblación”.
El caso de las langostas es distinto: “como había comentado, lo que producimos es prácticamente todo para nuestro consumo, estamos hablando de unas pocas decenas de kilos. Tenemos todas las esperanzas puestas en la empresa que comenzó con el cultivo en Montevideo, esperamos que en breve pueda llegar a los volúmenes mínimos para su venta, inicialmente en el mercado local. Estamos trabajando con ellos apoyándolos en diferentes aspectos de producción y apostamos a que sean ellos quienes salgan al mercado con este producto. Nosotros en el correr de estos años de trabajo hemos realizados pruebas de mercado y realmente es un producto muy interesante y que es muy bien recibido”.
Respecto al mercado exterior, esta langosta es también apreciada, “recibimos anualmente varias solicitudes de compra desde diversos países (como Brasil, Argentina e incluso España entre otros), pero tenemos el problema de los volúmenes de producción, es imposible llegar a producir las cantidades mínimas, especialmente nosotros que nos hemos diversificado y nos falta espacio. Apostamos a esta nueva empresa y a otras que quizás se quieran acoplar”, agregó.
Capacitación, investigación y difusión
En cuanto a la variedad de objetivos perseguidos en Acuicultura Punta Negra, Claudia dijo que “trabajamos en tres aspectos que consideramos muy importantes. Uno es la capacitación y actualización constante, que es crucial y la mayoría de las veces se debe realizar en el exterior, ya que en Uruguay no está desarrollada esta actividad y por tanto no hay oportunidades de capacitación. Se hace vía remota o postulando para becas en el caso de lugares que son inaccesibles por los costos que requieren y en la mayoría de los casos aprovechando la cercanía de dos grandes países como Argentina y Brasil, donde se realiza mucha y buena acuicultura, donde intercambiamos experiencias con otros productores. En algunos casos hay contactos con instituciones gubernamentales, como con el Centro Nacional de Acuicultura (Cenadac) en Argentina, con quien mantenemos una fluida comunicación, nos han ayudado mucho en diferentes aspectos técnicos”.
Otro aspecto clave “es la investigación, una parte inseparable en todo esto, realmente desde que comenzamos estamos permanentemente probando diversas metodologías, adaptando equipos, ensayando con diferentes especies. Cuando comenzamos con las langostas fue necesaria e intensa la investigación, formamos un equipo con especialistas de la Facultad de Ciencias, del Instituto de Investigaciones Pesqueras (IIP) y hasta con la Universidad de Buenos Aires. Actualmente trabajamos muy de cerca con el IIP, desde donde nos asesoran y monitorean especialmente en patologías. Actualmente estamos desarrollando en conjunto un proyecto que pretendemos presentar en la ANII para la incorporación de dos nuevas tecnologías que aún no se aplican en Uruguay, con lo cual pretendemos producir alevinos de Bagre Negro y Pejerrey. Son tecnologías ambiental y productivamente más eficientes y las cuales vamos a desarrollar con equipos que se encuentran en el mercado uruguayo y adaptados a tales fines”.
Un tercer objetivo clave “es la difusión, que tiene un papel importante. Desde hace varios años realizamos jornadas y charlas de difusión de esta actividad. Este 2011 lo dedicamos especialmente a tomar contacto con diferentes cooperativas de productores rurales en algunos departamentos para transmitirles la importancia de aprovechar la infraestructuras que ya tienen en sus campos, como tajamares y tanques australianos, para producir complementariamente carne de pescado, de una manera fácil y que no le quite recursos (tiempo, dinero, mano de obra, etcétera) a las actividades que ya se están desarrollando. Esta difusión, a modo de charlas, poco a poco han tenido éxito y queremos continuarlas en 2012. Nosotros contactamos cooperativas y grupos de trabajos interesados en charlas informativas, o de lo contrario se contactan con nosotros y coordinamos fecha y lugar, incluso algunas veces, si lo permiten las distancias, realizamos talleres en nuestra granja”.
Con estos trabajos de difusión “pretendemos aportar al desarrollo de la acuicultura en Uruguay. Nuestro país posee excelentes recursos hídricos que podemos aprovechar en el cultivo de peces. El pescado es un alimento que ya es obvia su escasez y podemos producirlo como lo hacemos con el resto de los alimentos, cultivando. Es una comparación burda, pero las lechugas, tomates, vacas y ovejas no las salimos a recolectar y a cazar de ambientes naturales, las cultivamos y criamos. En el mundo el 50% del pescado que se consume proviene del cultivo y en Uruguay aún apostamos e invertimos exclusivamente en la pesca y así, indirectamente, estamos ayudando a aumentar la presión sobre este importante recurso natural”, reflexionó.
