CLIMA DE CAMBIO Blog de Marcelo Mena, Subsecretaría del Medio
El que contamina paga
Chile es un país que se enorgullece de tener una economía
libre. Sin embargo, existen sectores de nuestra economía que han estado
generando externalidades, que al ser ignoradas causan distorsiones. Es el caso
de la contaminación atmosférica. Globalmente el dióxido de carbono causa cambio
climático, y el consenso global es que debemos reducir sus emisiones para
evitar cambios catastróficos que pudieran amenazar la economía. Localmente, la
contaminación por material particulado, óxidos de nitrógeno, o dióxido de
azufre causa daño ambiental, fundamentalmente en la forma de la mortalidad
prematura, enfermedades respiratorias, admisiones hospitalarias, ataques de
asma, días de trabajo perdido. Este daño ambiental local y global se puede
cuantificar fruto de la vasta experiencia de académicos chilenos que han
alimentado nuestras políticas públicas para justificar normas ambientales. Tal
es el caso de la norma de termoeléctricas, que hoy está vigente en el
territorio nacional tanto para centrales existentes como fuentes nuevas. Sin
embargo, aún cumpliendo esta norma de termoeléctricas, estas centrales causan
daño por las cientos de toneladas de material particulado que emiten a pesar de
los equipos de abatimiento que tienen instaladas. Es por ello que estas centrales, además de
otras fuentes fijas, como calderas de más de 50MW de potencia térmica estarán
afectas a un impuesto verde que considera tanto contaminantes locales como
globales.
En qué consiste el cálculo de daño por daño ambiental de
fuentes fijas
El principio es, por tanto, que el que contamina paga. Y por
tanto el que más contamina, más paga. Si consideramos el efecto del impuesto
para fuentes termoeléctricas, este recaudará 230 millones de dólares al año,
cuando entre en funcionamiento el año 2017.
Este impuesto será pagado en un 94% por las centrales a carbón que
emiten más de el doble CO2 por unidad de energía generada que las centrales a
gas natural,
las que además no emiten material particulado, metales
pesados, ni SO2. Estas últimas pagarán el 4% del impuesto, y
el resto (diesel, petróleo, etc) pagarán el 2% remanente. Este impuesto incentiva a ir más allá de la
norma, pagando menos impuesto, al igual que las centrales que se emplacen en
lugares de mejor ventilación, o las en zonas menos pobladas.
Cálculo de recaudación
por impuestos verdes en sector generación eléctrico.
Se dijo cuando se implementó la norma de emisión de
termoeléctricas, de que encarecería la energía y afectaría a los sectores más
vulnerables. Al contrario, se ven que los sectores impactados por la
contaminación de estas hoy están afectos a 80% menos emisiones de material
particulado, sin efecto cuantificable en los costos energéticos. Hoy escuchamos
los
mismos argumentos, aunque los estudios que avalan la reforma indican que la
energía se encarecería en un máximo en un 0.5% para clientes regulados. Al contrario, internalizar los costos
ambientales son claves para una economía sin distorsiones, que refleje los
costos reales de la generación eléctrica, y otras actividades productivas.
Cálculo de impacto de
impuesto verde a costos variables de generación. Notar que para energía
marginal está exento de impuesto la unidad, sino que este será pagada por todos
los que retiren energía.
Los impuestos verdes de la reforma tributaria no son sino la
continuación de una larga tradición de innovación en la gestión ambiental de
nuestro país. Fuimos el primer país en transar bonos de carbono a través del
Mecanismo de Desarrollo Limpio de la ONU. También fuimos el primer país en generar acciones
de
mitigación nacionales (NAMAs). Tenemos una tradición larga de usar herramientas
de valorización de externalidades locales para justificar nuestras normas
ambientales. Y hoy somos el primer país en introducir un impuesto que considera
la valorización tanto al daño local,
como global. Fuimos uno de los primeros
países en fijar metas de generación renovable no convencional en Sudamérica, y
el año 2013 elevamos nuestro esfuerzo con una meta de 20% de nuestra energía en
la forma de ERNC al 2025. Y este impuesto es parte de una serie de medidas de
mitigación que ayudarán a fijar nuestra posición el la convención climática de
Lima a finales del 2014, la que dará pie a un nuevo tratado climático post
Kyoto. Un impuesto clave para el aire limpio, y un clima sano para nuestra
economía, pero más importantemente para el futuro de nuestros hijos. TOMADO DE
ENVIO DE BOLETIN GAL
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