La puerta entre el
Pacífico y el Atlántico cumple un siglo Panamá celebró este viernes por todo lo
alto el centenario de su canal interoceánico, una hazaña humana que transformó el comercio marítimo mundial y hoy
encara el reto de modernizarse para competir ante las nuevas exigencias de la
economía globalizada Vista actual del Canal de Panamá. Foto: Reuters
Panamá celebró este viernes por todo lo alto el centenario
de su canal interoceánico, una hazaña humana que transformó el comercio marítimo mundial y hoy
encara el reto de modernizarse para competir ante las nuevas exigencias de la
economía globalizada. Sin embargo, la
historia de esa obra emblemática del siglo XX, considerada una de las
maravillas de la modernidad, también recoge muchos de los males que han
lastrado el desarrollo de América Latina durante los últimos siglos.
Los franceses dirigidos por Ferdinand de Lesseps
—constructor del Canal de Suez—
comenzaron a construir la obra en 1881, pero desistieron una década después por
problemas técnicos, financieros y por las enfermedades tropicales que mataron a
unos 22 mil obreros. Los estadounidenses,
para entonces decididos a completar su ascenso como primera potencia mundial,
compraron los derechos y las maquinarias francesas para continuar un proyecto
que tenía implicaciones económicas y militares. En su camino no solo estaban
las dificultades técnicas y las enfermedades, sino todo un país y un gobierno,
el de Colombia, que ejercía la soberanía sobre la provincia de Panamá. Los norteamericanos promovieron la
secesión del istmo, pues los colombianos se negaban a firmar las condiciones
que imponía el presidente Theodore Roosevelt. Pero el éxito de los
estadounidenses donde habían fracasado los franceses tuvo muchos protagonistas
ocultos. Son incontables los avances científicos que se dieron en esas dos
décadas, pero uno en específico hizo la diferencia en el Canal de Panamá. Las
investigaciones del científico cubano Carlos J. Finlay sobre la fiebre
amarilla, que había causado la muerte de miles de obreros en el Canal, dio un
impulso trascendental a la conclusión de la obra en 1914 y permitió que trabajaran
durante 11 años más de 50 mil personas
de Asia, Europa y del Caribe. UN ENCLAVE MILITAR Y NEOCOLONIAL Primer viaje por
el paso interoceánico en agosto de 1914. Foto: AP
Las condiciones que obtuvo Estados Unidos del nuevo y débil
gobierno panameño eran ofensivas. Logró el control a perpetuidad del futuro
canal y de una zona donde instaló un enclave con gobierno propio, en el que
formó dictadores y expandió su influencia en América Latina. El historiador y
docente universitario panameño Luis Navas comentó a DPA que la historia de la
vía interoceánica está repleta de sacrificios y grandes gestas, que deben dar
contenido a la fiesta del centenario. Navas señaló que Estados Unidos creó en
la Zona del Canal una colonia sobre un área de mil 432 kilómetros cuadrados que
se extendía 8,1 kilómetros a cada lado del Canal y colindaba con las ciudades
de Panamá y Colón. En esa Zona vivía un “gobernador” y regían leyes copiadas
del estado de Louisiana. Al respecto, Navas recordó que la Zona del Canal fue habitada
por privilegiados civiles estadounidenses llamados zonians, quienes eran protegidos por fuerzas
militares. Del otro lado estaban los negros excluidos y llamados
eufemísticamente “gente de color”. Aunque las muestras de descontento popular
de los panameños se sucedieron desde el comienzo de siglo, entre el 9 y el 10
de enero de 1964 estallaron protestas masivas luego que norteamericanos de la Zona del
Canal destrozaran la bandera
panameña que pretendía izar un grupo de
estudiantes. El saldo fue de 23 muertos y 600 heridos. Ambos países rompieron relaciones. NO HAY
IMPERIALISMO QUE DURE 100 AÑOS La acumulación de deudas sociales y explotación
en Panamá creó las condiciones para el ascenso al poder a finales de la década
del 60 del movimiento cívico-militar encabezado por el General Omar Torrijos . Entre
los principales objetivos de Torrijos para recobrar los derechos de los
panameños estaba la soberanía del canal.
El general panameño estaba seguro de que esa conquista tecnológica de la
humanidad se había convertido en la conquista colonial de su país. Con ese
objetivo llevó adelante un fuerte movimiento de protesta interno que fue
acompañado por varios gobiernos de América Latina como una causa regional. “No
hay colonialismo que dure 100 años ni latinoamericano que lo resista”,
aseguraba Torrijos. Y la historia le dio la razón. Después de una larga lucha
internacional, en 1977 Torrijos firmó
los acuerdos canaleros con el presidente de Estados Unidos, James Carter, que
permitieron su entrega total a Panamá en 1999. Han pasado desde entonces 15
años y los resultados hablan por sí mismos. Sin embargo, el General panameño no
pudo ser testigo de su éxito pues murió a los
52 años de edad cuando misteriosamente su aeronave, una DeHavilland Twin
Otter (DHC-6) de la Fuerza Aérea Panameña, explotó en pleno vuelo, el 31 de
julio de 1981. En los 85 años bajo su administración, Estados Unidos entregó al
Tesoro Nacional istmeño solamente mil 833 millones de dólares a razón de unos
22 millones por año, pero en estos casi 15 años de control panameño ha recibido
nueve mil 728 millones 200 mil dólares, recuerda Prensa Latina. De haber
seguido en manos de Estados Unidos, el Canal de Panamá en su centenario hubiera
entregado a su pueblo, legítimo dueño, apenas 290 millones de dólares en los 15
años de reversión y no los casi 10 mil millones logrados, y eso gracias a los
tratados Torrijos-Carter. UNA NUEVA OBRA PARA EL SIGLO XXI Los panameños
decidieron en el 2006, tras más de una década de ser los administradores de su
Canal, que era tiempo de darle un nuevo aire a la obra. Tan importante era la
decisión para el país que debió ser llevada a referendo donde obtuvo una
amplia aprobación popular. El Grupo Unidos por el Canal (GUPC), encabezado por
la empresa española Sacyr, ganó la licitación del proyecto. La ampliación, que
cuesta 5 250 millones de dólares y empezó en el
2007, comprende un tercer carril
de esclusas para que transiten buques post-Panamax, con capacidad de entre 12 mil y 15 mil contenedores, triple carga de los
que pasan actualmente. COMPETENCIA POR
PRIMERA VEZ Tras un siglo sin ningún tipo de competencia, el Canal de Panamá y
su modernización tendrán el reto de trabajar en un nuevo escenario, pues
Nicaragua está a punto de materializar un sueño no menos joven de contar con su
propia zanja interoceánica. La obra nicaragüense es igual de titánica. Está
planificado un canal de 278 kilómetros de longitud, 105 de los cuales pasarán
por el lago Cocibolca. El ambicioso
proyecto cuenta con un presupuesto previo de construcción de más de 50 mil
millones de dólares, que ya ha sido asignado a la empresa china HKND. La buena
noticia para toda la región es que la convivencia de ambas rutas debe dinamizar
aún más el comercio en toda la cuenca del Caribe, donde también está en
funcionamiento el puerto cubano de Mariel y su Zona Especial de Desarrollo.
TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
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