El Bagre Negro: una linda oportunidad
La cría o engorde de Bagre Negro es una buena alternativa para desarrollar en Uruguay. Se trata de un pez autóctono, por lo tanto perfectamente adaptado a nuestras variables ambientales y que ya posee un mercado de consumo. Tiene una carne excelente y buen sabor, muy especialmente cuando proviene de cultivo ya que su alimentación incide mucho en el sabor del producto final, destacó Claudia.
“En nuestra chacra, aprovechando las habilidades culinarias de Pier, realizamos en los talleres degustaciones donde presentamos el Bagre preparado de diferentes formas, muchas de ellas en platos muy elaborados, estilo gourmet, donde los participantes realmente quedan asombrados de la calidad, sabor y versatilidad de este pez”, dijo.
Añadió que “increíblemente en Uruguay hace ya unos años que se está importando un pescado llamado Pangassius, muy conocido y consumido, y se trata ni más ni menos que de un Bagre de agua dulce de origen vietnamita (muchas veces lo venden como simil lenguado) y que hoy en día se cultiva en muchas partes del mundo. Nuestro Bagre Negro es muy bueno y puede competir perfectamente con este producto y en lo particular creo que es mucho más rico y de mejor calidad”.
En tanto, citó que “la propuesta que difundimos en nuestras charlas a los productores es que prueben con un engorde de Bagre en forma extensiva. Esto significa sembrar juveniles (peces pequeños) a baja densidad en sus lagos, tajamares y/o tanques australianos, para que puedan alimentarse solamente del alimento natural disponible así el productor no tiene que invertir en raciones, tiempo, mano de obra, etcétera. En un año podrá cosechar o pescar los peces para su venta y/o consumo ya de un tamaño que rondará los 700 gramos a un kilo de peso bruto por individuo, dependiendo del tipo de tajamar, tanque y disponibilidad de alimento natural. Por ejemplo en un tajamar de una hectárea, sembrando a baja densidad, podría llegarse a cosechar como mínimo 1.000 a 1.500 kilos de Bagre sin ningún tipo de esfuerzo más que sembrar los animales y luego pescarlos o cosecharlos”.
Además de ese tipo de cultivo existe un abanico de variantes que van desde la siembra y engorde extensivo hasta el intensivo, donde el alimento principal es el suministrado por el productor. En algunos lugares, especialmente tambos y donde engordan ganado en forma intensiva, se aprovecha el barrido de los restos de ración de los animales para alimentar a los peces, “obteniendo muy buenos resultados y bajos costos, pudiéndose pensar en manejar una mayor densidad de siembra”.
La idea es que el productor adquiera los juveniles de Bagre, lo que comúnmente se llama “semilla”, en tamaños que rondan los cuatro a ocho cms de largo total y los siembre en sus espejos de agua.
Esos juveniles se pueden retirar personalmente en la granja o se pueden enviar por encomienda a todo el país. Van acondicionados en bolsas con agua y oxígeno, en cajas térmicas que pueden soportar hasta 24 horas de traslado.
Así como un productor normalmente compra semilla para sembrar o engordar diferentes tipos de vegetales y animales, como terneros, corderos o pollitos BB, lo mismo sucede con los peces.
En muchos países hay centros productores de semillas de peces donde los productores compran para su siembra. La producción de semillas requiere de una infraestructura y manejo de técnicas especiales de desove, incubación y alevinaje dependiendo de las especies y como los riesgos de mortalidades son muy altos es más fácil para el productor comprar la semilla y realizar el engorde con riesgos significativamente más bajos y menor trabajo.
“Para contarles rápidamente cómo realizamos la producción de semilla, mantenemos reproductores de Bagre Negro de mínimo dos años de edad en estanques, los cuales cuidamos y alimentamos con especial cuidado. En la primavera seleccionamos las hembras que poseen óvulos maduros y prontas para el desove, las separamos y acondicionamos en tanques con machos también listos. Realizamos una inducción y obtenemos los huevos tanto por desove natural como por desoves manuales, los cuales hay que proceder a fertilizarlos también manualmente, y luego los huevos son colocados en incubadoras especiales donde se mantienen por un tiempo no mayor a los tres días. Una vez eclosionadas las crías y mantenidas bajo techo unas semanas, son sembradas en estanques exteriores donde se realiza el pre engorde final en un tiempo aproximado de un mes, los que luego se cosechan ya como juveniles de cuatro a ocho cms de largo, prontos para su distribución a productores que los engordarán hasta el tamaño adulto final”, informó.
La bióloga precisó que “la etapa de producción de semilla así parece como algo muy fácil, pero es una tarea que requiere de mucha paciencia, dedicación y monitoreo continuo, hora tras hora: un simple corte de energía por unos pocos minutos puede llevarte a perder todos los desoves que tengas incubando o los alevinos aún no sembrados (cosa que nos ha pasado), o una enfermedad no detectada a tiempo que puede desarrollarse en unas pocas horas puede terminar con un gran porcentaje de las crías”.
Algunos respaldos fundamentales
En relación a quiénes, en todos estos años, han contribuido con sus aportes al desarrollo de este emprendimiento acuícola, Pier y Claudia destacaron que “primeramente estamos más que agradecidos con el Instituto de Colonización, quien inicialmente evaluó el proyecto y apostó a una actividad nueva brindándonos la posibilidad de acceder a la tierra para desarrollar este proyecto. El acceso a la tierra es uno de los puntos críticos, es muy costoso pensar en su compra y nosotros no podíamos hacer esa inversión. Sin la tierra y por supuesto el agua era imposible poder trabajar. Hasta el día de hoy mantenemos una excelente comunicación con el Instituto”.
Incluso hace unos meses Claudia pudo acceder a un curso de actualización en acuicultura en Chile “gracias a ellos y especialmente a la Regional Lavalleja, de quien dependemos, donde atentos a las actividades de sus colonos inmediatamente me informaron de la disponibilidad de este curso y en Montevideo me recomendaron a los organizadores en la postulación”.
Por otro lado, agradecieron también al IIP, “siempre estamos recurriendo a ellos cuando tenemos problemas con patologías o consultas puntuales, tienen una excelente disposición y como comenté anteriormente estamos trabajando en un proyecto conjunto. El IIP es un centro perteneciente a la Facultad de Veterinaria y hace tiempo que viene trabajando tendiendo a equipar y mejorar sus instalaciones, especialmente el laboratorio, y así ayudar al desarrollo de esta actividad, especialmente en el aspecto de detección y prevención de patologías que es un tema crucial, sin un buen laboratorio no podemos crecer en acuicultura, hay muchas enfermedades y los productores tenemos que hacerle frente pero necesitamos especialistas y un muy buen laboratorio. Lamentablemente todavía tienen carencias en equipamiento y espacio, que lentamente y con mucho esfuerzo van superando”.
También se destacó el respaldo que en su momento hubo del PDT, “que fue fundamental, sin ellos tampoco hubiéramos podido salir adelante fácilmente. Actualmente es la ANII que, a través de Fondos BID, apoya emprendimientos innovadores. Estos subsidios y fondos son fundamentales para desarrollar este tipo de actividades innovadoras donde el riesgo es grande”.
Obstáculos para el desarrollo
Claudia, consultada sobre qué limitantes existen para el adecuado desarrollo de la acuicultura, señaló que “lamentablemente aún hay gente, y lo preocupante es que en lugares claves de toma de decisiones, que insiste en la pesca como único recurso del cual podemos obtener pescado. Aunque no parezca, la pesca forma una parte muy importante de las exportaciones uruguayas y si se analizan las capturas en los últimos 10 años están decreciendo. Los mercados en el exterior están y quieren cada vez más pescado, incluso el mercado interno. Cabe recordar que estamos importando pescado de agua dulce proveniente de cultivo para consumo interno. Cualquiera de nosotros puede corroborarlo personalmente, cada vez es más difícil conseguir pescado fresco y cada vez es más caro”.
Agregó, al respecto, que “si bien se realizan trabajos y actividades de fomento para la acuicultura, la mayoría del esfuerzo está dirigido a la pesca y los acuicultores somos insignificantes ante un gigante pesquero, sin ayuda por parte del gobierno no podremos nunca salir adelante. No existe marco jurídico de ningún tipo que regule o plantee reglas claras de juego en ningún ámbito, estamos en un limbo en todos los aspectos, un vacío no solamente legal, sino también tecnológico. La Universidad no está haciendo mucho por este rubro, solo el IIP que está dando una mano a los productores actuales y desarrollando proyectos de investigación en conjunto y por ahí paramos”.
Por si ello fuera poco, “el acceso al crédito es por supuesto otro punto clave, instituciones como la ANII te ayudan en el riesgo inicial, a nivel de proyecto piloto, pero una vez que superas barreras técnicas y tecnológicas y necesitas comenzar a producir, las instituciones financieras no se arriesgan a prestar dinero a proyectos que no tienen una historia de producción y las garantías necesarias son terribles”.
“Aunque parezca mentira, los uruguayos cada vez consumimos más pescado, por supuesto que tenemos el récord de carne vacuna junto con los argentinos, pero ya estamos consumiendo en el orden de 11 kilos de pescado y hasta llegué a ver una información de 16 kilos de pescado anual per cápita”.
Por más datos
Acuicultura Punta Negra está en la colonia Victoriano Suárez. Se accede por un camino vecinal al cual se llega desde el km 104,800 de la Ruta Interbalnearia, muy cerca de Piriápolis, siendo un predio vecino a la localidad balnearia de Punta Negra. Por consultas adicionales hay que llamar a los celulares 099 890 055 y 099 293 691, escribir al correo turra@adinet.com.uy o consultar en www.acuiculturauruguay.com y www.acuiculturapuntanegra.blogspot.com
.Tomado de El Observador de Uruguay
Tras 10 años sumando conocimiento asesoran para añadir la cría de peces como rubro complementario
El predio está en la colonia Victoriano Suárez
La cría y engorde de Bagre Negro es una excelente alternativa para complementar actividades que ya realizan los productores, afirmaron a El Observador Agropecuario los colonos Claudia Turra y Pier Candoni, quienes conducen Acuicultura Punta Negra, en el oeste de Maldonado.
Se trata de un emprendimiento familiar ubicado exactamente en la colonia Victoriano Suárez, perteneciente al Instituto Nacional de Colonización (INC).
Claudia y Pier tienen diferentes formaciones y eso ayuda mucho. Pier es gastrónomo y posee habilidades en diferentes oficios que han sido muy trascendentes para construir e instalar casi todo lo que se puede ver en la granja. Claudia es licenciada en Ciencias Biológicas con una profundización en Hidrobiología. “Por lo tanto, hemos podido desarrollar esta actividad desde la instalación de la infraestructura necesaria, pasando por el desarrollo del cultivo, hasta el producto en el plato”, indicó ella.
El Observador Agropecuario visitó recientemente esta chacra, que tiene una superficie de 18 hectáreas. Si bien se trata de un pequeño campo, allí se desarrollan diferentes actividades, como la agropecuaria, porque hay praderas con vacunos y ovinos, pero también hay una quinta y sobre todo sorprende cómo ha evolucionado el cultivo acuícola.
En ese marco, hay estanques excavados en tierra (tipo tajamares), tanques y dos invernaderos, además de una sala donde se producen raciones y un pequeño laboratorio donde se realiza la incubación de huevos y algunos análisis primarios de calidad de agua y patologías de los animales.Una historia que comenzó en el año 2000 y con langostas
La actividad comenzó en el año 2000. Pier tenía desde hacía unos años un restaurante en Piriápolis (La Trattoria Da Piero) y afrontaba problemas con el suministro de algunos productos, como el pescado y camarones. No siempre había esos productos frescos, en particular en verano.
Claudia dijo que “así fue que pensamos en cultivar un producto de ese tipo, con un valor de mercado interesante o como sustituto de productos importados. En el año 2002 comenzó la crisis económica y realmente en ese momento pensamos que nos ayudaría mucho poder producir esos alimentos (de origen acuático), que cada vez eran más costosos y escasos, para generar una mejor rentabilidad en el restaurante”.
Así fue que “que dimos con la langosta Pinzas Rojas o Australiana, revisando bibliografía, averiguando en Internet, contactando a especialistas y productores en otros países, hasta que finalmente presentamos un proyecto en la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara), del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), para la importación de reproductores y desarrollo del cultivo en Uruguay”.
La bióloga narró que se trata de una especie tropical, “por lo tanto necesita durante el invierno una infraestructura especial que mantenga las condiciones adecuadas. Ya habían existido algunos intentos de su cultivo por parte de la Dinara, sin éxito, así que teníamos que realizar pruebas preliminares y desarrollamos un pequeño módulo piloto”.La crisis ya estaba instalada en Uruguay “y era imposible para nosotros contar con los fondos para realizar esos ensayos. Así fue que presentamos un proyecto en lo que era en su momento el Programa de Desarrollo Tecnológico (PDT), actual Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), que fue aprobado y así fue como desarrollamos el cultivo adaptado a las condiciones climáticas y socioeconómicas locales”.
Esto implicaba la utilización y adaptación de equipos y materiales que se encuentran en Uruguay a la actividad acuícola para evitar su importación y reducir costos y desarrollar raciones imposibles de conseguir aquí.
“El resultado fue excelente, pudimos comenzar a cultivar con éxito estas langostas y prepararlas en el restaurante. A esta altura ya estábamos en el 2006-07. Y en la medida que íbamos incorporando conocimiento y experiencia en el manejo de estos animales, probamos transferirlo a otros organismos. Así fue que comenzamos con peces ornamentales y finalmente con peces para consumo”, explicó.
Consultada sobre qué se produce actualmente, reflexionó que “es importante aclarar que cuando decimos producir en nuestro caso nos referimos al ciclo completo: se trata de mantener reproductores y realizar reproducción, incubación, alevinaje (producción de alevinos o crías) y pre engorde (engorde de los alevinos hasta el tamaño de juveniles) y en algunas de las especies el engorde final hasta el tamaño adulto”.
“Inicialmente solo criábamos langostas Pinzas Rojas (Cherax quadricarinatus), luego la producción fue bajando en la medida que incorporamos otras especies que requerían del espacio, por lo tanto esta producción cayó significativamente. Actualmente solo mantenemos un pequeño plantel de langostas para mantener un autoconsumo y poder suministrar algunos juveniles y/o reproductores a quienes quieran iniciarse en esta actividad”.
Por ejemplo, hay otro emprendimiento en Montevideo que se está desarrollando en este cultivo y que lo ha incorporado como actividad complementaria de su actual actividad industrial, informó Claudia.
Peces ornamentales y peces para consumo
“También producimos algunos peces ornamentales como Carassius y Carpas Koi (conocidas como carpas japonesas) y en estos últimos cuatro años Carpas Herbívoras (Ctenopharyngodon idella). La Carpa Herbívora es un tipo de pez (diferente a la carpa común) de muy buena carne e ideal para el control biológico de malezas acuáticas y algas invasoras en lagos, tajamares, tanques, etcétera, y aunque no es una especie autóctona tiene la característica que no se puede reproducir en ambientes naturales en Uruguay, necesita de estímulos de climas muy diferentes, por lo tanto no hay riesgo de diseminación como pasó con la carpa común”.
Finalmente, expresó, “también desde hace tres o cuatro años, producimos alevinos y juveniles de Bagre Negro. Es una especie autóctona y forma parte del grupo de especies capturadas por los pescadores artesanales en aguas interiores y pescadores deportivos. De Carpa Herbívora y Bagre Negro solo producimos alevinos y juveniles, para su transferencia a productores y gente interesada en su siembra en lagos y tajamares con diferentes fines. Solo mantenemos un grupo de animales adultos que son los reproductores y realizamos un pequeño engorde para nuestro consumo de pescado”.
En relación a qué mercados se están abasteciendo, dijo que es casi en forma exclusiva el local. En lo que respecta a peces, y en particular Carpa Herbívora y Bagre Negro, “las consultas y solicitudes por juveniles provienen de todo el país, especialmente desde zonas rurales donde tienen tajamares, lagos y/o tanques australianos, muchos de ellos con problemas de invasión de malezas acuáticas y algas, y en otros caso para siembra de peces con fines recreativos (como pesca) y para engorde y consumo en otros casos y repoblación”.
El caso de las langostas es distinto: “como había comentado, lo que producimos es prácticamente todo para nuestro consumo, estamos hablando de unas pocas decenas de kilos. Tenemos todas las esperanzas puestas en la empresa que comenzó con el cultivo en Montevideo, esperamos que en breve pueda llegar a los volúmenes mínimos para su venta, inicialmente en el mercado local. Estamos trabajando con ellos apoyándolos en diferentes aspectos de producción y apostamos a que sean ellos quienes salgan al mercado con este producto. Nosotros en el correr de estos años de trabajo hemos realizados pruebas de mercado y realmente es un producto muy interesante y que es muy bien recibido”.
Respecto al mercado exterior, esta langosta es también apreciada, “recibimos anualmente varias solicitudes de compra desde diversos países (como Brasil, Argentina e incluso España entre otros), pero tenemos el problema de los volúmenes de producción, es imposible llegar a producir las cantidades mínimas, especialmente nosotros que nos hemos diversificado y nos falta espacio. Apostamos a esta nueva empresa y a otras que quizás se quieran acoplar”, agregó.
Capacitación, investigación y difusión
En cuanto a la variedad de objetivos perseguidos en Acuicultura Punta Negra, Claudia dijo que “trabajamos en tres aspectos que consideramos muy importantes. Uno es la capacitación y actualización constante, que es crucial y la mayoría de las veces se debe realizar en el exterior, ya que en Uruguay no está desarrollada esta actividad y por tanto no hay oportunidades de capacitación. Se hace vía remota o postulando para becas en el caso de lugares que son inaccesibles por los costos que requieren y en la mayoría de los casos aprovechando la cercanía de dos grandes países como Argentina y Brasil, donde se realiza mucha y buena acuicultura, donde intercambiamos experiencias con otros productores. En algunos casos hay contactos con instituciones gubernamentales, como con el Centro Nacional de Acuicultura (Cenadac) en Argentina, con quien mantenemos una fluida comunicación, nos han ayudado mucho en diferentes aspectos técnicos”.
Otro aspecto clave “es la investigación, una parte inseparable en todo esto, realmente desde que comenzamos estamos permanentemente probando diversas metodologías, adaptando equipos, ensayando con diferentes especies. Cuando comenzamos con las langostas fue necesaria e intensa la investigación, formamos un equipo con especialistas de la Facultad de Ciencias, del Instituto de Investigaciones Pesqueras (IIP) y hasta con la Universidad de Buenos Aires. Actualmente trabajamos muy de cerca con el IIP, desde donde nos asesoran y monitorean especialmente en patologías. Actualmente estamos desarrollando en conjunto un proyecto que pretendemos presentar en la ANII para la incorporación de dos nuevas tecnologías que aún no se aplican en Uruguay, con lo cual pretendemos producir alevinos de Bagre Negro y Pejerrey. Son tecnologías ambiental y productivamente más eficientes y las cuales vamos a desarrollar con equipos que se encuentran en el mercado uruguayo y adaptados a tales fines”.
Un tercer objetivo clave “es la difusión, que tiene un papel importante. Desde hace varios años realizamos jornadas y charlas de difusión de esta actividad. Este 2011 lo dedicamos especialmente a tomar contacto con diferentes cooperativas de productores rurales en algunos departamentos para transmitirles la importancia de aprovechar la infraestructuras que ya tienen en sus campos, como tajamares y tanques australianos, para producir complementariamente carne de pescado, de una manera fácil y que no le quite recursos (tiempo, dinero, mano de obra, etcétera) a las actividades que ya se están desarrollando. Esta difusión, a modo de charlas, poco a poco han tenido éxito y queremos continuarlas en 2012. Nosotros contactamos cooperativas y grupos de trabajos interesados en charlas informativas, o de lo contrario se contactan con nosotros y coordinamos fecha y lugar, incluso algunas veces, si lo permiten las distancias, realizamos talleres en nuestra granja”.
Con estos trabajos de difusión “pretendemos aportar al desarrollo de la acuicultura en Uruguay. Nuestro país posee excelentes recursos hídricos que podemos aprovechar en el cultivo de peces. El pescado es un alimento que ya es obvia su escasez y podemos producirlo como lo hacemos con el resto de los alimentos, cultivando. Es una comparación burda, pero las lechugas, tomates, vacas y ovejas no las salimos a recolectar y a cazar de ambientes naturales, las cultivamos y criamos. En el mundo el 50% del pescado que se consume proviene del cultivo y en Uruguay aún apostamos e invertimos exclusivamente en la pesca y así, indirectamente, estamos ayudando a aumentar la presión sobre este importante recurso natural”, reflexionó.
El Bagre Negro: una linda oportunidad
La cría o engorde de Bagre Negro es una buena alternativa para desarrollar en Uruguay. Se trata de un pez autóctono, por lo tanto perfectamente adaptado a nuestras variables ambientales y que ya posee un mercado de consumo. Tiene una carne excelente y buen sabor, muy especialmente cuando proviene de cultivo ya que su alimentación incide mucho en el sabor del producto final, destacó Claudia.
“En nuestra chacra, aprovechando las habilidades culinarias de Pier, realizamos en los talleres degustaciones donde presentamos el Bagre preparado de diferentes formas, muchas de ellas en platos muy elaborados, estilo gourmet, donde los participantes realmente quedan asombrados de la calidad, sabor y versatilidad de este pez”, dijo.
Añadió que “increíblemente en Uruguay hace ya unos años que se está importando un pescado llamado Pangassius, muy conocido y consumido, y se trata ni más ni menos que de un Bagre de agua dulce de origen vietnamita (muchas veces lo venden como simil lenguado) y que hoy en día se cultiva en muchas partes del mundo. Nuestro Bagre Negro es muy bueno y puede competir perfectamente con este producto y en lo particular creo que es mucho más rico y de mejor calidad”.
En tanto, citó que “la propuesta que difundimos en nuestras charlas a los productores es que prueben con un engorde de Bagre en forma extensiva. Esto significa sembrar juveniles (peces pequeños) a baja densidad en sus lagos, tajamares y/o tanques australianos, para que puedan alimentarse solamente del alimento natural disponible así el productor no tiene que invertir en raciones, tiempo, mano de obra, etcétera. En un año podrá cosechar o pescar los peces para su venta y/o consumo ya de un tamaño que rondará los 700 gramos a un kilo de peso bruto por individuo, dependiendo del tipo de tajamar, tanque y disponibilidad de alimento natural. Por ejemplo en un tajamar de una hectárea, sembrando a baja densidad, podría llegarse a cosechar como mínimo 1.000 a 1.500 kilos de Bagre sin ningún tipo de esfuerzo más que sembrar los animales y luego pescarlos o cosecharlos”.
Además de ese tipo de cultivo existe un abanico de variantes que van desde la siembra y engorde extensivo hasta el intensivo, donde el alimento principal es el suministrado por el productor. En algunos lugares, especialmente tambos y donde engordan ganado en forma intensiva, se aprovecha el barrido de los restos de ración de los animales para alimentar a los peces, “obteniendo muy buenos resultados y bajos costos, pudiéndose pensar en manejar una mayor densidad de siembra”.
La idea es que el productor adquiera los juveniles de Bagre, lo que comúnmente se llama “semilla”, en tamaños que rondan los cuatro a ocho cms de largo total y los siembre en sus espejos de agua.
Esos juveniles se pueden retirar personalmente en la granja o se pueden enviar por encomienda a todo el país. Van acondicionados en bolsas con agua y oxígeno, en cajas térmicas que pueden soportar hasta 24 horas de traslado.
Así como un productor normalmente compra semilla para sembrar o engordar diferentes tipos de vegetales y animales, como terneros, corderos o pollitos BB, lo mismo sucede con los peces.
En muchos países hay centros productores de semillas de peces donde los productores compran para su siembra. La producción de semillas requiere de una infraestructura y manejo de técnicas especiales de desove, incubación y alevinaje dependiendo de las especies y como los riesgos de mortalidades son muy altos es más fácil para el productor comprar la semilla y realizar el engorde con riesgos significativamente más bajos y menor trabajo.
“Para contarles rápidamente cómo realizamos la producción de semilla, mantenemos reproductores de Bagre Negro de mínimo dos años de edad en estanques, los cuales cuidamos y alimentamos con especial cuidado. En la primavera seleccionamos las hembras que poseen óvulos maduros y prontas para el desove, las separamos y acondicionamos en tanques con machos también listos. Realizamos una inducción y obtenemos los huevos tanto por desove natural como por desoves manuales, los cuales hay que proceder a fertilizarlos también manualmente, y luego los huevos son colocados en incubadoras especiales donde se mantienen por un tiempo no mayor a los tres días. Una vez eclosionadas las crías y mantenidas bajo techo unas semanas, son sembradas en estanques exteriores donde se realiza el pre engorde final en un tiempo aproximado de un mes, los que luego se cosechan ya como juveniles de cuatro a ocho cms de largo, prontos para su distribución a productores que los engordarán hasta el tamaño adulto final”, informó.
La bióloga precisó que “la etapa de producción de semilla así parece como algo muy fácil, pero es una tarea que requiere de mucha paciencia, dedicación y monitoreo continuo, hora tras hora: un simple corte de energía por unos pocos minutos puede llevarte a perder todos los desoves que tengas incubando o los alevinos aún no sembrados (cosa que nos ha pasado), o una enfermedad no detectada a tiempo que puede desarrollarse en unas pocas horas puede terminar con un gran porcentaje de las crías”.
Algunos respaldos fundamentales
En relación a quiénes, en todos estos años, han contribuido con sus aportes al desarrollo de este emprendimiento acuícola, Pier y Claudia destacaron que “primeramente estamos más que agradecidos con el Instituto de Colonización, quien inicialmente evaluó el proyecto y apostó a una actividad nueva brindándonos la posibilidad de acceder a la tierra para desarrollar este proyecto. El acceso a la tierra es uno de los puntos críticos, es muy costoso pensar en su compra y nosotros no podíamos hacer esa inversión. Sin la tierra y por supuesto el agua era imposible poder trabajar. Hasta el día de hoy mantenemos una excelente comunicación con el Instituto”.
Incluso hace unos meses Claudia pudo acceder a un curso de actualización en acuicultura en Chile “gracias a ellos y especialmente a la Regional Lavalleja, de quien dependemos, donde atentos a las actividades de sus colonos inmediatamente me informaron de la disponibilidad de este curso y en Montevideo me recomendaron a los organizadores en la postulación”.
Por otro lado, agradecieron también al IIP, “siempre estamos recurriendo a ellos cuando tenemos problemas con patologías o consultas puntuales, tienen una excelente disposición y como comenté anteriormente estamos trabajando en un proyecto conjunto. El IIP es un centro perteneciente a la Facultad de Veterinaria y hace tiempo que viene trabajando tendiendo a equipar y mejorar sus instalaciones, especialmente el laboratorio, y así ayudar al desarrollo de esta actividad, especialmente en el aspecto de detección y prevención de patologías que es un tema crucial, sin un buen laboratorio no podemos crecer en acuicultura, hay muchas enfermedades y los productores tenemos que hacerle frente pero necesitamos especialistas y un muy buen laboratorio. Lamentablemente todavía tienen carencias en equipamiento y espacio, que lentamente y con mucho esfuerzo van superando”.
También se destacó el respaldo que en su momento hubo del PDT, “que fue fundamental, sin ellos tampoco hubiéramos podido salir adelante fácilmente. Actualmente es la ANII que, a través de Fondos BID, apoya emprendimientos innovadores. Estos subsidios y fondos son fundamentales para desarrollar este tipo de actividades innovadoras donde el riesgo es grande”.
Obstáculos para el desarrollo
Claudia, consultada sobre qué limitantes existen para el adecuado desarrollo de la acuicultura, señaló que “lamentablemente aún hay gente, y lo preocupante es que en lugares claves de toma de decisiones, que insiste en la pesca como único recurso del cual podemos obtener pescado. Aunque no parezca, la pesca forma una parte muy importante de las exportaciones uruguayas y si se analizan las capturas en los últimos 10 años están decreciendo. Los mercados en el exterior están y quieren cada vez más pescado, incluso el mercado interno. Cabe recordar que estamos importando pescado de agua dulce proveniente de cultivo para consumo interno. Cualquiera de nosotros puede corroborarlo personalmente, cada vez es más difícil conseguir pescado fresco y cada vez es más caro”.
Agregó, al respecto, que “si bien se realizan trabajos y actividades de fomento para la acuicultura, la mayoría del esfuerzo está dirigido a la pesca y los acuicultores somos insignificantes ante un gigante pesquero, sin ayuda por parte del gobierno no podremos nunca salir adelante. No existe marco jurídico de ningún tipo que regule o plantee reglas claras de juego en ningún ámbito, estamos en un limbo en todos los aspectos, un vacío no solamente legal, sino también tecnológico. La Universidad no está haciendo mucho por este rubro, solo el IIP que está dando una mano a los productores actuales y desarrollando proyectos de investigación en conjunto y por ahí paramos”.
Por si ello fuera poco, “el acceso al crédito es por supuesto otro punto clave, instituciones como la ANII te ayudan en el riesgo inicial, a nivel de proyecto piloto, pero una vez que superas barreras técnicas y tecnológicas y necesitas comenzar a producir, las instituciones financieras no se arriesgan a prestar dinero a proyectos que no tienen una historia de producción y las garantías necesarias son terribles”.
Consumo crece a 16 kilos per cápita al año
Sobre qué futuro se avizora para la acuicultura a nivel global y particularmente en Uruguay, Claudia dijo que “a nivel mundial en los últimos 15 años la acuicultura ha sido uno de los sectores agroalimentarios que más crecimiento sostenido ha tenido, con un crecimiento anual entre el 8% y 10%, que es mucho”.“Falta pescado en este mundo. Lo común era pescarlo, pero los recursos se agotaron y para mantener ese consumo sostenido hubo que comenzar a cultivarlo. Se cultiva el 50% de los productos acuícolas que se consumen en el mundo y eso va en aumento. Uruguay produce solamente el 0,06%. Somos uno de los países de América que menos ha desarrollado su acuicultura, junto con Bolivia y Paraguay”.
Enfatizó que “tenemos todo para crecer, buenos recursos naturales, infraestructura ya instalada para otras actividades y que pueden ser complementarias, mano de obra, excelentes plantas procesadoras con certificaciones internacionales, buena reputación internacional y mercados externos e internos”.“Aunque parezca mentira, los uruguayos cada vez consumimos más pescado, por supuesto que tenemos el récord de carne vacuna junto con los argentinos, pero ya estamos consumiendo en el orden de 11 kilos de pescado y hasta llegué a ver una información de 16 kilos de pescado anual per cápita”.
Por más datos
Acuicultura Punta Negra está en la colonia Victoriano Suárez. Se accede por un camino vecinal al cual se llega desde el km 104,800 de la Ruta Interbalnearia, muy cerca de Piriápolis, siendo un predio vecino a la localidad balnearia de Punta Negra. Por consultas adicionales hay que llamar a los celulares 099 890 055 y 099 293 691, escribir al correo turra@adinet.com.uy o consultar en www.acuiculturauruguay.com y www.acuiculturapuntanegra.blogspot.com
.Tomado de El Observador de Uruguay
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